Recientemente recibí un mail. Este:
“Ayer, mirando fotos viejas, había una en que nos íbamos a dar una vuelta en bicicleta. En esa foto. vi un cartel que salía de fondo que ponía lo siguiente: Seat Panda Marbella, desde 799.000 ptas (4.795€ aprox). Sería del año 92. Ese modelo era quizás el más sencillo de la época.
Hoy, leo un periódico y veo que uno se puede comprar un Dacia Sandero desde 4.799€. (y mucho más equipado que el Seat de entonces y seguro).
Leches... si es el mismo precio 22 años después. ¿Que nos ha pasado?”
Mi respuesta fue:
“En su duda conviven dos elementos: la variación de valor del dinero y la variación del precio de la tecnología.
Si Ud. acude al INE y busca el apartado de actualización de una renta, atención ahora: sólo es posible realizar el cálculo en euros; es un punto importante al que luego volveremos. El valor en Agosto del 2013 de una renta de 4.802 euros de Agosto de 1992 sería 8.927 euros, es decir, aquellos 4.802 euros que había que pagar en 1992 por aquel modelo de Panda hoy serían el 85,9% más. A mayor abundamiento: para obtener AQUEL Panda hoy habría que pagar 8.927 euros.
Nadie en su sano juicio pagaría hoy tal cantidad por un automóvil con las prestaciones y características de aquel Panda: con 8.927 euros hoy puede adquirirse un automóvil que, en comparación con aquel casi sería un Ferrari. Pero es que la cosa va más allá: si Ud. hubiese intentado en 1992 encontrar un automóvil con todas las características juntas que tiene el vehículo que hoy puede Ud. comprar por ese importe, no lo hubiese encontrado. ¿Qué ha sucedido?, pues que la tecnología se ha abaratado a la vez que se sofisticaba, por lo que pagando igual, o menos, puede obtenerse mucho más que antes.
Es decir, el Dacia Sandero al que Ud. se refiere no es equivalente a aquel Panda de 1992: el bien no lo es, ni lo es el precio en términos actualizados. Pero yendo más al fondo, hay más.
La actualización que realiza el INE supone que el valor en pesetas de un euro del 2013 es idéntico al valor en pesetas de un euro de 1992, y pienso que no es así. Primero, porque era inimaginable que en 1992 estuviese instaurado un instrumento como el euro; segundo, porque suponiendo que lo estuviese, es difícil afirmar que la Grecia, el Portugal o la España de 1992 hubieran sido admitidos en ‘aquel’ euro. Tercero, porque con otro mix de países y siendo otras las características económicas, muy posiblemente un teórico euro de 1992 no hubiese costado 166,386 Ptas. sino que hubiese costado bastante más. Por tanto, aquellos 4.802 euros no serían hoy 8.927 sino algunos menos.
Con los bienes tecnológicos es donde más visiblemente se aprecia este fenómeno, pero no sólo. Recuerde el precio del salmón, o las posibilidades de encontrar ciertas frutas en Invierno, y su precio. Y ahora convierta aquellos precios en euros del 2013. En cualquier caso, el problema no se halla tanto en los precios como en las rentas. Con el mismo método convierta salarios de 1992 a valores del 2013; los de este año serán mayores, pero no tanto como el aumento experimentado por la mayoría de los precios. Eso se denomina ‘pérdida de poder adquisitivo’, y se compensa, o bien subiendo las rentas o bien concediendo créditos. En España se optó por lo segundo porque lo primero era imposible debido a que la productividad de España fue la que fue, por lo que para que la ciudadanía pudiera consumir -y España ir bien- se concedieron, a través del sistema bancario, capacidades de endeudamiento monstruosas a todo el mundo; una de las principales causas de que ahora estemos como estamos”.
Constantemente se lo digo a mis alumnos: nunca comparéis de forma directa precios entre países ni entre distintas épocas. Las sorpresas pueden ser numerosas.
(Aclaración. En el texto del 28.10.2013, en el quinto párrafo comenzando por el final puede leerse: “(…) los intereses de la deuda pública van a absorber el 30% del gasto público presupuestado en España para el próximo año (…)”, cuando la referencia debe entenderse para el gasto presupuestado en “Actuaciones de carácter general”).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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