Me dice Maribel Nuñez, seguidora e Bolsa, que "Hay mucho revuelo en el patio de las Bolsas globales a propósito de los movimientos a la baja desarrollados por los bonos (rentabilidades al alza) y por las sucesivas alarmas que se vienen disparando desde hace tiempo sobre la valoración que han alcanzado los mercados, unos más que otros. Miedo, también, a un desplome súbito de los precios de las acciones, que se lleve por delante la incipiente recuperación económica, aunque las Autoridades están muy pendientes de estos fenómenos desde hace años. Es el momento adecuado para mirar las cosas con perspectiva y actuar en consecuencia. El momentum domina a los inversores, con las autoridades limitadas para actuar ante el riesgo de que se lleven por delante la propia recuperación económica. "Si todo va bien, ¿por qué actuar?"; el caso más llamativo fue el de Greenspan: "las burbujas sólo se conocen cuando estallan". En cualquier caso, necesitamos resultados empresariales que nos retornen los precios relativos de los niveles históricos promedio. Esto es lo que muchos esperábamos para el año. Una subida de las bolsas de la mano de la propia recuperación macro. Pero, como suele ocurrir, el mercado ya adelanta lo que va a ocurrir en los próximos meses y niega la mayor. Un mercado pendiente del mercado de bonos y de las altas valoraciones de Wall Street, que han seguido a la vicotia de Donald Trump. Y claro, si todo va bien, repite ¿por qué actuar?..."
Los bancos centrales han provocado la mayor burbuja del bono soberano de la historia
Las políticas monetarias heterodoxas aplicadas por los bancos centrales "están alcanzando su limite" después de haber contribuido a la creación de "la mayor burbuja del bono soberano", según señala un informe elaborado por Ignacio de la Torre, socio de Arcano y profesor de Economía y finanzas IE Business School. El informe, presentado por De la Torre durante la XIII Jornada Financiera de la Mutualidad de la Abogacía, concluye que pueden identificarse crecientes riesgos de una crisis financiera, aunque su autor indicó que "una crisis financiera no tiene por qué generar un crisis económica, tal como ya se observó en 1994".
No obstante, el economista afirmó que "los bancos centrales han provocado la mayor burbuja del bono soberano de la historia, contagiando a muchos otros activos" y advirtió de que las políticas heterodoxas de los bancos centrales "están alcanzando sus límites" y serán reemplazadas por políticas fiscales, un cambio que puede contribuir a hacer caer el precio de los bonos y "pinchar las burbujas una tras otra".
Me preguntaba ayer una periodista amiga si temía el estallido de la burbuja de crédito (corporativo, me decía) en China. ¿Burbuja? ¿y cómo sabe que lo es?. De hecho, la cuestión me recuerda el mismo debate que hubo hace dos meses sobre la burbuja de bolsa china. ¿Lo fue? ¿lo es? Al final, una corrección del 40 % es algo serio; si consideramos que ha subido antes un 80 %, quizás la respuesta anterior se debe matizar.
Pero, al final, es el crecimiento económico. O debería serlo. Las valoraciones de los activos dependen del crecimiento económico. Y de la inflación.
¿Qué me olvido de los bancos centrales? También, aunque quiero pensar que su papel a través de los QE no ha sido determinante para situar de forma estable los tipos de interés reales a medio y largo plazo en niveles nulos. Recuerden: los tipos de interés a medio y largo plazo dependen de los tipos oficiales, de la oferta/demanda de papel, de las expectativas de inflación y de otros factores (tipo de cambio y políticos). Los bancos centrales influyen en una mayor demanda de papel, pero ya era elevada antes de comenzar con los QE. De hecho, el elevado ahorro mundial ya era obvio cinco años antes de comenzar la Gran Recesión (Conundrum). Después, simplemente se ha hecho más evidente ante el exceso de capacidad existente a nivel mundial. Y ahora existe el riesgo de que lo sea mucho más. Al menos esto es lo que debemos valorar si finalmente se profundiza el enfriamiento de la economía china. Aunque el desapalancamiento ante un nivel de inversión que supone el 54 % del PIB y un nivel de deuda privada de dos veces el producto es obligado.
Al final, es la economía. Y es la economía mundial. Ya saben mi opinión: le futuro económico dependerá de la evolución de las economías china y norteamericana; de las economías norteamericana y de la china. Como decía Martin Wolf en su artículo en el FT, ambas economías son determinantes para el crecimiento mundial.
La otra clave para determinar el riesgo de excesos (y potenciales burbujas) es la inflación. Pero, en un mundo dominado por exceso de capacidad y elevado ahorro, con la presión bajista que supone la caída de los precios de las materias primas, pensar en la inflación puede parecer un tanto atrevido. De hecho, no es extraño que algunos consejeros del ECB adviertan sobre el impacto indirecto de la caída de los precios de las materias primas en un contexto de crecimiento débil como el actual. Tampoco parece muy descabellado que los bancos centrales sigan apuntalando los precios de los activos financieros como potencial fuente de subida de los precios (riqueza financiera).
Más allá de la teoría del Estancamiento secular que obligaría a las autoridades monetarias a forzar una mayor demanda a través de la apreciación de los activos financieros, está la obligación de mantener unas condiciones financieras favorables dando tiempo a que los ajustes pendientes se materialicen. Y aquí son las autoridades fiscales las que tienen el mayor protagonismo....
twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero
Moisés Romero
Pero, al final, es el crecimiento económico. O debería serlo. Las valoraciones de los activos dependen del crecimiento económico. Y de la inflación.
¿Qué me olvido de los bancos centrales? También, aunque quiero pensar que su papel a través de los QE no ha sido determinante para situar de forma estable los tipos de interés reales a medio y largo plazo en niveles nulos. Recuerden: los tipos de interés a medio y largo plazo dependen de los tipos oficiales, de la oferta/demanda de papel, de las expectativas de inflación y de otros factores (tipo de cambio y políticos). Los bancos centrales influyen en una mayor demanda de papel, pero ya era elevada antes de comenzar con los QE. De hecho, el elevado ahorro mundial ya era obvio cinco años antes de comenzar la Gran Recesión (Conundrum). Después, simplemente se ha hecho más evidente ante el exceso de capacidad existente a nivel mundial. Y ahora existe el riesgo de que lo sea mucho más. Al menos esto es lo que debemos valorar si finalmente se profundiza el enfriamiento de la economía china. Aunque el desapalancamiento ante un nivel de inversión que supone el 54 % del PIB y un nivel de deuda privada de dos veces el producto es obligado.
La otra clave para determinar el riesgo de excesos (y potenciales burbujas) es la inflación. Pero, en un mundo dominado por exceso de capacidad y elevado ahorro, con la presión bajista que supone la caída de los precios de las materias primas, pensar en la inflación puede parecer un tanto atrevido. De hecho, no es extraño que algunos consejeros del ECB adviertan sobre el impacto indirecto de la caída de los precios de las materias primas en un contexto de crecimiento débil como el actual. Tampoco parece muy descabellado que los bancos centrales sigan apuntalando los precios de los activos financieros como potencial fuente de subida de los precios (riqueza financiera).
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