Algunas ideas para explorar este abismo fiscal que puede hundir a EEUU, a Europa y a todo el mundo en una nueva crisis (en el caso de Europa, digamos que solo empeoraría nuestra crisis, si es que eso consuela a alguien).
¿Qué es el precipicio fiscal?
Es un recorte del gasto público y una subida de impuestos que entran en vigor el 1 de enero. El término 'precipicio fiscal' fue creado por el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, en una comparecencia en el Congreso.
Y, en España, ¿qué nos importa eso?
Si EEUU cae en el precipicio, el crecimiento de la eurozona podría reducirse entre 0,5 y un punto porcentual en 2013. Eso, en el caso de España, supondría que 2013 sería aún peor que 2012.
Pero ¿por qué existe el 'precipicio'?
Porque en Estados Unidos el Congreso (que está formado por el Senado y la Cámara de Representantes) debe aprobar el nivel de endeudamiento del Estado. El Congreso aprueba un nivel máximo y, cuando éste se alcanza, aprueba otro.
En agosto de 2011, el Congreso aprobó un aumento del techo de la deuda de 2,1 billones de dólares. Pero los republicanos lograron incluir un apartado en el acuerdo que incluyera un compromiso para recortar el déficit.
La clave era acordar un ajuste del déficit de unos 800.000 millones de euros antes del 31 de diciembre de 2012. Si eso no se lograra, entrarían en vigor recortes del gasto por valor de unos 500.000 millones de euros y subidas de impuestos por otros 85.000 millones. Eso es el precipicio fiscal.
¿Va a recaudar EEUU todo eso en un año con el ajuste?
Lo más probable es que no. El precipicio hundirá a ese país en una recesión, así que la recaudación fiscal caerá y los llamados 'estabilizadores automáticos' -léase subsidio de paro y ayudas a personas sin recursos- se dispararán.
Pero ¿la deuda no tiene nada que ver en esto?
Sí, pero por casualidad. Mañana EEUU alcanza el techo de 12,4 billones de deuda autorizado en agosto de 2011. El Tesoro aún será capaz de usar unos 150.000 millones de euros que tiene en diversos capítulos contables para seguir pagando la deuda. Pero en febrero o marzo necesitará una nueva autorización. Lo contrario sería una suspensión de pagos de la primera economía mundial y el fin del mundo tal y como lo conocemos.
A todo esto ¿cuánto es el déficit de EE.UU?
En el año fiscal que acabó el 30 de septiembre fue de 1,089 billones de dólares, unos 824.000 millones de euros. Eso supone el 7,3% del PIB.
¿Cuál es la evolución del déficit?
Positiva. El desequilibrio se redujo en un 16% el año pasado, pese a que la economía no aceleró su tasa de crecimiento. En torno al 30% del déficit es, además, cíclico, es decir, que obedece al bajo crecimiento (que frena la recaudación fiscal) y al alto desempleo.
Entonces ¿por qué toda esta histeria?
Por política. Hay unos 55 republicanos de la Cámara de Representantes que se oponen en redondo a cualquier subida de impuestos y prefieren dejar que el país caiga por el precipicio. Cuando se habla de déficit, la gente se pone muy moralista, como suele decir el economista de Yale Robert Shiller.
El 'número dos' de los republicanos en la Cámara de Representantes, Eric Cantor, ha llegado a rechazar financiar ayuda extraordinaria de emergencia a zonas devastadas por huracanes y tornados para no aumentar el gasto público.
Pero ¿no ganó Obama las elecciones? ¿Por qué no hace lo que le dé la gana?
Porque el presidente de EEUU no puede proponer leyes, solo firmarlas o vetarlas. En este caso, la ley que evite el precipicio debe ser propuesta por la Cámara de Representantes y aprobada por el Senado.
¿Y qué pasa en la Cámara y en el Senado?
Los republicanos de la Cámara están tan divididos entre los que defienden un acuerdo con Obama (unos 170) y los que se oponen (alrededor de 55) que son incapaces de promover nada. Y los demócratas 'perro azul' (que es como se llama a los conservadores de ese partido en ese cuerpo legislativo), que podrían votar con los republicanos moderados, son muy pocos. Así que la Cámara está atascada.
Eso hace que la cosa pase al Senado. Ahí los demócratas tienen mayoría. Pero los republicanos cuentan con más de 40 escaños. Y su líder, Mitch McConnell, no va a renunciar a esa minoría de bloqueo.
¿Por qué McConnell y el líder republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner, no negocian con los demócratas y dejan de lado a los duros de su partido?
Porque en ese caso Boehner sería derrocado de su cargo por sus propios correligionarios, y McConnell afrontaría una difícil reelección a su escaño en 2014. En el Partido Republicano actual, sólo hay espacio para moverse a la derecha. Lo contrario es suicidio político. Además, los demócratas harían sangre si los republicanos estuvieran dispuestos a abandonar sus principios de austeridad fiscal.
