"En la Bolsa, como en cualquier mercado organizado (también en aquellos que no están organizado) siempre hay que saber con quién se juega uno los cuartos, cuáles son los contrincantes, los métodos, las normas, las reglas de juego, en definitiva. No valen lamentos postreros, cuando el mal ya está hecho. En la Bolsa, como en otros mercados, han cambiado los hábitos, las normas, las costumbres. Todo transcurre a velocidad del rayo en el Mundo Global, todo menos la oxidada maquinaria económica y la desastrosa tela de araña del desempleo. Si los más viejos levantaran la cabeza se volverían a la tumba, en el caso concreto de la Bolsa, al comprobar que lo que está enfrente de tí, como inversor, es una máquina y no otra persona (la que te compra o vende lo que tú quieres vender o comprar, que es la ley secular de la oferta y la demanda). Comprobarían, además, lo que ya estamos comprobando desde hace tiempo, tanto a nivel institucional como particular: que es imposible competir con máquinas de última generación. En esta nueva etapa ¿qué hacemos? Son muchos los clientes los que nos formulan esta pregunta. Nuestra respuesta es sencilla: no sabemos ni podemos, ni nos apetece, competir con las máquinas", me dice el presidente de una importante gestora de fondos, que me envía uno de los artículos relativos a este asunto, recién salido del horno.
MARK HULBERT escribe en The Wall Street Journal que A los inversionistas siempre les ha costado superar el desempeño de los fondos indexados. Últimamente, sin embargo, ha sido casi imposible. No sólo eso. El selecto grupo de gestores que lo ha logrado casi nunca lo ha hecho de una manera consistente.
Los expertos atribuyen gran parte de la culpa al ascenso de sofisticados programas computarizados de compra y venta de valores.
Un dato a tener en cuenta: entre los más de 200 asesores que figuran en la lista de Hulbert Financial Digest, solamente 51 superaron el rendimiento del mercado entre el 30 de abril de 2002 y 2012, tomando en cuenta la evolución del índice Wilshire 5000 Total Market, e incluyendo la reinversión de dividendos. Apenas 11, es decir 22%, han derrotado al mercado desde entonces. En los últimos 12 meses, el índice Wilshire ha superado en 6,2% el rendimiento del grupo.
En otras palabras, no hay ninguna garantía de que un inversionista que se haya desempeñado por encima del mercado en un momento dado repita la gracia en el siguiente.
"Antes de la era en que los programas informáticos dominaban las transacciones, era un poco más fácil identificar con antelación a los mejores asesores, porque era más sencillo entender y evaluar lo que estaban haciendo", explica Lawrence G. Tint, presidente de la junta de la firma de gestión de riesgo para inversionistas institucionales Quantal International.
Una de las principales razones que explica el triunfo de las máquinas es nuestra incapacidad para procesar grandes cantidades de información financiera, que cada año se vuelve más compleja y voluminosa.
Terrance Odean, profesor de Finanzas de la Universidad de California en Berkeley, ha estudiado detenidamente la conducta y el desempeño de los operadores individuales. Señala que antes, cuando alguien compraba o vendía una acción, al otro lado de la transacción había otro ser humano. "Ahora, uno está compitiendo contra una supercomputadora", dice.
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