lunes, 18 de mayo de 2015

Empleo, hoy

¿Y si se hubiese encontrado la forma de convertir el contrato indefinido en ‘temporal’. (Sugerencia: antes de seguir lean el texto del link, y miren detenidamente los gráficos que le acompañan )
Desde la noche de los tiempos para obtener algo, lo que sea, hacía falta incorporar factor trabajo, fuese esclavo, servil o asalariado, y siempre en una proporción semejante al valor del bien o servicio producido; con la energía sucedía algo semejante. La Revolución Industrial cambio eso al incorporar una tecnología que era capaz de obtener una cantidad de valor proporcionalmente mayor a la cantidad de trabajo y energía introducida. Eso sucedió a principios del siglo XIX, imaginen en que punto estaremos hoy tras más de 200 años de evolución tecnológica.

Pues estamos en un punto en el que cada vez se precisa menos factor trabajo; en un punto en que el factor trabajo que se necesita puede estar en cualquier parte; en un punto en el que la oferta de trabajo es muy superior a la demanda lo que ha llevado a que casi todo el factor trabajo tenga un precio menor, es decir, un salario menor; en un punto en el que las condiciones de contratación y de trabajo pueden empeorar porque si quien desempeña esas tareas se niega la cola de candidatos que tiene detrás esperando a ser contratados llega a la puerta.
Quienes no aceptan / no quieren aceptar / no conviene aceptar esta perspectiva argumentan: 1) que se destruyen puestos de trabajo de baja cualificación y se crean de alta, y 2) que se diseñan nuevas actividades que demandan más trabajo. No voy a hablar sobre ello porque ya hemos comentado mucho sobre 1) y 2); Rifkin lo explica muy bien en ‘El fin del trabajo’; y la realidad no cesa de desmentirlo: el subempleo se dispara en todas las actividades y en todas las economías –y en bastantes el desempleo– y los salarios medios o se estancan o decrecen.
Situado el sistema –no el modelo, todos los modelos vigentes desde 1815 han ido por ahí– en esa situación: tendencia al ahorro de factor trabajo, y con la tecnología avanzando convenientemente a fin de conseguir muchas cosas y entre ellas lograr tal ahorro, el paso siguiente fue construir un entramado jurídico-legal que posibilitase dicho ahorro, primero, y la utilización ‘a medida’ del trabajo que se fuese necesitando.
Eso ha sucedido, está sucediendo, en todas partes; el punto de inicio fue la destrucción del movimiento sindical por Margaret Thatcher en 1984. En España las dos últimas reformas laborales del 2010 y 2012 han ido afinando el mercado de trabajo; pienso que habrá más reformas. ¿Por qué?.
El sistema, gracias a la tecnología, ha llegado a un punto en el que prácticamente todo puede ser a medida y bajo pedido, lo que se conoce como customización. Eso supone flexibilidad total, es decir, tener para utilizar lo que se necesita, en la cantidad que se necesita, cuando se necesita y donde se necesita. Usar, no tener, es decir disponer sin necesidad de acumularlo en propiedad. Con el factor trabajo ya está sucediendo lo mismo.
Es decir, cada vez se precisa menos factor trabajo, y el que se precisa en la cantidad que se necesita, cuando se necesita y donde se necesita; y, evidentemente, al coste menor posible, a lo que ayuda la enorme oferta –mundial– de  trabajo existente. ¿Qué tendencia puede esperarse en el mundo del trabajo? Muchísima ocupación temporal, a tiempo parcial y autónoma, encuadrada en esa figura tan difusa del ‘por obra y servicio’ (que perfectamente recoge el a tiempo completo: un contrato puede ser temporal y a tiempo completo); escasos contratos indefinidos cada vez más perecidos a los temporales por lo fácil y barato que es hoy prescindir de ellos; y con en proporción menores remuneraciones por las estructuras de la oferta y la demanda de trabajo. En resumen: sobra factor trabajo y más va a sobrar, por lo que su precio y condiciones apuntan a la baja.
Ya: ¿cómo se arregla algo así? Si por arreglar se entiende volver a un mercado de trabajo como el europeo de los años 60, la respuesta es que no hay arreglo posible. Si por arreglar se entiende que aumente significativamente la tasa de ocupación, mejoren apreciablemente los salarios y se consiga una estabilidad real en el empleo, pienso que la única vía es que la población activa disminuya en una proporción equivalente a como avance la tecnología y a como evolucione la productividad. Si no … Y no: no es ‘debido a la crisis’ el que exista tal tendencia, la crisis es una de las razones de la tendencia, con la crisis evoluciona más y más rápidamente.
Sugerencia: vuelvan a leer el texto del link.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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