miércoles, 11 de marzo de 2015

Grecia, de nuevo otra vez

De entrada, y afortunadamente, la situación económica española se halla a años luz de la griega. En cinco años el PIB de España ha caído el 6,7%, la caída del de Grecia ha sido del 25%: más o menos lo que cayó el de USA durante la Depresión. España arrastra un déficit público del 5,5%, mientras que el de Grecia supera el 11%. En lo único que coinciden ambas economías es en el desempleo del factor trabajo: 23,7% España y 26% Grecia (lo que desgraciadamente indica similitudes estructurales entre ambas). Pero la principal diferencia radica en la deuda pública: 96% España, 177% Grecia.
España, a costa de recortes, de sacrificios, de carencias, de dejación de coberturas sociales, está pagando los intereses de la deuda: 36.000 M este año, más de lo que España va a crecer (dando como buenas las cifras del Gobierno), pero es que Grecia ni siquiera puede pagar los intereses de lo que debe. La situación social en Grecia ha alcanzado tal calibre que el 60% de las familias griegas precisan de la pensión de al menos un abuelo para sobrevivir, una pensión que en los últimos cuatro años ha caído a la mitad. España  aún no ha llegado ahí.
Pienso que los la oposición de los PIIGS (ojo con Italia) está movida desde el Norte: a los PIIGS les ha tocado hacer de polis malos (aunque en esta historia no hay polis buenos, sólo polis que se callan) porque quedaría mal que la antigua Área del Marco gritase más de lo que ya lo ha hecho. Pero también pienso que expertos en los PIIGS están rezando para que ‘lo de Grecia’ salga bien y abra una puerta a la negociación de algo que no es sostenible. Por ejemplo España: 2015 es un año con cinco procesos electorales en el que, como sea se evitarán las tensiones, pero, ¿qué sucederá después?.
Lo más peor de todo es que España, obtenga el partido Podemos los escaños que obtenga en el rosario de elecciones que van a tener lugar, va acabar teniendo problemas para pagar lo que debe porque ni crece lo suficiente, ni puede absorber a su población desempleada, y un 165% de deuda exterior, que es la que España tiene, es una barbaridad: justo detrás del mayor deudor externo: USA, luego, pienso, no tiene demasiado sentido una oposición política a lo que solicita Syriza: España, sino se hace nada al respecto, va a acabar teniendo problemas de pago como los tiene Grecia –gane quien gane las elecciones del 2015–, lo mismo que, pienso les va a pasar al resto de los PIIGS.
Pienso que la situación ha llegado a un punto, con Grecia ahora y mañana con otros, en la que a quienes corresponda deben plantearse una disyuntiva: o se realizan quitas y se ayuda a Grecia de forma coordinada, o se la expulsa de la UEM y de la UE y se le aísla como a un apestado del siglo XIV; claro que eso tiene el problema de que otros ocupen el lugar que Europa deje vacante en Grecia.
(Una matización. Se argumenta que España prestó a Grecia y que España quiere recuperar su dinero, ya, pero España ‘prestó’ a Grecia 26.000 M no por amistad, ni por compañerismo, sino porque es lo que le tocó en el reparto de cargas que se hizo cuando llegaron los rescates y las ayudas a Grecia; es decir, cuando llegó ese momento, a los miembros del euro se les asignó una carga de deuda griega en función de su peso en el euro, y España tuvo que apechugar con 26.000 M).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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