martes, 14 de mayo de 2013

El capitalismo está destinado a destruir al mundo


Sí, el capitalismo está funcionando...para algunos. Así inicia un interesante artículo el columnista del WSJ Paul B. Farrel, en el que recoge las ideas del filósofo de Harvard, Michael Sandel, sobre como el capitalismo está destinado a destruir al mundo.
Farrel señala que analizando la lista global de Forbes vemos como los multimillonarios han aumento de 322 en 2000 a 1.426 recientemente. Los multimillonarios controlan la gran mayoría de la riqueza mundial, mientras que los ingresos de los trabajadores se han estancado.
Para el resto del mundo, el capitalismo no está funcionando: Mil millones de personas viven con menos de dos dólares al día. Con la explosión de la población mundial que alcanzará los 10 mil millones para el año 2050, esa brecha de desigualdad aumentará, lo que alimentará las revoluciones, las guerras, la suma de más millonarios y más personas que sobrevivirán con dos dólares al día.
Michael Sandel, filósofo de Harvard y autor del libro “Lo que el dinero no puede comprar: La Moral límite de los mercados”, señala que el capitalismo de libre mercado está destinado a destruir el mundo, si no se produce un cambio histórico de paradigma.
Durante más de tres décadas Sandel ha estado explicando cómo el capitalismo está minando los valores morales en EE.UU. (aunque también podemos extrapolar esta afirmación al resto de países occidentales) y por qué la mayoría de la gente está negando ese impacto. Sandel resumió recientemente sus ideas:
"Sin ser plenamente conscientes del cambio, los estadounidenses han pasado de tener una economía de mercado a convertirse en una sociedad de mercado, donde casi todo está a la venta. Una forma de vida en la que los valores de mercado se filtran en casi todas las esferas y, a veces desplazan o corroen valores importantes, valores ajenos al mercado".
"Los años previos a la crisis financiera de 2008 fueron una época apasionante de fe y de desregulación - una era de triunfalismo del mercado. La era se inició en la década de 1980, cuando Ronald Reagan y Margaret Thatcher proclamaron su convicción de que los mercados, no los gobiernos, eran la clave para la prosperidad y la libertad."
“Y en la década de 1990 fue el liberalismo de Bill Clinton y Tony Blair, quien moderó y consolidó la fe de que los mercados son el principal medio para alcanzar el bien común."
“Hoy casi todo se puede comprar y vender. Hoy los mercados han llegado a gobernar nuestras vidas como nunca antes. No llegamos a esta situación por una elección deliberada. Es como si hubiera venido sobre nosotros”.
“A lo largo de los años, han llegado a jugar un papel cada vez mayor en la vida social. La economía ha alcanzado un dominio imperial. Hoy en día, la lógica de la compraventa no se aplica sólo a los bienes materiales. Gobierna toda la vida".
“Ejemplos: El capitalismo de mercado ha atrapado a los cerebros. Los mercados controlan la salud, la educación, la seguridad pública, la seguridad nacional, la justicia, la protección del medio ambiente, la procreación y otros bienes sociales inauditos hace 30 años, hoy los damos por sentado en gran medida”.
“¿Por qué debería esto preocuparme? El capitalismo genera corrupción y desigualdad. Pero el crash de 2008 desafió nuestra fe en el capitalismo. La crisis financiera hizo más que poner en duda la capacidad de los mercados para asignar los riesgos de manera eficiente. También dio una sensación generalizada de que se han desprendido de la moral".
“Luego viene la gran pregunta: ¿Y qué? ¿Por qué preocuparnos de estar moviéndonos hacia una sociedad en la que todo está a la venta? Dos razones son de gran preocupación:
En primer lugar, la desigualdad: Cuando todo está en venta, la vida es más difícil para aquellos con escasos recursos. Si la riqueza es sobre comprar cosas, yates, coches deportivos, y vacaciones de lujo, las desigualdades no importan mucho. Pero a medida que el poder del dinero se extiende más y más, la distribución del ingreso y la riqueza es cada vez más grande."
En segundo lugar, la corrupción: Poner precio a las cosas buenas de la vida puede corromperlas. Los mercados no sólo se destinan a los bienes, sino que expresan y promueven ciertas actitudes hacia los bienes que se intercambian. También corrompe el significado de la ciudadanía. Los economistas a menudo asumen que los mercados no afectarán a los bienes que se intercambian. Pero esto no es cierto. Los mercados dejan su huella.
Sandel advierte que nuestra nueva mentalidad capitalista está desplazando a los valores sobre los que vale la pena preocuparse. Cuando decidimos que ciertos productos pueden ser comprados y vendidos, lo que decimos es que se convierten en bienes o instrumentos de lucro y uso.
“Sin embargo, no todos los bienes se valoran adecuadamente de esta manera. La esclavitud era terrible porque se trataba a los seres humanos como mercancía que se compra y se vende en una subasta. No a los seres humanos como personas de valor, dignidad y respeto, sino como instrumentos de lucro, objetos de uso".
“Tampoco permitimos que los niños se compran y se vendan, no importa lo difícil que puede ser el proceso de adopción. Lo mismo con un jurado, los deberes, los derechos de voto...Creemos que los derechos civiles no son propiedad privada, ni las responsabilidades públicas. Si los externalizamos los degradamos, y los valoramos por la vía equivocada”.
“Hay muchas cosas que nunca deberían ser bienes de negociación. Las cosas buenas de la vida se degradan si las convertimos en commodities. Así que para decidir que pertenece al mercado, y que debe mantenerse a distancia, tenemos que decidir cómo valorar los bienes en cuestión - la salud, la educación, la vida familiar, la naturaleza, el arte, los deberes cívicos, y así sucesivamente. Estas son cuestiones morales y políticas, no meramente económicas".
“Por desgracia, nunca tuvimos este debate durante la subida de 30 años de triunfalismo del capitalismo. Como resultado de ello, sin darnos cuenta -sin pretenderlo- se ha producido la deriva de una economía de mercado a una sociedad de mercado".
“Y la diferencia es la siguiente: Una economía de mercado es una herramienta para la organización de la actividad productiva. Una sociedad de mercado es una forma de vida en la que los valores del mercado se filtran en todos los aspectos de la actividad humana. Es un lugar donde las relaciones sociales se realizan a través de la imagen del mercado. La diferencia es profunda.”

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