lunes, 22 de febrero de 2016

2016 y 2017

1 - ¿Por qué la economía tiene que crecer cada año? Es decir, ¿por qué el número de millones que suma el PIB tiene que ser cada año mayor que el anterior? En otras palabras, ¿por qué la generación de PIB tiene inexorablemente que ir en aumento?.


2 – Hoy, cuando hay subsectores económicos, actividades y zonas que se hallan clara y decididamente en alza y subsectores, actividades y áreas que se encuentran o estancadas o en retroceso, áreas y zonas que puedes encontrase a caballo de dos o más países sobrevolando fronteras: líneas dibujadas sobre un mapa, ¿por qué se continúa pensado y hablando en términos de economías nacionales?
No, ni soy partidario del ‘decrecimiento’ ni pienso que ‘la solución’ se halle en crecer menos, lo que pienso es que se continúa pensando con los mismos parámetros que en los años 60 o en los 2000: ir-a-más-todos-cada-año: es bueno y es lo que debe ser, y si no pasa eso es malo y hay problemas.
Claro, claro: la población aumenta, y si el número de millones que suma el PIB no lo hace el ‘bienestar per cápita’ disminuye. Pero el aumento de la productividad ya es un objetivo en sí mismo, y eso si es conseguible con las tecnologías que cada hora están apareciendo –y que son susceptibles de ser utilizadas– en unas zonas cada vez más concretas; unas tecnologías que cada vez requieren más capital, y unas zonas que cada vez se encuentran más definidas.
Pienso que se continúa pensando en términos de modelo viejo: el que se agotó y desencadenó la crisis en la que el planeta se halla inmersa desde el 2007. El nuevo modelo, continúo pensando, va a estar centrado en ciertas áreas, en unos subsectores concretos, en unas actividades específicas, subsectores y actividades que serán participados y generadas por un escaso número de personas con características determinadas, actividades concentradas en un reducido número de corporaciones postglobales.
De nuevo se pone el acento en el gasto público, como en los planes E del 2009, y ya sabemos para qué sirvieron y las consecuencias que tuvieron: más déficit y mucha más deuda (y una ‘recuperación’ que capturó el 1% más rico de la población), pero ni se menciona, y evidentemente no se aborda, el hecho de que cada vez hacen falta menos horas de trabajo, lo que supone un mayor desempleo estructural; tampoco sobre las carencias a que apunta una recaudación fiscal decreciente; ni del retroceso que está experimentando el modelo de protección social; ni de las consecuencias de una deuda impagable.
Y pienso que ‘lo que es’ y ‘lo que debería ser’ continúan viviendo en mundos diferentes.
(NOTA: En lo de que la respuesta ha de ser ‘colectiva’ estoy plenamente de acuerdo; y añadiría: y ha de ser coordinada).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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