Tengo que reconocer que me ha sorprendido la resistencia del euro en los últimos meses. Estoy seguro de que sobrarán los analistas que puedan ofrecer una explicación retrospectiva lógica. Pero lo cierto es que muy pocos de ellos habrían previsto hace un año que el par euro/dólar se movería en el nivel actual de 1,40. Y sin embargo, ahí está. Pero no por eso voy a dejar de creer que la realidad y la gravedad pueden acabar en algo así en el mayor mercado del mundo.
Los lectores asiduos de mis anteriores blogs y publicaciones saben que para mí el euro es una malísima idea. De hecho, si se puede odiar un activo financiero, yo odio el euro. Ha dejado un número ingente de víctimas por el camino, ha provocado la quiebra de muchos países, ha dejado por el camino a toda una generación de jóvenes en los países del sur de Europa en su búsqueda del “Super Estado” totalitario. Así que sí, odio el euro. Espero que desaparezca pronto y no deje más que un recuerdo triste y temible de un experimento peligroso que no debe volver a repetirse. También dejará detrás unos costes económicos y humanos incalculables. Pero lo mejor sería asumir esa pérdida cuanto antes; antes de que resulte imposible dar marcha atrás. Cuanto antes se erradique la causa del mal, antes llegará la recuperación.
Tengo que admitir que sería demasiado ingenuo pensar que la situación del euro se resolverá en poco tiempo, teniendo en cuenta el ingente capital político que se ha invertido en el mismo. La enorme burocracia europea y particularmente la elite política que retroalimenta la UE harán todo lo posible para evitar la caída del euro, al menos hasta que resulte inevitable. La caída llegará por la presión de los votantes (aunque no se les suela consultar en esta estructura política post-democrática) o de los mercados, que en última instancia volverán a asumir el rol que tenían y que se ha distorsionado tanto durante la crisis: el verdadero rol de asignar capital y establecer el precio del dinero y los activos de forma racional.
¿Pero si estamos atascados en esta “divisa de destrucción masiva”, no deberíamos al menos intentar ganar algo de dinero con ella? Creo que no está de más pensar que el euro ya ha tocado techo al superar el nivel de 1,4000, o que como mínimo, le falta muy poco. Desde el punto de vista del trading, eso significa empezar a pensar en ponerse cortos desde los niveles actuales y lanzarse de forma más agresiva si vuelve a tantear los últimos máximos. Desde el punto de vista técnico, este escenario es bastante probable, pero yo creo que cualquier subida desde estos niveles será muy reducida y no durará mucho. También es destacable que la volatilidad está en niveles muy bajos en relación a la norma histórica, por lo que ponerse cortos mediante opciones no es una mala estrategia para reducir el riesgo.
¿Por qué es probable que estemos en los máximos del ciclo o cerca de los mismos? Creo que hay bastantes elementos que apuntan en esa dirección:
1. La economía está extremadamente debilitada en toda la UE y además, el euro no debería haber existido nunca.
2. La zona euro quiere un euro más bajo, y necesita que baje. Probablemente el BCE esté menos capacitado y tenga menos tendencia a rebajar su divisa que otros bancos centrales, pero este nivel está empezando a ser demasiado duro incluso para una institución tan autocomplaciente como el BCE.
3. La deflación está a la vuelta de la esquina y yo creo que hay más del 20 por ciento de probabilidades que anuncian el FMI y otras instituciones, de que se produzca este escenario.
4. El Bundesbank parece estar dejando atrás su habitual resistencia a las medidas de relajación cuantitativa. No es para nada una buena señal, ya que son los únicos guardianes que quedan del dinero saludable en un mundo de devaluación competitiva. Pero parece que está pasando. La alternativa son los tipos de interés negativos, cualquiera de las dos alternativas debería provocar una rebaja del euro.
5. Las cosas van a ir cada vez peor en Europa, ya que los jóvenes en paro y los funcionarios van a provocar una extraña alianza junto con las PYMES, al compartir intereses contra las grandes empresas / los grandes bancos / la coalición de la elite política. No debemos olvidar que las PYMES crean empleo, pero apenas tienen acceso al crédito.
6. Los europeos van a seguir rebelándose frente al poder antidemocrático de Bruselas que no para de adoptar una medida alocada e intrusiva tras otra. La oportunidad evidente y rara para expresar la disconformidad serán las elecciones al Parlamento Europeo de finales de mayo. Creo que los movimientos de protesta tendrán un peso excepcional en Reino Unido, Francia, Italia y algún otro país.
7. Y por último, desde el punto de vista técnico, el euro no parece capaz de superar este máximo, tras los múltiples tanteos por encima de 1,3800 en el par euro/dólar en los últimos meses en los que no logró subir mucho más. Asimismo, la volatilidad simplemente es demasiado reducida para seguir así siempre; debería haber un fuerte impulso y algún interés de trading si el euro rompe a la baja.
Por tanto, teniendo todo esto en cuenta, todo se pone en contra del euro, aún sin mencionar los ratios insostenibles de deuda/PIB, la fragilidad del sistema bancario, las dificultades geopolíticas por la absoluta incapacidad de Europa para actuar con decisión y los golpes económicos que llegarán desde China y Rusia, entre otros países.
Son muchas las cosas que pueden ir mal para el euro y cuesta pensar en qué cosas pueden ir bien. Pero no sería la primera vez que me equivocara, así que hagan ustedes sus deberes…
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