martes, 25 de junio de 2013

Cosas que pasan

Hay cosas que pasan porque se han diseñado, planificado, orquestado, para que sucedan del modo como suceden; y otras pasan porque desde tiempo inmemorial han acontecido de una manera que ha ido derivando hasta el hoy presente de forma que no cabe la más remota posibilidad de que sucedan de otro modo; y otras más pasan como pasan porque no podían suceder de otro modo ya que se ha llegado a donde se ha llegado desde una mañana en apariencia limpia y transparente a una noche oscura y opaca, sin transición.
1 – Durante no menos que quince años tuvimos en casa un exprimidor eléctrico de cítricos, durante quince años, o más. Nunca falló, jamás. Lo utilizábamos, al menos, una vez a la semana. De Lunes a Viernes las partes móviles, las que exprimían, con un aclarado bajo el chorro de agua a presión era suficiente; el Sábado limpieza a fondo con cepillo. Sus piezas eran de plástico, un plástico consistente, blanco níveo, brillante, la cubeta donde se recogía el zumo transparente; eran piezas que ajustaban con precisión matemática. Un día, a la altura del enchufe, uno de esos enchufes monobloque, el cable se segó; ningún problema: cambiamos el enchufe  y a seguir. Los años fueron pasando y un día pareció (sólo lo pareció) que el motor perdía fuerza; nos dijimos que el utensilio había llegado a su final; y decidimos adquirir otro.
La decisión fue unánime: tenía que ser otro del mismo modelo y de la misma marca; idéntico, en definitiva. ¿Qué tal vez pudieran haber otros exprimidores más modernos, más estéticos y que aumentasen en el 0,5% el zumo que extrajesen a una teórica naranja idéntica al que hubiese extraído nuestro viejo exprimidor?, pues muy bien, pero aquí ni valen pruebas ni vales riesgos porque un aparato de esa índole no es para estar cambiándolo cada semana. Adquirimos un exprimidor idéntico al que teníamos. Y el resultado ha sido agridulce, y no es una ironía.
Aparentemente se trata del mismo exprimidor, pero realmente no es el mismo exprimidor. El plástico con el que están fabricadas sus partes exprimidoras no es de la misma calidad: este es vasto; y el encaje de las mismas no tiene nada que ver: si en aquel se deslizaban como una mano en su guante, en este hay que hacer fuerza, buscar posiciones extrañas para lograr un encaje que sí es pero no como debía porque vibra ligeramente cuando se halla en funcionamiento. Luego está la textura del plástico: la del actual es ligeramente rugosa, y es mate, por lo que la pulpa se limpia con menor facilidad. Exprimir, exprime, claro, pero la regulación del flujo de la mezcla de pulpa y zumo no es lo uniforme que lo era nuestro anterior ‘idéntico’ exprimidor.
Sí: los lugares de fabricación han variado, pero pienso que eso no tendría porqué influir en la diferencia. Es cierto que en valor constante el precio de este es más reducido que el de aquel, pero yo lo veo de otro modo: el objetivo de la cadena fabricante-distribuidor-vendedor es incrementar su margen o, cuanto menos, mantenerlo; y eso sólo era posible reduciendo costes, y como el valor de un exprimidor no justifica la inversión para robotizar toda su producción ni a esa compañía le compensa realizarla porque no tiene el monopolio planetario de los exprimidores de cítricos, la vía más plausible era reducir calidades y acabados. En cualquier caso, ¿quién se acuerda como era un exprimidor de hace quince años?.
2 – Recientemente estuve en una ciudad del Norte de África impartiendo una conferencia. Todo organizado como un reloj, amabilidad a raudales. Tras el acto, a los asistentes nos llevaron a un enorme espacio al aire libre atiborrado de personas y de puestecillos en los que se vendía absolutamente de todo lo que imaginar puedan, desde especias a zumo natural de frutas, desde fritos secos a afrodisíacos femeninos y masculinos, desde artesanía de cuero a perfumes; también frutas, ungüentos, instrumentos musicales, … Había también encantadores de serpientes, acróbatas, amaestradores de animales, improvisados puestos de comida preparada, y mesas corridas con bancos a su largo bajo techados en los que se servían variados platos. Una megamacroplaza, antiguo mercado de ganado a las afueras de la ciudad antigua.
El plan, nos dijo el guía, era que deambulásemos durante un par de horas y luego ir a cenar a un restaurante especializado en comida tradicional de la zona. Nos dijo que no era un lugar inseguro y que podíamos hacer todas las fotos que quisiéramos, sin límite, pero que cada vez que hiciésemos una foto, a quien se la tomásemos le diésemos un euro. Alguien preguntó el motivo. Y sin inmutarse comentó que para la inmensa mayoría de quienes allí se encontraban, lo poco que vendían en sus puestos y los euros que recibían de los turistas por las fotos que estos les tomaban eran sus únicos ingresos.
La cena fue fabulosa, y el restaurante una casa del siglo XVIII rehabilitada y convertida en un decorado de las mil y una noche.
3 – Hace un par de semanas me invitaron a una boda. Tuve que estrechar bastantes manos de amables lectores y de personas que me reconocieron por mis apariciones televisivas, pero de todo lo que me dijeron lo que más me impresionó fue lo que me comentó uno de los camareros que vino a estrechar mi la mano. Charlamos unos momentos y fue él quien me dijo que era arquitecto. Insisto: me impresionó: el desempleo entre estos profesionales es enorme: el 65%, pensé, pero me equivocaba, de medio a medio.
Aquel arquitecto trabajaba como arquitecto, concretamente en esos momentos se hallaba con la rehabilitación de dos viviendas. Pero habían dos problemas. Por un lado, arrastraba deudas del pasado; por otro, sus ingresos como arquitecto eran de todo punto insuficientes, y como tenía experiencia en el ramo de la restauración (no me dijo como la había adquirido), cuando le salía un evento como aquel, iba y obtenía un dinerillo.
¿Hay algo de malo en que un arquitecto haga de camarero?, ¡en absoluto!, pero algo muy feo está sucediendo para que un arquitecto tenga que hacer de camarero.
Cosas que pasan.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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