Recuerdan lo que leyeron estos dos días pasados, ¿verdad?, bien, pues ya tenemos un ejemplo: Italia.
Tal y como lo pintan el euro es un fin, no un instrumento. Una unión de países o de zonas tiene una finalidad, o varias, y esas metas pueden conseguirse a través de diversos caminos siendo uno de ellos el compartir una moneda única. Lo digo porque se está vendiendo la idea de que si el euro se rompe Europa se va al garete, y, bueno, puede que sea así (pienso que no: una Europa de geometría variable y a multivelocidad es perfectamente viable, ya saben), pero si es así es porque se ha querido que así fuese.
Los ajustes de Italia, se dice, son para salvar el euro. “Los sacrificios de hoy buscan construir el crecimiento, el desarrollo y la creación de puestos de trabajo en los próximos años”, anunció el día 4, el del anuncio de las medidas italianas, el Ministro del Desarrollo Económico de la República, el Sr. Corrado Passera. (El País 05.12.2011, Pág. 2). Pienso que el Sr. Ministro se equivoca.
Los sacrificios de hoy, y los de mañana, y los del lustro que viene, buscan la supervivencia: administrar lo escaso; retornar a los momentos anteriores a que el mundo fuese bien, que era la posición habitual en el que el pueblo debe estar. Esos sacrificios buscan que ese pueblo peche con los costes del ajuste porque siempre ha sido así: Mr. George Osborne dixit, ya que no existe, en este sistema, otra manera de hacerlo; buscan que las grandes corporaciones lo tengan más fácil a la hora de sanearse (las grandes corporaciones, no las pymes), que es como tiene que ser.
¿El crecimiento?, ¿qué crecimiento Sr. Passera?. El crecimiento que a partir de ahora va a ser necesario, el conveniente, lo van a hacer unos cuantos: muy pocos. ¿Serán por eso las lágrimas de la Sra. Ministra de Trabajo cuando las medidas fueron anunciadas?.
‘Vivir por encima de las propias posibilidades’, pero, eso, ¿qué quiere decir?. Se justifica el infierno que está llegando por la indigestión que causó el hartazgo de ayer, pero nadie dice que aquello fue ineludible para poder crecer lo que se creció. Se confunde a la ciudadanía. Partiendo de la base de que la gente siempre-quiere-más, el poder económico le concedió graciosamente a esa ciudadanía capacidad para que se endeudara a fin de que consumieran todo lo que se le ocurriese y en las cantidades que se les ocurriese, y a todos: Estados, familias, empresas, ayuntamientos; las entidades financieras fueron las encargadas de la parte física de tal concesión, pero también se contaminaron en el proceso: era inevitable.
Ya, las ciudadanía podían haberse dado cuenta de que en ese crecimiento estaba contenido el horrible ajuste que viene ahora, que nada es gratis, que las cosas son efímeras, que con un salario mileurista, o under, no se puede acceder a lo que se estaba accediendo, pero la ciudadanía es humana y los cantos de sirena eran preciosos. La ciudadanía podía haberse dado cuenta de que no se le estaba garantizando nada, de que tan sólo se le estaba permitiendo el acceso a esas maravillas, pero las cosas son como son y no como parece.
Ahora queda volver a lo de masantes: a lo de antes de antes, pero peor porque se arrastra una deuda monstruosa y todo está ya agotado, por lo que las expectativas no son las de entonces y sobrevivir -muy parcamente- es lo único que queda. “Los sacrificios de hoy buscan construir el crecimiento, el desarrollo y la creación de puestos de trabajo en los próximos años”; ¿qué crecimiento, Sr. Passera?, ¿el escaso que se va a generar?; ¿qué desarrollo?, ¿el que van a tener las grandes corporaciones?; ¿qué puestos de trabajo?, ¿los pocos que van a ser necesarios?.
Como entonces, ahora también se juega con la credulidad del pueblo, con sus esperanzar; en Italia, sí, pero así será en todas partes ya que Italia tan sólo es un ejemplo.
Por cierto, no he leído que entre las medidas del Gobierno (de técnicos) italiano figure la persecución del fraude fiscal a sangre y fuego y la puesta en marcha de una campaña a fin de concienciar a sus socios europeos y mundiales de que hagan lo mismo en sus países y a nivel planetario. Curioso.
…
Se persigue al mensajero, pero no se analiza lo que dice. Standard & Poor’s es anatemizada por decir que la calidad del Fondo Europeo de Rescate es dudosa, pero no se entra a ver si lo es o no. Veamos. Si los países europeos están fatal (unos más fatal que otros) y esos países han configurado y nutrido ese fondo, ¿cuál va ser la calidad del fondo?; mala, ¿no?.
Ya hemos dicho que las agencias están lanzando al aire su último canto del cisne: ya están dejando de ser útiles. Cuando en los 80 y 90 esas agencias machacaron a los países subdesarrollados nadie dijo ni pío, ni nadie se rasgó las vestiduras cuando entre finales de los 90 y mediados de los 2000 calificaban con las aes que hiciesen falta unos productos que en su mayoría eran humo: en ambos casos las calificaciones de las agencias hacían, a los de siempre, ganar mucha pasta. Pero esos de siempre ya han diseñado otra cosa: optimización de lo que se tiene, eficiencia con lo que se cuenta; por lo que las valoraciones ‘convenientes’ ya no son pertinentes. Ahora se pide, se exige, regulación de las agencias de calificación, pero, ¿por qué no se pedía en los 80, o en los 90, o en los 2000?, pues porque era conveniente que no estuviesen reguladas.
Como ya hemos comentado: la última misión de las agencias es aterrorizar a los protagonistas: os califico mal no porque crezcáis poco o porque no hagáis lo necesario para crecer lo máximo posible, sino porque no tenéis el déficit deseable lo que indica que vuestros gastos no son los que deberían ser para que fueseis eficientes, de ahí que os amenace con ‘una lluvia de fuego y azufre’. Y cuando se firme el pacto de acero, perdón, el pacto fiscal, y, para cumplirlo, se recorte lo irrecortable, las agencias harán mutis por el foro y alguien proclamará que, ¡por fin!, se ha vencido a las agencias. Y de ellas jamás volverá a hablarse. Amén.
(El affaire CAM va a suponer que el FGD se va a quedar con 3 mM€ (una vez las entidades financieras hayan apoquinado las cuotas del 2011). Es decir, con esa cantidad tienen que cubrirse las devoluciones, hasta 100.000 euros, de los saldos que no puedan afrontar entidades con problemas a lo largo del 2012. No sé como lo ven pero yo lo veo mal: la cooperativa de crédito de l’Aldea, ¿es y será la excepción de las excepciones excepcionales?).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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