“En la actualidad todavía hay 750.000 millones colocados en depósitos ¿A dónde va a ir este dinero ante el hecho de que los depósitos estén siendo remunerados al 0% y empujando a los ahorradores a buscar otras alternativas que le proporcionen el cupón que recibían antes? ¿A los fondos de inversión ante la volatilidad de la Bolsa, ante los nervios que emanan los índices USA y sus réplicas en el resto del orbe? Este fenómeno, por cierto, no es algo exclusivo de España.También ocurre en Italia, Grecia o Portugal, donde la necesidad de obtener productos que generen rentabilidad animan y desesperan, al mismo tiempo, a los ahorradores en busca de rentabilidad. El mercado español de fondos sigue siendo pequeño en comparación con el resto de Europa. Puede crecer mucho más ¿Y la Bolsa?..."
"He estado repasando en los últimos meses una amplia serie de escritos, manuales, ensayos y libros, en general, relacionados con el mundo de la inversión y la Bolsa y he concluido, junto con otro puñado muy selecto de analistas, de que en los últimos trescientos años (300) nunca el Mundo Financiero Global conoció un nivel de Represión Financiera tan brutal, tan atroz, tan desmesurado como el actual. Nunca en los últimos 300 años los tipos de interés en el mundo estuvieron tan bajos durante tanto tiempo y nunca, en este periodo, hubo una distorsión tan exagerada entre la economía real y financiera ¿Y qué indica esto? Que el mundo está peor de lo que parece ¿Y a qué conduce esto? Nadie lo sabe. Tampoco los bancos centrales. En Bolsa como en otros mercados lo más fácil es comprar y lo más difícil, vender. Con los QE y otros instrumentos manejados por los bancos centrales sucede lo mismo: lo fácil es comprar activos, lo difícil es cuánto, cómo y, cuándo venderlos".
"Si esto continúa así, llegará un momento en que no habrá nada donde invertir, que no habrá retornos en ninguna parte", me dice el CEO de una importante gestora a la vez que me marca la siguiente reflexión
¿Cuándo veremos a los rendimientos corporativos en el cero por ciento?
Una pregunta retórica, sólo para compartir este gráfico de Dominik Winnicki y el equipo de investigación de Barclays.
Si analizamos todo el mercado de deuda europeo de grado de inversión, la proporción de emisiones que dan una rentabilidad de más del 2 por ciento ha caído a sólo el 5 por ciento.
En menos de un año la proporción de rendimientos que ha caído a menos del 0,5 por ciento ha pasado de cero a casi uno de cada tres.
Carlos Montero ha escrito en lacartadelabolsa: Las acciones están caras. Los bonos están caros. ¿Qué puede hacer un inversor?
Las acciones están caras. Los bonos están caros. ¿Qué puede hacer un inversor? La contestación que da el analista John Authers en FT es clara: Por desgracia, la única respuesta parece ser la de invertir en activos nuevos y desconocidos, asumiendo riesgos nuevos y desconocidos. Authers señala que tanto las acciones como los bonos en comparación con sus promedios históricos parecen caros (de forma dramática en el caso de los bonos).
Según Cliff Asness, un antiguo académico que ahora dirige AQR Capital Management en Nueva York, ha afirmado que el retorno esperado en la próxima década de una cartera invertida un 60% en acciones y un 40% en bonos, es del 2,4% anual. Este es el peor rendimiento previsto en los últimos 112 años.
Estudios alternativos de historiadores financieros como Elroy Dimson, Paul Marsh y Mike Staunton, apuntan a que los extremadamente bajos niveles de tipos de interés reales, han estado asociados a extremadamente bajos retornos posteriores, tanto para la renta fija como para la variable.
Hace unas semanas el famoso inversor George Soros afirmaba que los inversores han disfrutado en las últimas décadas de un escenario idóneo para la renta variable, que ha posibilitado rendimientos anuales de dos dígitos. Esto no se mantendrá.
Los historiadores financieros anteriores, al igual que Soros, sostienen que las ganancias en el siglo 20 se debieron a factores positivos irrepetibles como el boom de la posguerra en Alemania y Japón, y a la caída del telón de acero. Ahora, sin embargo, los datos demográficos globales no dan a las instituciones ningún margen de maniobra. Según se vaya jubilando la generación “baby boom”, el equilibrio se desplazará desde los que contribuyen a las pensiones, a los que reciben pagos.
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Moisés Romero
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