La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P) espera que el crédito otorgado por la banca española al sector privado el próximo ejercicio crezca cerca de un 1%, frente al 0,5% que prevé para 2015, y la rentabilidad de las entidades se sitúe en el 6,6%, frente al 5% con el que podría cerrar este año. Así lo ha explicado la directora de Instituciones Financieras de S&P, Elena Iparraguirre, quien ha señalado que el sistema financiero español ha evolucionado positivamente ayudado por la recuperación económica. "La economía ha crecido a ritmos mayores de lo esperado y la puesta en marcha del programa QE del BCE, así como la caída de los precios del petróleo y la depreciación del euro han contribuido a esta mejora", ha apuntado. Según sus estimaciones, los bancos conseguirán normalizar sus provisiones en 2016, lo que permitirá impulsar el beneficio neto, y los ingresos se mantendrán estables, aunque ligeramente negativos, gracias al ahorro en los costes operativos.
También augura que se reducirá el peso de los activos problemáticos en los balances de las entidades, ya que el ajuste en el mercado inmobiliario "ha tocado fondo". "Los precios se mantienen estables, incluso se han visto subidas moderadas. Además, han aumentado las transacciones de vivienda tanto nueva como usada", ha añadido.
Iparraguirre ha señalado que los bancos podrán generar ingresos más fácilmente en 2015 debido a la mejora de los costes de financiación, pero ha señalado que el próximo ejercicio tendrá mayores dificultades debido al entorno de bajos tipos de interés. No obstante, el beneficio neto será "positivo y creciente".
Actualmente, los bancos presentan una base de capital fuerte, a lo que ha contribuido la generación de beneficios. El menor riesgo que se percibe en España hará que las pérdidas inesperadas sean menores, algo que ayudará a fortalecer aún más el capital.
Las estimaciones de S&P señalan que el perfil de financiación de las entidades es positivo. Se ha reducido la cartera de préstamos, que sigue siendo mayor que la de depósitos, lo que obliga a buscar financiación procedente de otras fuentes. Iparraguirre ha recordado que durante la crisis, la principal fuente de financiación fue el BCE.
RATINGS EN MEJORÍA
Como consecuencia de todos estos elementos, los ratings de los bancos españoles han mejorado respecto a los que mostraban el año pasado. En este sentido, S&P revisará el estado de las entidades a finales de año, antes de que entre en vigor la directiva de reestructuración y resolución bancaria.
Ante la nueva normativa, S&P no tendrá en cuenta a la hora de elaborar sus ratings el apoyo que el Gobierno presta a una entidad, pero sí otro tipo de instrumentos que protegen la deuda senior y que mantienen la estabilidad de la entidad. Este cambio tendrá un impacto limitado en los ratings de los bancos españoles.
En España, solo cuatro entidades cuentan con apoyo gubernamental: Sabadell, Bankia, Abanca y Popular. De ellas, tan solo Sabadell notará el cambio, ya que la agencia de calificación entiende que no tiene la suficiente fuerza intrínseca para mantener su rating actual, pese a la compra del británico TSB.
RIESGOS FUTUROS
A pesar de la mejora que ha experimentado el sistema financiero en los últimos años, S&P advierte de que los bancos aún no han recuperado los niveles previos a la crisis y alerta de que el proceso de mejora aún será lento, debido a que el paro continúa siendo elevado, la deuda pública es alta y la recuperación del mercado inmobiliario va a ser gradual.
"Necesitamos tiempo para poder volver estar donde estábamos", ha apuntado Iparraguirre, quien ha hecho hincapié en que "va a llevar años" reducir los activos problemáticos de los bancos.
También ve un riesgo en la creciente competencia de precios entre las entidades, ya que el entorno de bajos tipos de interés no ayuda a los ingresos a crecer, por lo que habrá guerra de precios en hipotecas y préstamos.
"Es algo que vigilamos y vemos un factor de riesgo para la cuenta de resultados de 2016, aunque no tanto para la de 2015", ha agregado Iparraguirre. En este sentido, ha manifestado que los precios tienen que ayudar a sostener en el tiempo la rentabilidad bancaria.
FUSIONES A PARTIR DE 2016
En cuanto a la posibilidad de que se produzca una segunda oleada de fusiones en el sector, la directora de Instituciones Financieras de S&P cree que la concentración que se ha llevado a cabo hasta ahora ha permitido al sistema ganar en eficiencia y en rentabilidad, dado que han desaparecido los jugadores más débiles y ha habido una mejora en la forma de operar.
Sin embargo, el sistema actual presenta tres entidades muy fuertes y algunas que son susceptibles de entrar en procesos de consolidación, entre las que figuran Unicaja Banco, Ibercaja, Kutxabank, Bankinter, Abanca, BMN y Liberbank. "Este año no vemos fusiones, pero sí a partir de 2016", indica Iparraguirre.
Por otro lado, ha avanzado que la dependencia de las entidades al Banco Central Europeo terminará por ser sustituida por fuentes de financiación externa. "Esta dependencia no será tan elevada como en el pasado, pero será una debilidad que pesará también sobre nuestro sistema", ha agregado.
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