A todo esto, aún no sabemos qué quiere cada uno.
Obama quiere que el tipo máximo del IRPF pase del 35% actual al 39,6%. Es el nivel que tenía hasta 2000, cuando EEUU aprobó una drástica bajada de todos los tipos del IRPF, aunque el descenso fue más marcado en el tramo más alto. Fue un recorte temporal, aunque siempre ha sido prorrogado. Ahora, Obama quiere dejar expirar la parte más alta.
El presidente también quiere que expire el recorte del IRPF de las plusvalías y de los dividendos, pero de nuevo en las rentas más altas. Y que se mantenga el actual subsidio de paro de 99 semanas. A cambio, quiere recortar el gasto cambiando el sistema de actualización de las pensiones y dejar expirar otra bajada temporal de las retenciones de la Seguridad Social (que es como en EE.UU se llama al sistema público de pensiones) de los trabajadores.
Por el lado republicano las cosas no están tan claras. Boehner está dispuesto a aceptar subidas del IRPF, pero quiere que el tipo máximo se eleve a los contribuyentes que ganan como mínimo 400.000 dólares anuales (300.000 euros). Pero esa propuesta es inaceptable para sus correligionarios. Incluso llevar el límite a los que ganan un millón de dólares ni convence a los más conservadores. Los republicanos dicen también que quieren reformar el código fiscal estadounidense, que es un monstruo de 72.000 páginas que permite 173 formas diferentes de desgravación. Pero hasta la fecha no han hecho ni una sola propuesta en ese sentido.
Y esto ¿va a servir de algo?
No. Esto es todo un teatro político. El problema de las finanzas públicas de EEUU es en el medio plazo, es decir, dentro de 10-15 años. Eso se debe a que el sistema público de pensiones y el público-privado de sanidad para la tercera edad fueron diseñados en la década de los sesenta, cuando el 5% de la población de ese país estaba jubilada. Hoy es ya el 20%, y sigue subiendo. Y casi nada del precipicio fiscal afecta a esa dinámica.
¿Quién va a notar el precipicio primero?
Si usted es español, ya debería saber la respuesta. Los parados de larga duración perderán el subsidio, los trabajadores por cuenta ajena verán sus retenciones subir 2 puntos porcentuales, y los médicos que tratan a ancianos verán reducido en un 27% el dinero que les da el Gobierno por ello.
¿Qué solución va a haber?
Lo más probable es que no haya solución hasta que los mercados presionen lo suficiente.
Es un recorte del gasto público y una subida de impuestos que entran en vigor el 1 de enero. El término 'precipicio fiscal' fue creado por el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, en una comparecencia en el Congreso.
Y, en España, ¿qué nos importa eso?
Si EEUU cae en el precipicio, el crecimiento de la eurozona podría reducirse entre 0,5 y un punto porcentual en 2013. Eso, en el caso de España, supondría que 2013 sería aún peor que 2012.
Pero ¿por qué existe el 'precipicio'?
Porque en Estados Unidos el Congreso (que está formado por el Senado y la Cámara de Representantes) debe aprobar el nivel de endeudamiento del Estado. El Congreso aprueba un nivel máximo y, cuando éste se alcanza, aprueba otro.
En agosto de 2011, el Congreso aprobó un aumento del techo de la deuda de 2,1 billones de dólares. Pero los republicanos lograron incluir un apartado en el acuerdo que incluyera un compromiso para recortar el déficit.
La clave era acordar un ajuste del déficit de unos 800.000 millones de euros antes del 31 de diciembre de 2012. Si eso no se lograra, entrarían en vigor recortes del gasto por valor de unos 500.000 millones de euros y subidas de impuestos por otros 85.000 millones. Eso es el precipicio fiscal.
¿Va a recaudar EEUU todo eso en un año con el ajuste?
Lo más probable es que no. El precipicio hundirá a ese país en una recesión, así que la recaudación fiscal caerá y los llamados 'estabilizadores automáticos' -léase subsidio de paro y ayudas a personas sin recursos- se dispararán.
Pero ¿la deuda no tiene nada que ver en esto?
Sí, pero por casualidad. Mañana EEUU alcanza el techo de 12,4 billones de deuda autorizado en agosto de 2011. El Tesoro aún será capaz de usar unos 150.000 millones de euros que tiene en diversos capítulos contables para seguir pagando la deuda. Pero en febrero o marzo necesitará una nueva autorización. Lo contrario sería una suspensión de pagos de la primera economía mundial y el fin del mundo tal y como lo conocemos.
A todo esto ¿cuánto es el déficit de EE.UU?
En el año fiscal que acabó el 30 de septiembre fue de 1,089 billones de dólares, unos 824.000 millones de euros. Eso supone el 7,3% del PIB.
¿Cuál es la evolución del déficit?
