Si un hecho ha monopolizado los medios de comunicación en las últimas semanas este ha sido la propagación del virus del ébola. Al enorme drama humano que se está viviendo, principalmente en África, hay que sumarle el gran temor generado por la posible extensión al mundo desarrollado.
Otro prisma a considerar es la magnitud del impacto económico que esta enfermedad podría ocasionar. La caída de las bolsas es un reflejo de esa incertidumbre. Una forma de estimar el coste económico del ébola sería recordar el efecto económico que tuvo el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) en la crisis de 2002 y 2003. El SARS apareció en China en noviembre de 2002, y que se propagó posteriormente por otras partes del mundo.
Natasha Khan y Kanoko Matsyama, realizan en Bloomberg un interesante análisis sobre esta comparativa, recogiendo las palabras de importantes analistas de mercado. Por ejemplo, Andrew Zarnett del Deutsche Bank, afirmaba recientemente en una nota a clientes: “El miedo al contagio daría lugar a una reducción de la disposición de la gente a viajar, comer en restaurantes, beber en los bares, y hacer vida social”.
El SARS, enfermedad de mayor poder de transmisión que el ébola pero de menor mortandad, infectó aproximadamente a 8.100 personas matando a 774, y llegó a más de dos docenas de países, siendo China, Hong Kong, Taiwán y Singapur los más afectados. EE.UU. tuvo 29 casos de SARS sin ninguna muerte. El coste total del SARS fue de 40.000 millones de dólares según las estimaciones de Brookings Institution.
Ian Mackay, virólogo de la Universidad de Queensland Australia, afirma: “El SARS y la gripe pandémica dieron la vuelta al mundo, pero no esperamos que pase lo mismo con el ébola. No esperamos una extensión global”.
En un informe del Banco Mundial del pasado 8 de octubre se estimaba que únicamente las economías de África Occidental perderán unos 32.000 millones de dólares el próximo año por este brote de ébola.
“Cualquier impacto global se sumará a esta cifra”, afirma David Evans, economista senior del Banco Mundial y coautor del informe. “Hay evidencias de que el turismo en otras partes de África se ha visto afectado. Dependiendo de cómo progrese la epidemia en otras partes del mundo, es probable que haya impactos adicionales”.
Hasta ahora la repercusión económica en las economías desarrolladas ha sido escasa, aunque si la enfermedad se propaga en Europa y EE.UU., aunque la extensión sea limitada, el efecto sería mucho mayor.
Hasta ahora la repercusión económica en las economías desarrolladas ha sido escasa, aunque si la enfermedad se propaga en Europa y EE.UU., aunque la extensión sea limitada, el efecto sería mucho mayor.
“Un brote sostenido de una enfermedad de alta mortalidad como el ébola en cualquier gran economía implicaría un impacto significativamente mayor que el SARS”, afirma Marvin Barth, analista de Barclays Plc. en una nota a clientes.
Durante el apogeo del brote del SARS hubo momentos cercanos al pánico ciudadano. En Hong Kong el miedo se apoderó de las calles. Las unidades de cuidados intensivos se vieron desbordadas, los residentes evitaban el transporte público, lo sitios públicos se vaciaron y los ciudadanos se metieron en sus domicilios. El consumo se desplomó. Los ingresos por habitación hotelera se precipitaron. El turismo a los países afectados cayó de forma brusca.
Los expertos creen que el ébola no tendrá un impacto similar si sigue controlado como hasta hora. Tony Tyler, director ejecutivo de las Asociación Internacional de Transporte Aéreo, afirma que “si se siguen precauciones sensatas, no hay ninguna razón para suspender los vuelos a las zonas afectadas”
Sin embargo la premisa de “si sigue controlado como hasta ahora”, no es tan fácil que se dé. Ben Cowling, profesor asociado de epidemiología de enfermedades infecciosas de la Universidad de Hong Kong, señala que “es una cuestión de números. Si las infecciones siguen creciendo en África, el riesgo de exportación de la enfermedad crece también”.
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