A lo largo de estos días pasados un lector me envió un par de mails. Uno era este:
Cada vez que voy a una sucursal bancaria, que cojo gasolina o que paso por la cajera de un supermercado pienso cuanto tiempo les quedan a los trabajadores humanos presenciales.
Según el artículo que su amiga brasileña le remitió, a los bancarios unos diez años. Mi pregunta: ¿puede ser que, por así decirlo, se esté ralentizando la robotización e informatización de muchos puestos de trabajo `por motivos más humanitarios que económicos? .
Vienen a haber , que yo sepa , dos antecedentes de eso. China, con Mao , frenó la mecanización del campo para no "liberar" una gran masa laboral que no iba a tener alternativa fácil. Rusia , con Yeltsin (lo dice Robert Service) en los noventa subvencionó a las empresas que mantuvieran plantilla pese a la caída de pedidos”.
Mi respuesta:
“Pienso que hay tecnología que no se está utilizando: es mantenida en la nevera esperando el momento, pero no creo que haya tecnología ya operativa y ahorradora de costes que esté siendo mantenida en un cajón para salvar factor trabajo ocupado. Los ejemplos que Ud. cita sucedieron ambos en países de economía planificada en los que el subempleo era asumido a cambio de un desempleo cero, y en unos momentos en los que la tecnología alcanzaba hasta donde alcanzaba. Hoy cada vez prima más la eficiencia y la productividad, y así, pienso, van a continuar las cosas”.
Otro, este:
“Hace 20 años hice un cursillo (una mísera semana) con (nombre de una compañía de seguros) para vender Planes de Pensiones. Los candidatos éramos de lo más variado: un mecánico , recién licenciados universitarios, dos médicos, un barman arruinado, un profesor y el resto otros trabajadores con problemas. Pero lo más interesante era lo que nos decían:
1 - Nunca des cifras concretas (sobre todo si preguntan por rentabilidades). Divaga .
2 - La gente compra Planes de Pensiones como quien compra pantalones: más por impulso emocional que racional .
3 - Querer es poder, si no vendes es porque no lo intentas con toda la fuerza debida (como colofón del cursillo nos ponían un vídeo de un pastor evangélico de los USA) .
Más de la mitad nos fuimos. A los pocos meses un amigo, licenciado en Derecho, intentó venderme un Plan de Pensiones.
Mi respuesta:
“No les dijeron lo principal: un buen vendedor no se hace: nace.
Fíjese en que lo que me dice hubiese sido perfectamente aplicable a las preferentes”.
Supongo que aquellos vendedores ocasionales de enciclopedias –¿se acuerdan de aquellos libros (no menos de diez) con tomos iguales que había en un estante del salón de bastantes casas?– les dirían en los cursillos de formación cosas parecidas.
También para meditar.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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