Toca recuperación en Europa. Una vez silenciado el ruido procedente de Grecia, el gestor de M&G Investments Anthony
Doyle cree que ahora ha llegado el momento oportuno para poder fijarse
en los aspectos positivos que están guiando y van a guiar a la zona
euro. De hecho, el experto subraya que “varios obstáculos significativos
para la economía se han convertido en factores favorables, que
probablemente impulsarán el crecimiento económico en los próximos 18
meses”. A continuación, aporta cuatro gráficos con su respectivo
análisis, con razones para recuperar la esperanza en el Viejo
Continente.
Un euro más barato
Doyle
comienza haciendo notar que el euro acumula actualmente una caída del
11% en términos de tipo de cambio nominal efectivo respecto a su máximo
más reciente, que alcanzó en marzo de 2014; recuerda asimismo que, en abril, la moneda única había caído hasta su nivel más bajo en 12 años.
“La apreciación del dólar, provocada por las expectativas de que el
Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal podría
subir sus tipos de interés en septiembre, ha sido un factor importante
en la evolución de la moneda única. Pero un aspecto igualmente relevante
es el compromiso del BCE de mantener su política de expansión
cuantitativa (QE) hasta septiembre de 2016”, comenta Doyle, que añade:
“Con dos de los principales bancos centrales del mundo aplicando
políticas monetarias opuestas, es probable que el euro continúe
perdiendo terreno a medio plazo. En el momento actual, no existe motivo alguno por el que el dólar no pueda alcanzar la paridad con el euro”.
El gestor también recuerda las consecuencias que acarrea contar con
una divisa débil: crecimiento de las exportaciones, aumento del
beneficio para las compañías europeas, mercados laborales más sólidos y
niveles crecientes de inflación. “Esto aporta una considerable ventaja a
la economía europea en la actualidad”, sentencia.
Regreso de la confianza
Para
hablar de confianza, Doyle prefiere fijarse primero en la evolución de
la percepción que ha tenido el mercado respecto a Grecia y el resto de
naciones periféricas entre 2010 y 2015: “Entre 2010 y 2012, las
rentabilidades (TIR) de la deuda soberana europea mostraron una
correlación elevada (en particular las de los emisores de la periferia) y
sus movimientos absolutos fueron de magnitud similar. Esto contrasta
marcadamente con la evolución más reciente del segmento gubernamental,
ya que el mercado ha tratado a Grecia como un caso aislado y las TIR de
la deuda de otros países europeos han caído”.
En base a esta esta observación, Doyle cree que “no sería precipitado afirmar que, hoy
en día, los inversores en renta fija se muestran mucho menos
preocupados por una ruptura del euro y confían en las autoridades
europeas y en su misión de completar la Unión Económica y Monetaria”.
Por otra parte, aunque es consciente de que las TIR de todas las
referencias de deuda de la eurozona han repuntado desde los mínimos
históricos de abril, lo atribuye más “al aumento de las expectativas de
inflación y de crecimiento económico que a una subida de las primas de
riesgo de crédito”.
“La estabilidad presenciada en los mercados de renta fija de Irlanda,
Portugal, España e Italia es alentadora para las familias y las
compañías, que se verán más inclinadas a consumir ante un panorama
estable. Así, hemos visto a numerosas compañías europeas aprovechar los
bajos tipos de interés para emitir deuda, refinanciarse con mayores
vencimientos y tratar de invertir en ampliar sus actividades”, concluye
este apartado.
Recuperación del consumo
El gestor se muestra muy claro en este apartado: “El panorama del consumidor europeo es innegablemente sólido.
Factores como los tipos de interés bajos, el descenso del paro (la
economía española creó más de 411.000 puestos de trabajo en segundo
trimestre de 2015, el mayor nivel desde 2005), el crecimiento de la
riqueza neta de los hogares a través de mayores precios de los activos,
los niveles récord de crecimiento de los salarios reales en Alemania y
la caída de los precios del petróleo son favorables para el consumidor”.
Por otra parte, recuerda que los bajos tipos de interés “impulsan los
precios de los activos al reducir la tasa de descuento sobre los flujos
de caja de los activos, como por ejemplo los dividendos y los
alquileres”. A esto añade que los precios de la vivienda están
subiendo en gran parte de Europa, “lo cual redunda positivamente en la
riqueza de los hogares”.Para Doyle, la suma de todos estos
factores “está ayudando a elevar el bienestar y la confianza en toda
Europa, una de las consecuencias deseadas de la QE”.
Menos escepticismo respecto al proyecto europeo
“Guárdense
de quienes piensan que el proyecto de la eurozona está condenado a
fracasar. Como he sostenido en el pasado, existen varios argumentos de
peso a favor de la supervivencia del euro, sobre todo el hecho de que
ningún país de la UEM ha salido de ella. Con el debate centrado en la
política, un aspecto que suelen pasar por alto los mercados es
que el deseo político de mantener la eurozona y la moneda única es
extremadamente fuerte”, declara Doyle.
Este admite que, aunque los problemas de Grecia no se han resuelto
definitivamente y pese a que aún queda un largo camino por delante para
conseguir una unión monetaria y europea “en toda regla”, reitera que
“divisa, confianza y consumo darán impulso a la economía europea en el
corto plazo, y deberían asegurar un perfil de crecimiento económico
autosostenido para la mayor economía del mundo”.
fuente: http://lacartadelabolsa.com/leer/articulo/si_o_si_el_pib_europeo_va_a_mejorar
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