Los costos de la extracción de petróleo en los nuevos yacimientos aumentan de forma exponencial desde hace 14 años
Cuenta la leyenda que en 1453, mientras los turcos, después de un larguísimo asedio, por fin consiguieron tomar la capital del Imperio Bizantino, encontraron al emperador Constantino XI
 discutiendo con sus teólogos sobre la ardua cuestión de cuál era el 
sexo de los ángeles. Observando el gráfico que presentamos esta semana, 
uno tiene la misma escalofriante sensación. Mientras la mayor parte de 
los economistas discuten sobre el exceso de deuda, si hay que regular 
mejor el sector financiero, si hay un problema de reparto, si hay que 
avanzar en los ajustes estructurales, si los bancos centrales están 
actuando equivocadamente o cuestiones similares según sean más de 
derechas o más de izquierdas, sin prisa pero sin pausa los costes de explotación de los nuevos yacimientos de petróleo han subido a un alarmante ritmo del 10,9% anual desde hace 14 años.
Los
 precios de un recurso no renovable aumentan a un ritmo exponencial 
(regla de Hotelling), pero llegado un cierto nivel simplemente se 
empezará a usar otro recurso que lo sustituya, que se denomina 
'backstop'La situación de abundancia energética en la que 
vivimos aún es inimaginable para cualquier habitante del mundo antiguo, y
 sólo estaba al alcance de la clase más alta. Toda la opulencia material
 en la que vivimos es consecuencia de esta disponibilidad de energía barata,
 empezando por la misma alimentación. El hambre era una amenaza 
permanente para cualquier persona normal a lo largo de la Historia, y 
las películas de época rara vez reflejan esta realidad. Estudios 
arqueológicos demuestran que el porcentaje de población subalimentada 
era casi siempre alto, siendo cifras del 25 al 50% perfectamente 
normales.
En economía está bastante bien estudiado que los precios
 de un recurso no renovable aumentan a un ritmo exponencial (regla de 
Hotelling), pero que llegado un cierto nivel simplemente se empezará a 
usar otro recurso que lo sustituya, que se denomina backstop. 
Esto es lo que ocurrió con el aceite de ballena que se usaba en el siglo
 XIX para iluminación, y que cuando alcanzó cierto precio simplemente 
dio paso a aceites minerales derivados del petróleo. Casi ningún 
economista actual pone en duda que ahora ocurrirá lo mismo.
El problema es que pasa el tiempo y este nuevo recurso no surge más que de forma muy parcial y defectuosa. La energía de fisión nuclear, que M. K. Hubbert –el científico que formuló la teoría del peak oil–
 pensaba que sería el sustituto perfecto del petróleo, está demostrando 
gravísimos problemas colaterales (recordemos Chernóbil y Fukushima) y 
además las reservas de combustible de fisión no son ni por asomo tan 
abundantes como se pensaba entonces. Las renovables son
 una buena ayuda, pero su potencial en unos casos es limitado, en otros 
el rendimiento es escaso, y además no resuelven la enorme necesidad de 
combustibles líquidos ni la cuestión de la intermitencia. 
Toda
 la economía desarrollada desde hace 200 años se basa en el hecho de que
 existe un suministro creciente y continuo de materiales y energía, y 
que la misión de la economía es simplemente estudiar cómo se pueden 
organizar de la mejor manera posible los procesos de gestión de la 
producción, reparto y consumoOtros combustibles fósiles están demostrando un potencial limitado, como ocurre con los petróleos no convencionales y el gas de esquisto. Ya se están planteando propuestas de implementar de forma masiva la conversión de carbón a líquidos
 (algo que viene de la primera mitad del siglo XX), pero las reservas de
 carbón no son ni mucho menos infinitas y además el mejor carbón de que 
disponíamos se quemó hace ya tiempo. Posiblemente sea esta explotación 
de carbón la que actúe de backstop durante unos años, pero eso 
no servirá más que para ganar algo de tiempo (no entraremos ahora a 
discutir problemas medioambientales, de los que trataré en una próxima 
columna).
El hecho es que vivimos en un planeta finito,
 y ningún progreso tecnológico puede cambiar ese hecho. Toda la economía
 desarrollada desde hace 200 años se basa en el hecho de que existe un 
suministro creciente y continuo de materiales y energía, y que la misión
 de la economía es simplemente estudiar cómo se pueden organizar de la 
mejor manera posible los procesos de gestión de la producción, reparto y
 consumo. El tiempo se nos echa encima, y es hora de que cambie el 
paradigma y se asuma que la misión de la economía debe pasar a ser 
también la gestión del patrimonio común en la más amplia extensión del 
término, pues estos comunes deben abarcar toda la biosfera y no sólo 
para nosotros, sino para las generaciones venideras. Antes de que sea 
demasiado tarde.
fuente:
http://blogs.elconfidencial.com/economia/grafico-de-la-semana/2014-02-28/el-mayor-problema-que-afronta-actualmente-el-mundo_94906/
http://blogs.elconfidencial.com/economia/grafico-de-la-semana/2014-02-28/el-mayor-problema-que-afronta-actualmente-el-mundo_94906/
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