La semana pasada la bolsa estadounidense alcanzó máximos de todos los tiempos, llevando a sus índices a desarrollar la segunda tendencia alcista más duradera y la cuarta más poderosa de la historia. Todo ello se produjo con un nuevo gobierno en el Reino Unido de línea dura que sugiere que las negociaciones sobre la salida de la UE van a ser difíciles. También con la mayor probabilidad estimada de recesión económica en EE.UU. en años, y con unos resultados empresariales, que aunque en fase incipiente, amenazan con ser el quinto trimestre consecutivo de caída en los beneficios.
Atrás han quedado ya las pérdidas producidas tras el referéndum británico y la victoria de la opción Brexit. Hemos visto también alzas en la libra y en muchas materias primas. Las preguntas que deberíamos hacernos es, ¿a qué son debidas estas compras? ¿ha desaparecido ya el miedo inversor a un empeoramiento de la economía a nivel global? ¿porque esa gran diferencia entre los fundamentales y la reacción de los mercados? Guillermo Barba nos da la respuesta en su último artículo:
La respuesta no es una buena noticia. Todo lo contrario.
Son los “estímulos” de los bancos centrales como el de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés) y el Central Europeo (ECB) –que además ya imponen tasas de interés negativas-, más la expectativa de mayores inyecciones de liquidez, lo que está catapultando a las bolsas y activos de riesgo del mundo.
Y es que ya no se espera como antes que la Fed esté dispuesta a subir su tasa de interés este año, pero sí que el Banco de Inglaterra la baje, mientras en Japón, el primer ministro Shinzo Abe ha prometido un nuevo “estímulo fiscal” masivo que podría llegar a casi los 100 mil millones de dólares.
Las lecciones de la historia que enseñan sólo el desastre puede venir tras la impresión masiva de dinero, la expansión exponencial del crédito y del gasto público, no han servido para nada. Parece que 100 por ciento de tasa de fallo, no es suficiente.
Keynes estaría orgulloso de la catástrofe que siguen creando sus discípulos en los gobiernos y bancos centrales.
Quien lo dude mejor vea lo que dice por ejemplo Matt King, analista de Citigroup, quien explica que en este momento se vive "un aumento de las compras de activos netos globales de los bancos centrales a su nivel más alto desde 2013." El gráfico (cortesía de Zerohedge) no deja lugar a dudas, esta vez van por más y la carga es liderada en efecto por el BoJ y el ECB.
Dicho de otro modo, se siguen inyectando dosis de la misma nociva “droga” de liquidez (impresión de dinero) a la que son adictos los mercados. Mientras los más cautos inversores venden sus activos ante sucesos como el Brexit, los bancos centrales compran para crear una ilusión de que todo marcha bien, aunque la economía real vaya cada día peor.
El problema con eso es que dicha “droga” funciona y funciona… hasta que mata al paciente.
No podemos saber por cuánto más seguirá la euforia y el sentimiento alcista –que podría durar hasta dar señales de burbuja con movimientos parabólicos al alza-, pero sí sabemos que el desenlace será fatal.
Aquí hemos sostenido que el Brexit es un hecho tan importante que marcará el inicio formal de una nueva crisis y de un mercado bajista mayor (bear market) en activos financieros en favor de activos reales (commodities). Lo sostenemos.
Si no es de los especuladores profesionales que se la juegan con el riesgo del día a día y sacan provecho de la volatilidad, mejor sígase preparando con activos sólidos y no caiga en la trampa. Los mercados bursátiles en máximos históricos son un espejismo, un recordatorio de que no son los mercados libres, sino la manipulación de estos, el origen de todos los problemas.
No hay comentarios :
Publicar un comentario