lunes, 4 de abril de 2011

La última oportunidad de Zapatero: la destrucción de dinero

De la misma forma que las bolsas de valores son tan heterogéneas como el número de empresas que cotizan en ellas, con los políticos sucede lo mismo. De la misma forma que las decisiones de los directivos de una empresa determinan el futuro de la misma, su valor y la satisfacción de sus accionistas, las decisiones de los políticos que dirigen un Estado son clave para la evolución de este y la satisfacción de sus “accionistas-contribuyentes”, que cada cuatro años votan su “Consejo de Administración”. Son las grandes decisiones ante grandes problemas las que definen la solidez de aquellos que ocupan la cúspide de la pirámide. A ningún accionista le importa lo más mínimo el color político del Presidente de su compañía o de su Consejo de Administración. Son las decisiones y no el color. Son las personas y no las siglas.

Pues bien, estamos ante uno de esos grandes problemas que requieren de grandes decisiones para salvaguardar los intereses y el futuro de los habitantes de un Estado. Zapatero, que acaba de anunciar que no se presentará a la reelección en los comicios de 2012, tiene la gran oportunidad de tomar una (otra) gran decisión que será clave para nuestro futuro y para la solución definitiva de esta crisis.

¿Qué problema tenemos? ¿Qué problema tiene Zapatero? Un problema de deudas insostenibles que afecta al sector público (60% del PIB) y en especial al sector privado (330% del PIB). No son insostenibles por su tamaño, son insostenibles porque los ingresos de nuestra empresa (España) no son suficientes para afrontarlas. Por eso las Administraciones Públicas tienen déficit, sus ingresos ladrilleros se han hundido. Por eso múltiples empresas han caído, caen y muchas que están en la cuerda floja seguirán cayendo, igualmente porque sus ventas-ingresos se han desplomado y son insuficientes para afrontar sus deudas-inversiones de la época dorada anterior (errores de inversión de los años de dinero fácil).

Por eso muchos trabajadores desempleados no van a generar ingresos para atender sus deudas. Por eso muchas de nuestras Entidades financieras no van a generar suficientes ingresos para cubrir sus agujeros morosos, fundamentalmente cuando las refinanciaciones salvajes que se han realizado en los últimos dos años empiecen a caer como fichas de dominó. Muy atentos a la degeneración progresiva del sistema financiero español. Aquí está la partida. Aquí estuvo el principio y aquí estará el fin de la crisis, cuando las enormes pérdidas a las que se enfrentan se asuman definitivamente.

España no puede generar ingresos para afrontar estas pérdidas y antes o después tendrá que solicitar ayuda externa para ello. Dos caminos.

1.Solicitar financiación alemana para pagar nuestras deudas, por un tiempo, al estilo de Grecia e Irlanda y tal vez Portugal. Esto es condenarnos a una larga agonía que no resuelve los problemas. Es más, los hace más grandes y los prorroga en el tiempo.

2.Asumir pérdidas. Ajustar los precios de los activos inmobiliarios a su valor real, que son los que respaldan PARCIALMENTE (PERDIDAS) las deudas existentes. De esta manera, el precio de los activos inmobiliarios tienen que reducirse en la misma proporción que las deudas existentes. Esta reducción es la pérdida necesaria. Cuando este ajuste precio/deudas tenga lugar, la economía española estará saneada para iniciar la recuperación. Para que este ajuste tenga lugar todos tenemos que asumir nuestros errores de inversión.

La elección entre estas dos opciones determinará nuestro futuro. Zapatero está ante la última oportunidad de defender el interés general de TODOS, antes de retirare a los cuarteles de invierno. Los inversores externos, que también querían ganar dinero con el ladrillo español tienen que ser forzados por el Gobierno a asumir su parte de pérdidas de forma ordenada. Nosotros las nuestras. El tamaño de estas pérdidas es nuestra gran debilidad y a la vez nuestra gran fortaleza negociadora.

Todo ese dinero que al entrar en España ha generado los desequilibrios que ahora padecemos tiene que ser destruido. Todas esas deudas que no se pueden pagar y que son pérdidas latentes han de ser REDUCIDAS, parcialmente QUITADAS, REESTRUCTURADAS.

Zapatero tiene ante sí una de esas decisiones que definen la grandeza de un gobernante, aunque haya dicho que ya no se presentará a la reelección. Hemos sido muy “pardillos” al aceptar toneladas de dinero fácil procedente del exterior. No podemos cargar con todas las pérdidas y ser algo peor que pardillos. Nuestro futuro depende de ello.

http://lacartadelabolsa.com/leer/articulo/la_ultima_oportunidad_de_zapatero_la_destruccion_de_dinero

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