Hace algunos días recibí un mail.
“He leído su artículo en "La Carta de la Bolsa" “Reflexiones de un millenial – 1” sobre cómo mi generación se pregunta amargamente qué va a ser de su futuro.
Le resumiré brevemente mi experiencia durante la crisis, por si vale de respuesta a ¨La porquería de mundo nos espera a los "no necesarios"¨
Terminé mi carrera de informática justo en 2008, y sin poder ejercer mi profesión me tuve que volver a "echar una mano en la empresa familiar", de construcción.
Para 2012 ya estaba más claro que no había posibilidad de hacer remontar esa empresa, asi que vendí mi coche y, con pocos ahorros y ninguna experiencia laboral me fui a buscarme la vida a Irlanda.
Tras aguantar como pude 6 meses trabajando a jornada completa de becario en una empresa (y tirando de ahorros), conseguí pasar los exámenes para entrar en la sede europea de una multinacional americana. Tras dos años trabajando duro, esta empresa abrió una sede en España y conseguí volver.
Ahora mismo me encuentro viviendo en España, viajando a mi cliente en (nombre de un país europeo) de lunes a jueves, y cobrando por encima de los 6 dígitos.
Tampoco considero que haya hecho nada especial, ni que sea más inteligente que nadie; Realmente creo que hay MUCHAS oportunidades para mi generación, más allá de ya no se pueda criar una familia de siete hijos siendo conductor de autobus.
Tampoco pretendo negar que la situación económica ha empeorado mucho desde 2008, pero muchas veces me da la sensación de que mi generación está un poco malcriada, como perdiendo la juventud llorando por los tiempos que ya no volverán en lugar de aprovechar las oportunidades que están viniendo”.
Mi respuesta:
“Ud. hace referencia a la primera parte del artículo. Si leyó la segunda (http://lacartadelabolsa.com/leer/articulo/reflexiones_de_un_millenial_y_2) vería que, hacia el final digo: “Uds. los millenials tienen un horizonte muy complejo (los miembros de la Generación Z ni le cuento), pero tienen una cosa buena para este mundo que les ha tocado vivir: son unos supervivientes natos”.
Por lo que Ud. mismo cuenta me está dando la razón: es un superviviente y ha podido llegar a un punto que, como no estamos en 1965, no puede ser un final; pero convendrá conmigo en que Ud. se sale de la norma. Por un lado tiene una licenciatura que no es de las fáciles, por otro tenía un nivel de inglés que le permitió tomar unas decisiones que no hubiese podido tomar si no lo hubiese tenido, por otro más tuvo la suficiente voluntad para aguantar. Pero con todo y que los miembros de su generación sean unos supervivientes, Ud. se sale de a media por arriba. Tiene Ud. unas capacidades y unas disposiciones que no todos los miembros de su generación tiene, lo que es genial.
Con respecto a lo que dice en relación a que “me da la sensación de que mi generación está un poco malcriada”, comparto en que, en general, muchas familias y muchos centros educativos no han formado a las chicas y chicos de su generación en la cultura del esfuerzo, y eso acaba o acabará pasando factura, seguro. Respecto a que “hay MUCHAS oportunidades para mi generación”, de forma generalizada pienso que no, y en cualquier caso no en la medida que sí las había en los 60. En cualquier caso, hay lo que hay”.
También para meditar.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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