En el fútbol, y en general en todos los deportes, existen dos filosofías. Una propugna llegar al resultado a través de un juego bonito. A la otra le dan igual los medios; sólo piensa en el fin y que éste se salde con un marcador favorable. Lo demás cuenta poco.
El Tesoro Público se sumó al segundo bando en la emisión de obligaciones a 10 años que afrontó ayer. La sacó adelante con holgura. Triunfó, porque colocó más de lo previsto, la demanda aumentó y el interés no creció demasiado, pero el modo con el que llegó a esas metas resultó más discutible.
Según fuentes del mercado, "la operación fue muy rara". ¿En qué sentido? "No es normal que el martes tuviera tantos problemas para lanzar letras y que ayer todo fuera tan fluido. Algo no encaja. ¿Quién estuvo detrás?", se pregunta el experto en renta fija de una entidad española.
"Está claro. Los grandes bancos españoles ayudaron a que todo saliera bien", responde otro analista que tampoco quiere ser citado.
En efecto, la subasta de ayer estuvo marcada por la que tuvo lugar el pasado martes. Ese día, el Tesoro se encontró con serios problemas para lanzar letras a 12 y 18 meses. De hecho, no captó los 6.500 millones previstos -se quedó en los 6.436 millones- y debió pagar unos elevados intereses, dos consecuencias derivadas de la contracción de la demanda.
La cara de la subasta...
Este precedente hizo temer un revés en la adjudicación de títulos a 10 años. Pero todo estuvo organizado para que esos miedos se disiparan. Lo hizo posible la elevada demanda, que alcanzó los 7.163,8 millones de euros, un 50% más que en la anterior emisión de estas obligaciones, celebrada el 18 de marzo. Con el respaldo de las peticiones, el Tesoro se permitió una licencia para desquitarse del mal sabor de boca del martes y transmitir fortaleza: consiguió más financiación de lo previsto. Se había fijado el objetivo de captar entre 2.500 y 3.500 millones de euros, y finalmente sacó 3.520,8 millones.
La guinda provino de la rentabilidad. Las obligaciones salieron al mercado a un interés medio del 4,045%. Aunque este rendimiento superó en casi 20 puntos básicos el 3,85% de marzo, se mantuvo en línea con la rentabilidad de estos títulos en el mercado secundario y, sobre todo, se alejó de los incrementos observados en las letras el pasado martes, cuando se encarecieron un 75% con respecto al anterior precedente.
... y la cruz del diferencial
El resultado de la subasta de títulos a 10 años también sorprendió en comparación con la incertidumbre que envolvió de nuevo a la deuda española en los mercados. Ayer, y como viene siendo habitual en las últimas jornadas, la deuda pública europea se partió en dos. Por un lado, el dinero comprador se refugió en los títulos alemanes, con el consiguiente descenso de su rentabilidad, que baja cuando el precio de los bonos sube. Así, el rendimiento de los bund germanos se moderó del 2,76 al 2,69 por ciento, el nivel más bajo de siempre.
Por el contrario, los inversores vendieron el papel de los países periféricos, con la correspondiente subida de los intereses. En el caso español, esa tendencia causó que la rentabilidad de los bonos a 10 años creciera del 4,02 al 4,06 por ciento.
Combinadas, ambas tendencias provocaron que la prima de riesgo de España, medida por la diferencia entre la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a 10 años, repuntara de nuevo. Se amplió hasta los 136,9 puntos básicos -ó 1,369 puntos porcentuales-, el máximo desde que la Unión Europea (UE) y el Banco Central Europeo (BCE) diseñaran el mecanismo de respaldo financiero para la eurozona durante el fin de semana del 8 y 9 de mayo. Además, ese diferencial supera en casi siete veces la media registrada desde el nacimiento oficial del euro en 1999, que se limita a los 22,8 puntos básicos. También subió el seguro contra el impago (CDS) de España, que pasó de los 162 a los 184 puntos básicos.
fuente: http://www.eleconomista.es/mercados-cotizaciones/noticias/2163374/05/10/La-banca-echa-dos-manos-al-Tesoro-en-la-emision-de-bonos.html
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