Pienso que no es un fenómeno, sino una consecuencia. Algo que
normalmente se pasa por alto: su resultado operativo sobre ventas pasó
del 12,5% en el 2010 al 12% en el 2013, y se colocó en el 13,4% en el
2014. En el 2011 y 2012 bajó, pero se situó por encima del 10%.
Pienso que el modelo es una consecuencia porque LA variable
en que la compañía sustenta su razón de ser es el precio, y el hecho de
que sus ventas hayan aumentado el 81% en cinco años pone de manifiesto
que para un número creciente de personas el precio se ha convertido en
LA variable –la única– a contemplar y así va a seguir.
Partiendo de la base de que vestirse en necesario –al igual que
comer– la compañía ha apostado por lo básico ofreciendo lo máximo que se
puede obtener por el precio que se paga; y con esa filosofía va a
continuar. Y pienso que acierta porque crecientemente el grupo de
personas que podrán pagar poco va a ir en aumento –en España y en todas
partes– y esa demanda de bienes necesarios va a tener que ser cubierta;
lo que tiene un corolario: a medida que ese número de consumidores vaya
pudiendo pagar menos, estructuras como las de Primark van a ir a más.
Y de todo ello se deduce algo obvio: la evolución de esta crisis está
creando una sociedad escindida parte de la cual es un colectivo enorme y
creciente con un poder adquisitivo menor y limitado, posiblemente
reducido, en muchos casos, a los ingresos que permita la Renta Básica
que finalmente tendrá que ser implementada. Es decir, las estructuras
tipo Primark serán cada vez más necesarias , por lo que sino existiesen
tendrían que ser inventadas.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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