viernes, 19 de junio de 2015

De nuevo la llamada desigualdad

Otra vez, la desigualdad, las muy altas remuneraciones. Está de moda hablar de esto; desde que comenzó la crisis, no tanto antes. Antes, por ejemplo, era guay hablar de que en Londres había una competición por el precio que los supergenios de las finanzas pagaban por su loft (palabra cuyo uso ha desaparecido del vocabulario usual: suena de dispendio): ‘¡Bah!, su loft sólo vale un millón y medio; Rick pagó por el suyo tres millones’ (De libras, claro). Eso ya no se lleva, ahora se lleva hablar de lo contrario.
Lo he dicho en otras ocasiones, voy a repetirlo: la fortuna que tenga un megarrico, la remuneración que se le pague a un superdirectivo, siempre que ese megarrico y ese superdirectivo se muevan dentro de la legalidad y tengan sus asuntos fiscales en regla, tanto da.
El problema es la pobreza, la miseria en la que se halla sumida parte de la población. La tragedia radica en los trabajadores pobres, en personas que aun teniendo un empleo a tiempo completo tienen que mal vivir e, incluso, afrontar desahucios. Lo que es incomprensible es el rampante subempleo que está asolando el mercado de trabajo de todas las economías, un subempleo que va ligado a precariedad y a subremuneración. Lo terrible son las pensiones de hambre que perciben numerosos ancianos; la cuasi desnutrición infantil; las imágenes de ciudadanas y ciudadanos rebuscando en los contenedores de basura de tiendas y supermercados. Lo que no se puede ni  es que la tasa de pobreza y exclusión en España se halle en el 29,3% de la población española. ¿Sigo?
Si se movió dentro de la ley, si siempre cumplió la ley, ¿qué problema hay en que ese señor al que se refiere Mme. Lagarde ganase el año pasado 1.300 M $?, el problema está en que en USA haya personas que se están desjubilando porque la suma de su pensión más el rendimiento de su fondo privado no les alcanza para vivir. Pero Mme. Lagarde no habla de esas personas sino de la otra.
¿Saben qué es lo que, pienso, sucede? Pues que un cachete a un superrico, una colleja a un superdirectivo, es popular, da caché social, tiene rendimientos publicitarios; y hablar de las personas que en Alemania tienen que pasar con 400 € al mes no da nada de todo eso porque … esas personas ya son invisibles.
Además sucede otra cosa que también ya hemos comentado. De forma natural la humanidad tiende a la desigualdad, a que muy pocos tengan mucho y el resto poco; para evitar eso hay que tomar medidas y hay que garantizar que esa mayoría disponga de una ocupación con la que obtengan una remuneración que les permita vivir dignamente. En los últimos 2.000 años únicamente durante treinta se desarrolló una fiscalidad y se implementó un modelo productivo para que la desigualdad se minimizase; y se logró.
La Guerra Fría y la necesidad de calma en los centros productivos llevaron a desarrollar unas políticas que redujeron las diferencias entre ricos y pobres, como entonces se denominaba a la desigualdad, a fin de evitar la ‘lucha de clases’, otro concepto desaparecido el vocabulario. Hacía falta paz social y hacía falta que los trabajadores trabajasen para producir, y esa paz social se compró con el modelo de protección social y todos los trabajadores posibles trabajaron a cambio de unos salarios que se iban revalorizando con la inflación.
Pero todo eso ya se ha acabado. Ya no hay trabajo para todos; la tecnología sustituye aceleradamente a trabajadores de forma más eficiente; el gasto público tiende cada vez a a menos porque hay que reducir los déficits fiscales; los impuestos tienen que bajar a fin de mejorar la competitividad; los despidos facilitarse y abaratarse y los salarios y las cotizaciones sociales reducirse.
Las rentas bajas nada o muy poco van a mejorar su situación porque quienes las perciben cada vez son menos necesarios, mientras que los superdirectivos, aunque en menor número, cada vez, lo van a ser más, y los megarricos son los que disponen del capital.
Excepto implementar la renta básica muy, muy escaso, pienso, puede hacerse por estas personas que disponen de muy poco: por ‘los de abajo’ ya que por ley es imposible demanda de trabajo. Podría irse a por esos megarricos y superdirectivos a base de una política fiscal que entrase en lo confiscatorio a fin de redistribuir la riqueza, pero desde hace 35 años los tiros no van por ahí, precisamente es justo al revés; y lo que hacen personas como la directora gerente del FMI es escandalizarse por la remuneración que una compañía ha decidido pagar a uno de sus directivos y quedarse ahí.
La distancia entre ricos y pobre va a aumentar porque desde una perspectiva económica esos pobres cada vez son menos necesarios para producir, por lo que la vía para que redujesen su pobreza: el trabajo, crecientemente va a ser más estrecha. Y por el otro lado, por el de los ricos, no se van a poner en marcha políticas fiscales agresivas a fin de garantizar la redistribución porque ya no es necesario que los de abajo prosperen. Eso sí, en los medios de comunicación mohines de reproche hacia los ricos, bastantes.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

1 comentario:

  1. Antes estaria de moda hablar de lo mucho que se gastaban en un loft... La gente de mucha pasta. Los pobres siempre hemos visto injusto que unos cobren 1000 cuando otros cobramos 1.
    "Tanto da".. Que la directiva se este forrando, se suban el sueldo y se repartan dividendos, no da tanto igual cuando a ti te dicen cada año que no hay dinero para subidas...

    ResponderEliminar