No está de moda decirlo, y ya lo dije cuando pasó, pero continúo creyendo que la posición británica es la buena: decir no a los condicionamientos de la UE(M).
¿Por qué?. 1) tiene moneda propia, 2) que es valorada financieramente, 3) en una de las tres principales plazas del planeta, 4) y por un pueblo que tiene un gen especial que rechaza las imposiciones, y 5) que es visceralmente práctico. Recordémoslo otra vez: cuando ahora se critica a The UK, se olvida que fue la única potencia que participó en las siete Guerras de Coalición; cuando el peligro que para él representaba Napoleón acabó desapareció de las cancillerías europeas durante casi un siglo: ‘Inglaterra es una potencia asiática’.
¿Qué Scotland puede irse?, ‘¡Que se vaya!’: 10 mM de pounds le cuenta anualmente a England, y el petróleo del Mar del Norte se está acabando. Y Welsh no cuenta: ‘¡Que se vaya también!. El único problema que tendría England es de población: habría un excedente significativo.
Pienso que la UE no debería olvidar la Historia: desde el siglo XII, el momento en que se inicia el camino hacia lo que hoy es como es, Inglaterra siempre ha ido por delante: en la separación de Iglesia y Estado; en la limitación del poder real; en la aglutinación de intereses para llegar más allá, en el diseño de tendencias y escuelas filosóficas, gusten o no, pero que luego son copiadas y adaptadas; en la unificación, si conviene, en todo lo que convenga: fue el primer Estado en cortarle el cuello a un rey en la época moderna, en implantar una república, y en reinstaurar la monarquía porque le iba mejor; en desarrollar elementos que modifican comportamientos, como el vapor y la tele. (Y todo eso sin olvidar que, tras Roma, fue el primer ‘Estado’ que llevó a término la catalogación de tierras y establecimientos: The Domesday Book, en 1086.
England se ha apartado, pero no se ha ido, y volverá, pero no ahora. El UKIP es una anécdota que no tiene peso alguno: nadie quiere romper la baraja, pero England todavía necesita mucho más la EFTA que la UE, aunque aquella ya no exista, si. Su problema son los recursos, pero tiene ideas, muchas, sobre todo de cara a lo que viene.
Pienso que la UEM / UE debería dejarle en paz. Ha vuelto sobre sí misma, OK, ya volverá; pienso que el Continente debería sacar provecho de que no esté del todo dentro. Pero por la fuerza y con la crítica nada se conseguirá de esa población: ni Roma pudo decir nunca que Britania formaba totalmente parte del Imperio, ni Bonaparte logró bloquearla, ni el III Reich consiguió meter a ese territorio en él. Es una sugerencia, claro.
Sin embargo lo que tiene delante The UK es complicado, mucho. Observen el gráfico siguiente.
Muestra, para una serie de períodos críticos, el número de meses transcurridos desde que la variación del PIB británico fue nula hasta que se produjo el retorno a una situación en la que dejó de serlo. La fuente, fuera de toda duda: el National Institute for Economic and Social Research.
Es interesante la definición que se da a ‘depresión’: el período de tiempo en el que la producción se sitúa por debajo de su pico anterior, interesante por lo que supone compararla con la anterior crisis sistémica: la de los años 30, teniendo en cuenta que en The UK la Depresión fue más suave que en USA. Observen la línea roja y la de triangulitos.
En ambas, durante los primeros quince meses las sendas de caídas son paralelas: hasta Marzo de 1931 y hasta Diciembre del 2009. Pero ahí finalizan las semejanzas.
Entonces, y partir de ahí, la economía británica estuvo oscilando hasta Abril de 1932 y desde ese momento va recuperándose alcanzando en el segundo semestre de 1933 una variación positiva en relación a 1930. Pero la situación iniciada en el 2008, y desde Diciembre del 2009, se produce una recuperación suave hasta mediados del 2011 causada por el Plan E británico y sus ecos, como en todas partes, sí, y luego, el estancamiento.
Lo más peor de la actual crisis sistémica -y recuerden que estamos hablando de The UK- es que no se ven visos de repunte, y eso que sus datos económicos son mucho mejores que, por ejemplo, los españoles; no hay visos de repunte, ni de recuperación, más aún, a día de la fecha la tendencia es hacia abajo.
Lo que está intuyendo la línea de triangulitos es una ‘L’, sin remisión, y ojo, en una de las cinco economías más internacionales e internacionalizadas del planeta, imaginen el papel que estarán jugando otras economías en el escenario de esta crisis y el que van a jugar en el próximo futuro; la española por ejemplo.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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