Hungría ha pasado al primer plano de la actualidad después de que un portavoz del primer ministro reconociera que la economía "está una situación grave" y que "no es una exageración hablar de default".
El nuevo portavoz del Gobierno húngaro, Péter Szíjjártó, explicó en unas declaraciones recogidas por la agencia local MTI que el gobierno anterior "manipuló los datos tal como lo había hecho Grecia".
El Gobierno del conservador Viktor Orbán, que asumió la semana pasada el poder, ha creado un comité destinado a aclarar estas supuestas manipulaciones contables y, según informó Szíjjártó, en los próximos días publicará los detalles de los cálculos actuales.
Además, el Ejecutivo húngaro presentará una estrategia para hacer frente a situación, que el primer ministro ha calificado como "comparable a la de Grecia", según los medios locales.
El país fue 'rescatado' en 2008
En octubre de 2008, poco después de desatarse la crisis financiera internacional, Hungría recibió un préstamo internacional de 20.000 millones de euros proveniente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE) y el Banco Mundial (BM) para salvar al país de la quiebra.
El director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, señaló por aquellas fechas que el objetivo del crédito era impulsar una economía "Este paquete (el del FMI) fortalecerá la estabilidad a corto plazo del país y mejorará el potencial de crecimiento a largo plazo", aseguró Strauss-Kahn.
El paquete de rescate fue concebido para restaurar la confianza de los inversores y para contrarrestar la crisis del sector financiero. Y como contrapartida se exigió, como es habitual en estos casos, un severo recorte del gasto público.
El primer ministro Viktor Orban aseguró antes de tomar el poder que Hungría renegociaría las condiciones sobre el pago de su elevada deuda con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Orban se marcó como objetivo reducir a cero el actual déficit fiscal que se sitúa en el 4% del PIB.
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