Positiva. El desequilibrio se redujo en un 16% el año pasado, pese a que la economía no aceleró su tasa de crecimiento. En torno al 30% del déficit es, además, cíclico, es decir, que obedece al bajo crecimiento (que frena la recaudación fiscal) y al alto desempleo.
Entonces ¿por qué toda esta histeria?
Por política. Hay unos 55 republicanos de la Cámara de Representantes que se oponen en redondo a cualquier subida de impuestos y prefieren dejar que el país caiga por el precipicio. Cuando se habla de déficit, la gente se pone muy moralista, como suele decir el economista de Yale Robert Shiller.
El 'número dos' de los republicanos en la Cámara de Representantes, Eric Cantor, ha llegado a rechazar financiar ayuda extraordinaria de emergencia a zonas devastadas por huracanes y tornados para no aumentar el gasto público.
Pero ¿no ganó Obama las elecciones? ¿Por qué no hace lo que le dé la gana?
Porque el presidente de EEUU no puede proponer leyes, solo firmarlas o vetarlas. En este caso, la ley que evite el precipicio debe ser propuesta por la Cámara de Representantes y aprobada por el Senado.
¿Y qué pasa en la Cámara y en el Senado?
Los republicanos de la Cámara están tan divididos entre los que defienden un acuerdo con Obama (unos 170) y los que se oponen (alrededor de 55) que son incapaces de promover nada. Y los demócratas 'perro azul' (que es como se llama a los conservadores de ese partido en ese cuerpo legislativo), que podrían votar con los republicanos moderados, son muy pocos. Así que la Cámara está atascada.
Eso hace que la cosa pase al Senado. Ahí los demócratas tienen mayoría. Pero los republicanos cuentan con más de 40 escaños. Y su líder, Mitch McConnell, no va a renunciar a esa minoría de bloqueo.
¿Por qué McConnell y el líder republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner, no negocian con los demócratas y dejan de lado a los duros de su partido?
Porque en ese caso Boehner sería derrocado de su cargo por sus propios correligionarios, y McConnell afrontaría una difícil reelección a su escaño en 2014. En el Partido Republicano actual, sólo hay espacio para moverse a la derecha. Lo contrario es suicidio político. Además, los demócratas harían sangre si los republicanos estuvieran dispuestos a abandonar sus principios de austeridad fiscal.
A todo esto, aún no sabemos qué quiere cada uno.
Obama quiere que el tipo máximo del IRPF pase del 35% actual al 39,6%. Es el nivel que tenía hasta 2000, cuando EEUU aprobó una drástica bajada de todos los tipos del IRPF, aunque el descenso fue más marcado en el tramo más alto. Fue un recorte temporal, aunque siempre ha sido prorrogado. Ahora, Obama quiere dejar expirar la parte más alta.
El presidente también quiere que expire el recorte del IRPF de las plusvalías y de los dividendos, pero de nuevo en las rentas más altas. Y que se mantenga el actual subsidio de paro de 99 semanas. A cambio, quiere recortar el gasto cambiando el sistema de actualización de las pensiones y dejar expirar otra bajada temporal de las retenciones de la Seguridad Social (que es como en EE.UU se llama al sistema público de pensiones) de los trabajadores.
Por el lado republicano las cosas no están tan claras. Boehner está dispuesto a aceptar subidas del IRPF, pero quiere que el tipo máximo se eleve a los contribuyentes que ganan como mínimo 400.000 dólares anuales (300.000 euros). Pero esa propuesta es inaceptable para sus correligionarios. Incluso llevar el límite a los que ganan un millón de dólares ni convence a los más conservadores. Los republicanos dicen también que quieren reformar el código fiscal estadounidense, que es un monstruo de 72.000 páginas que permite 173 formas diferentes de desgravación. Pero hasta la fecha no han hecho ni una sola propuesta en ese sentido.
Y esto ¿va a servir de algo?
No. Esto es todo un teatro político. El problema de las finanzas públicas de EEUU es en el medio plazo, es decir, dentro de 10-15 años. Eso se debe a que el sistema público de pensiones y el público-privado de sanidad para la tercera edad fueron diseñados en la década de los sesenta, cuando el 5% de la población de ese país estaba jubilada. Hoy es ya el 20%, y sigue subiendo. Y casi nada del precipicio fiscal afecta a esa dinámica.
¿Quién va a notar el precipicio primero?
Si usted es español, ya debería saber la respuesta. Los parados de larga duración perderán el subsidio, los trabajadores por cuenta ajena verán sus retenciones subir 2 puntos porcentuales, y los médicos que tratan a ancianos verán reducido en un 27% el dinero que les da el Gobierno por ello.
¿Qué solución va a haber?
Lo más probable es que no haya solución hasta que los mercados presionen lo suficiente.
Pablo Pardo | Washington (EE.UU)
El Mundo
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