"Pese al empeño de unos y otros, pese la convicción propia, siempre interesada, de que Wall Street ya no es lo que era y que el dinero se traslada desde los mercados USA a Europa, porque aquí están ahora las oportunidades, la realidad tira por tierra cualquier supuesto o proyección que no cuente con el consentimiento de la mayor Bolsa del mundo. Lo vimos ayer, con unos mercados asiáticos y europeos muy complacientes hasta que una pequeña ola vendedora, lógica y esperada, pasó por Wall Street a una del cierre de los mercados europeos y no sólo borró la sonrisa de éstos sino que provocó lágrimas a moco tendido. En el pasado hemos visto en numerosas ocasiones cómo los inversores pasan de un extremo a otro con demasiada facilidad, del exceso de confianza a la desconfianza; del optimismo al pesimismo; de la euforia al pánico. Hay que huir de esto último, lo que me lleva a plantearme si los bancos centrales también son demasiado confiados sobre sus posibilidades de actuación en situaciones de pánico. Especialmente si aún mantienen ataduras entre lo que les gustaría hacer y lo que les permiten sus mandatos. Esperemos que el cambio de rumbo en la política monetaria no trastorne mentes ni gripe los motores de los potentes ordenadores que mandan en éstas y otras tantas cosas", me cuenta el CEO de una importante gestora, que añade:
"Los mercados se centran todavía en la idea de que los bancos centrales siempre estarán para salvar la situación; en los indicadores relativamente buenos de USA y en el hecho que los factores geopolíticos están siendo superados. Hasta que dejen de serlo. Los inversores están todavía posicionados para los riesgos, pero con más miedo que otra cosa. Esa es la clave que se ha instalado en las Bolsas desde hace tiempo animada, jaleada hasta el máximo, por la Reserva Federal USA y el resto de los grandes bancos centrales. Los inversores parecen haberse olvidado de los problemas de la zona euro, de las altas valoraciones, principalmente en Wall Street, y de brújula desnortada de Trump..."
"Sí, los mercados USA están eufóricos, con la complacencia a tope. Se centran todavía en las promesas fiscales de Trump y en la creencia de que la Reserva Federal siempre estará dispuesta para salvar la situación, llegado el caso. Los indicadores relativamente buenos de EEUU y la pérdida de calidad de los bonos, hace que los inversores busquen riesgos. Esa es la clave que se ha instalado en Wall Street desde hace tiempo animada, jaleada hasta el máximo, por la Reserva Federal de principio a fin: tan bueno es para los inversores que bajen los tipos como que suban. El color del cristal varía a la hora de mirar los acontecimientos, pero siempre en positivo. Los inversores parecían haberse olvidado de los problemas geopolíticos. Lo llamativo de lo observado en los últimos meses en los mercados USA no es sólo la complacencia con la que los inversores han valorado estos y otros riesgos en la actualidad. Además, está también el desprecio (o confianza) al riesgo de contagio o contaminación. Sí, hay un exceso de confianza. En el pasado hemos visto en numerosas ocasiones cómo los inversores pasan de un extremo a otro con demasiada facilidad, del exceso de confianza a la desconfianza; del optimismo al pesimismo; de la euforia al pánico. Hay que huir de esto último, lo que me lleva a plantearme si los bancos centrales también son demasiado confiados sobre sus posibilidades de actuación en situaciones de pánico. Especialmente si aún mantienen ataduras entre lo que les gustaría hacer y lo que les permiten sus mandatos. Esperemos que esta cuestión no se plantee a corto plazo, aunque me temo que en Europa será inevitable que en el futuro el BCE tome un mayor protagonismo en la gestión de los riesgos.."
Complacencia a tope
"Y todo se contagia, los analistas se copian unos a otros. Apunte interesante: La confianza de los equipos directivos entre las empresas más grandes del mundo ha alcanzado su nivel más alto desde 2014, pasando de negativa el año pasado a positiva en 2017. Esta es la conclusión de la última Encuesta de Analistas de Fidelity International en la que se mide el sentimiento empresarial para los próximos 12 meses. La compañía, se apalanca en su equipo de 200 analistas distribuidos por todo el mundo que realizan unas 17.000 reuniones al año con empresas y que cubren el 90% de la capitalización bursátil a nivel global..."
"Lo dicho, la complacencia durará lo que dure en Wall Street..."
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Moisés Romero
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