viernes, 14 de octubre de 2016

Las pensiones que vienen

Hace unos días recibí un mail.
“Una compañera y yo, treintañeras, comentábamos el otro día que quizás no tiene sentido preocuparse por cotizar, ya que de todas formas no cobraremos pensión. Es sabido que cuando nosotras seamos pensionistas habrá pocos medios para destinarse al pago de las pensiones, debido a la insostenibilidad del sistema a la que Usted frecuentemente hace alusión. No obstante, también habrá pocas personas en edad de jubilarse (70 años o quién sabe cuántos) que reúnan los requisitos de cotización necesarios ya que muchos de los que tenemos ahora 30 y pico trabajamos parcialmente y/o temporalmente. Nuestra duda es si por el hecho de que ahora coticemos menos, el mismo sistema se compensará y se volverá paulatinamente "más sostenible". Es decir, que al final los pocos que sí coticen, sí tendrán pensión (aún siendo más baja que su sueldo)”.
Mi respuesta fue:


“Su mail es de una objetividad y de una frialdad tremendas, lo que lo hace aún más real. A la vez asumen, Ud. y su compañera, un hecho –el que no percibirán pensión– como inevitable, pero lo desviste de fatalismo: es una realidad, por lo que no plantea una revolución ni nada parecido para revertir esa situación: es así y la posibilidad es lo que apunta al final de su mail.
Lo que comenta sobre “no tiene sentido preocuparse por cotizar” si que lo tiene porque, a no ser que realice sus actividades en negro, es obligatorio cotizar. Si es asalariada en una empresa, se halla dada de alta en la Seguridad Social, por lo que la cotización es automática, y para ser autónomo, si no se desarrolla la actividad de forma sumergida, debe contarse con registro de actividad para lo que se exige estar dado de alta en la Seguridad Social. En cualquier caso lo que Ud. comenta tiene mucha lógica y es algo que varios de mis alumnos ya me han dicho: si no vamos a percibir pensión, ¿por qué tenemos que cotizar?.
En realidad el planteamiento es incorrecto. Lo que cotiza una persona a la Seguridad Social durante su vida laboral no es para financiar su pensión sino para contribuir al pago de las pensiones de quienes durante ese período las están percibiendo; las generaciones posteriores, al cotizar, pagarán las pensiones de quienes ahora cotizan. Es lo que se denomina el principio de solidaridad intergeneracional y es la base del sistema de pensiones de reparto vigente en casi todos los países.
Claro: para que ese sistema se mantenga es preciso que la tasa de ocupación (como asalariado o como autónomo) sea muy elevada y las bases de cotización determinadas por los salarios o las ganancias sean altas, y ambas cosas no se están dando ahora, por ello se está utilizando cada vez más intensamente la caja de reserva de la Seguridad Social lo que mengua el fondo. De hecho numerosas estimaciones apuntan que al actual ritmo, el sistema de pensiones que conocemos será inviable a partir de algún momento entre el 31 de Diciembre del 2017 y el 30 de Junio del 2019, lo que obligará a recortar la cuantía de las pensiones con efector retroactivos. La reacción lógica a esa situación será la de no jubilarse a fin de no perder poder adquisitivo, lo que será conveniente para la Seguridad Social  porque continuarán los ingresos, pero malo para el empleo porque se frenará el acceso de los jóvenes a puestos de trabajo y malo para las empresas porque, por regla general, la remuneración de los mayores es superior a la de los jóvenes.
Lo que Ud. apunta es verdad: escasas personas cumplirán con los requisitos para obtener una pensión, lo que plantea una situación insostenible desde una perspectiva social: una parte de la población con acceso a una pensión pública y otra sin acceso, a lo que hay que añadir un desempleo estructural que todo apunta será enorme. Por ello pienso que lo más lógico es que se implemente una renta básica que absorba a todos los subsidios y pensiones existentes y, a partir de ahí, que cada persona se planifiquen su vida laboral.
Si está pensando en que con una situación como esa aumentará la marginación y la desigualdad, estaré de acuerdo”.
No puedo estar más de acuerdo.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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