¿Qué necesita un país para tener éxito con el euro? La Comisión Europea y el Banco Central Europeo dirían que la receta es simple: reducir el déficit presupuestario, bajar los salarios, mantener competitivos los impuestos, aumentar las exportaciones y vivir con austeridad.
Pero hay un problema: Irlanda viene aplicando esa receta con precisión y no le ha ido muy bien ya que tiene que enfrentarse al elevado coste de los rescates bancarios.
De este modo, si existe un país que prueba el desastre en que se ha convertido la moneda única, no es Grecia, ni siquiera España o Portugal. Es Irlanda. Cuando los países violan las normas y después se meten en problemas, no es algo tan sorprendente. Pero si ateniéndose a la norma, las complicaciones también aparecen, es porque algo falla en el sistema.
La semana pasada, hubo una fuerte señal de que Irlanda todavía está lejos de la recuperación del mercado después de casi dos años desde que la crisis de crédito hizo estallar la burbuja inmobiliaria y de activos que se había ido formando en el país durante la mayor parte de la década anterior.
Así, la agencia de calificación Standard & Poor's bajó la nota de la deuda irlandesa un nivel, hasta AA-, lo que pone de relieve el alto coste de rescatar un sistema bancario que se esfuerza por hacer frente al colapso del mercado de propiedades. S&P estima que el coste de recapitalizar los bancos será de unos 50.000 millones de euros, lo que representa casi un tercio de la economía.
De este modo, Irlanda posee ahora su nota más baja desde 1995. Los bonos irlandeses se desplomaron con la noticia y el diferencial respecto a los bunds alemanes subió a un nivel récord.
Agujero presupuestario
Con estos datos, no es difícil entender por qué se tomó la decisión. Irlanda tuvo el año pasado un déficit presupuestario del 14,3% del Producto Interior Bruto, el mayor de cualquier país de la Eurozona. Aunque según los pronósticos de la Comisión Europea, esta brecha se reducirá a un 11% este año. Es una leve mejora, pero no basta para tranquilizar al mercado de bonos.
Hay una montaña de deuda acumulándose y la economía se mantiene en un estado terrible. En los últimos dos años, se contrajo alrededor de un 10%, lo que ha dado lugar a una de las peores recesiones en el mundo desarrollado. Y tampoco hay muchos indicios de repunte. El banco central irlandés pronostica que la economía crecerá 0,8% este año, una cantidad revisada al alza con respecto a la contracción de 0,5% que estimó en abril.
Tal vez suceda, y tal vez no. En cualquier caso, es una recuperación débil para el que solía ser uno de los países que más crecía en Europa, y que basaba la mayor parte de ese crecimiento en las exportaciones.
Tiempos difíciles y austeridad
Sin embargo, Irlanda ha sido ejemplar en su iniciativa de austeridad. Los salarios del sector público cayeron un promedio de 13% y se subieron los impuestos donde hacía falta -pero no de una manera que afecte a la actividad comercial-. Los irlandeses se mostraron dispuestos a ajustarse los cinturones y adaptarse a los tiempos difíciles y no hubo ningún indicio de disturbios callejeros, huelgas y protestas que, por contra, sí tuvieron lugar en Grecia.
Irlanda está haciendo exactamente lo que le dijeron que debía hacer. Está siguiendo el camino diagramado para Grecia, Portugal y España, y lo hace con un autodominio y una disciplina admirables. Por ello, debería haber alguna recompensa para todo ese esfuerzo, pero hay muy pocos indicios de tal reconocimiento.
No hay duda de que la moneda única contribuyó a los problemas y el deterioro de Irlanda. Contrariamente a Grecia o Portugal, el país no recurrió al euro para modernizar una economía atrasada antes de su introducción. El 'Tigre Celta', como se lo conocía, se las arreglaba muy bien solo. Y tampoco, como los italianos, intentaba canjear una moneda permanentemente débil por una más fuerte. La libra irlandesa funcionaba bien.
Burbujas enormes tras la unión
Por ello, es necesario destacar que Irlanda tenía una de las economías más exitosas del mundo cuando se incorporó a la Eurozona en 1999. Sin embargo, lo único que obtuvo de la unión monetaria son enormes burbujas financieras e inmobiliarias, cuyo colapso dejará una marca en el país durante una generación.
La Comisión Europea y el BCE deberían estar observando atentamente la experiencia irlandesa. Deberían suspender el límite de los déficits financieros por cinco años hasta que haya algún indicio de crecimiento económico. También tendrían que eximirlo de contribuir al pago del estímulo griego; es una locura que los irlandeses pidan dinero prestado para dar a un país que está en el mismo barco. Y en última instancia debería utilizarse una salida diplomática del euro.
Si la austeridad no funciona para Irlanda, es poco probable que ayude a Grecia, Portugal o España. Todo el experimento con la unión monetaria está condenado al fracaso si los líderes del euro no se deshacen de su receta simple.
http://www.eleconomista.es/economia/noticias/2417589/09/10/Los-fanaticos-de-la-austeridad-pierden-su-modelo-celta.html
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