¿Realmente cree que cuatro millones de españoles viven exclusivamente de las prestaciones por desempleo, que un 20% de la población está fuera del mercado laboral? Entonces, ¿cómo se entiende que el gasto de los hogares 'sólo' haya caído un 5% y la morosidad 'apenas' alcance el 5%? Los número no cuadran, porque una cuarta parte de los presuntos parados en realidad tiene trabajo, pero dentro de la creciente economía sumergida.
Los números no mienten, y cuando éstos no cuadran, significa que alguien está dando mal los datos...o engañando. Y eso está ocurriendo con las cifras de paro. Basta con cruzar dos datos oficiales para darse cuenta de que algo no cuadra. El primero, las confesiones que realizan los españoles al Gobierno cuando se elabora al Encuesta de Población Activa (EPA). El segundo, el número de afiliados a la Seguridad Social.
El último informe de la EPA alcanza hasta septiembre de 2009. Entonces, 18,87 millones de personas admitieron estar ocupadas. Sin embargo, en esa misma fecha, el número de afiliados a la Seguridad Social era de 17,9 millones de personas. ¿Dónde está el casi un millón de trabajadores que falta? En la economía sumergida.
Según diversos estudios del Banco Mundial, la OCDE y la Comisión Europea, la morosidad en España alcanza el 23%-25% de la riqueza nacional (PIB), frente al 10%-12% que se registra entre los 15 primeros países de la UE.
De hecho, hace dos años, al cierre de 2007, cuando todavía no había comenzado la crisis, también había una diferencia de un millón de trabajadores entre los ocupados de la EPA y los afiliados a la Seguridad Social.
Donde sí se registra una clara destrucción de empleo, sin trampa ni cartón, es al comparar los 19,17 millones de personas que estaban afiliadas a la Seguridad Social en diciembre de 2007, y los 17,8 millones con que se concluyó 2009, lo que arroja una diferencia de 1,37 millones puestos de trabajo.
En esa misma fecha, la EPA reconocía 1,92 millones de parados. Si se suma a esta cifra los 1,37 millones de bajas a la seguridad social, resulta una cifra de paro de 3,3 millones, en número redondos. Otra vez, un millón menos de los aproximadamente 4,3 millones de parados que publicará la EPA el próximo viernes, está vez sí, con datos de cierre de 2009.
Por si todos estos cálculos no son suficientes, basta con mirar alrededor (seamos sinceros, ¿quién no tiene un familiar, amigo, conocido o compañero de trabajo que está cobrando la prestación mientras hace trabajos en negro?) o con hacer un mero ejercicio reflexivo: si el 20% de la población activa está en paro, si el número de desempleados se ha disparado un 124% (más del doble) en dos años, ¿cómo es posible que el gasto de los hogares apenas haya descendido un 5%?
José María Mollinedo, secretario general de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), añade más datos: "En España, uno de cada cinco trabajadores está en situación irregular y uno de cada cuatro euros es en negro". Una lacra que en el caso de las empresas se manifiesta por partida doble, porque "las compañías no sólo pagan en negro, sino que dejan una parte de su beneficio en negro, que no tributan, y todo esto son ingresos que deja de percibir el Estado", señala Mollinedo.
De hecho, en Gestha estiman que la economía sumergida roba al Estado unos 90.000 millones de euros de recaudación. Si se consiguiera reducir en 10 puntos su peso sobre el PIB, para equipararla a Europa, las arcas públicas ingresarían 38.000 millones, 25.0000 millones de los cuáles serían por vía impuestos. Y quizás no habría hecho falta la subida fiscal que ha aplicado el Gobierno este año.
El último informe de la EPA alcanza hasta septiembre de 2009. Entonces, 18,87 millones de personas admitieron estar ocupadas. Sin embargo, en esa misma fecha, el número de afiliados a la Seguridad Social era de 17,9 millones de personas. ¿Dónde está el casi un millón de trabajadores que falta? En la economía sumergida.
Según diversos estudios del Banco Mundial, la OCDE y la Comisión Europea, la morosidad en España alcanza el 23%-25% de la riqueza nacional (PIB), frente al 10%-12% que se registra entre los 15 primeros países de la UE.
De hecho, hace dos años, al cierre de 2007, cuando todavía no había comenzado la crisis, también había una diferencia de un millón de trabajadores entre los ocupados de la EPA y los afiliados a la Seguridad Social.
Donde sí se registra una clara destrucción de empleo, sin trampa ni cartón, es al comparar los 19,17 millones de personas que estaban afiliadas a la Seguridad Social en diciembre de 2007, y los 17,8 millones con que se concluyó 2009, lo que arroja una diferencia de 1,37 millones puestos de trabajo.
En esa misma fecha, la EPA reconocía 1,92 millones de parados. Si se suma a esta cifra los 1,37 millones de bajas a la seguridad social, resulta una cifra de paro de 3,3 millones, en número redondos. Otra vez, un millón menos de los aproximadamente 4,3 millones de parados que publicará la EPA el próximo viernes, está vez sí, con datos de cierre de 2009.
Por si todos estos cálculos no son suficientes, basta con mirar alrededor (seamos sinceros, ¿quién no tiene un familiar, amigo, conocido o compañero de trabajo que está cobrando la prestación mientras hace trabajos en negro?) o con hacer un mero ejercicio reflexivo: si el 20% de la población activa está en paro, si el número de desempleados se ha disparado un 124% (más del doble) en dos años, ¿cómo es posible que el gasto de los hogares apenas haya descendido un 5%?
José María Mollinedo, secretario general de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), añade más datos: "En España, uno de cada cinco trabajadores está en situación irregular y uno de cada cuatro euros es en negro". Una lacra que en el caso de las empresas se manifiesta por partida doble, porque "las compañías no sólo pagan en negro, sino que dejan una parte de su beneficio en negro, que no tributan, y todo esto son ingresos que deja de percibir el Estado", señala Mollinedo.
De hecho, en Gestha estiman que la economía sumergida roba al Estado unos 90.000 millones de euros de recaudación. Si se consiguiera reducir en 10 puntos su peso sobre el PIB, para equipararla a Europa, las arcas públicas ingresarían 38.000 millones, 25.0000 millones de los cuáles serían por vía impuestos. Y quizás no habría hecho falta la subida fiscal que ha aplicado el Gobierno este año.
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