“La corrupción hipoteca el futuro y la salida de la crisis”. Así de tajante se mostró hoy Simón Pedro Barceló, presidente del Instituto de la Empresa Familiar, asociación que agrupa a cien de las principales empresas –y fortunas- de este país. Es más, en su opinión, esas malas prácticas “están creando un clima de desconfianza que va a ralentizar la recuperación de la inversión”, lo que “nos parece inaceptable”. Todo un aviso para navegantes teniendo en cuenta que este colectivo supone el 70% del PIB y del empleo privado.
“No se pueden permitir, en una sociedad moderna y democrática, sucesos como los que estamos conociendo”, insistió Barceló durante la inauguración en Zaragoza del XII Congreso del IEF, que agrupa compañías como Mango, FCC, Acciona o Mercadona, entre otras. En esta línea, remachó que “la corrupción está paralizando el funcionamiento de algunas administraciones” y pidió “un pacto de Estado para salir de la crisis y un impulso a los valores éticos que regenere la actual situación”. Un acuerdo imprescindible en un momento en que el crecimiento no podrá basarse ya “en el apalancamiento o en la especulación”.
También preocupa entre las empresas familiares un mercado laboral “que no funciona”. Según el presidente del IEF, “es demasiado rígido, genera costes excesivos y no ofrece suficiente cualificación. Es un problema que va mucho más allá de las indemnizaciones por despidos”. Barceló explicó que el verdadero problema tiene que ver con otros costes laborales, como el absentismo o la mala situación de la formación profesional. “No es de recibo que cuando el propio Gobierno reconoce que en 2010 se va a seguir destruyendo empleo, sigamos sin acuerdo en el denominado diálogo social”, zanjó.
‘Criminalización’ del empresario
Algo que tiene que ver con la criminalización al empresario que se ha vivido en los últimos meses, según denunció Barceló. “Cuando las cosas salen mal entonces sí que aparece el empresario como el principal responsable (…) Sabemos que algunas empresas se han equivocado, pero no merecemos esas acusaciones”, aseguró, recordando que el 76% de las sociedades del IEF reinvierten más del 70% de sus beneficios en la empresa, “un porcentaje de beneficios superior ahora que cuando la coyuntura era favorable”.
No dejó de acordarse del Gobierno y la oposición. “Se nos pide solidaridad en forma de más impuestos pero a cambio nosotros no estamos recibiendo lo que merecemos”, apuntó Barceló, que pidió una acción política eficaz consensuada. Abogó por que funcionen con más agilidad las líneas de crédito del ICO, así como “un esfuerzo superior” en la creación de avales para garantizar los pagos de las administraciones a las empresas. Se congratuló, no obstante, de la mejora del marco fiscal de los créditos que los accionistas conceden a sus propias empresas.
Todo dentro de un marco de críticas más o menos veladas a los Presupuestos Generales del Estado para el año próximo, sobre todo en lo que respecta al excesivo gasto público. “No hay ningún mérito en gastar más (…) Lo verdaderamente difícil, como saben ciudadanos, familias y empresas, es gastar lo justo y bien”, dijo el copresidente de Barceló Hoteles.
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