jueves, 9 de enero de 2014

Mensaje de EEUU a Europa: hay que fortalecer el sistema bancario

Estados Unidos tiene un mensaje para Europa: si quieren fortalecer su economía, tienen que considerar la posibilidad de comprometer dinero de contribuyentes de toda la zona euro para ayudar a los bancos que se encuentran en problemas. Washington envió esta semana a su secretario del Tesoro, Jack Lew, a París, Berlín y Lisboa en parte para transmitirles sus preocupaciones por la necesidad de la zona euro de revitalizar los bancos afectados por una crisis de deuda.
El tema ganó espacio en la lista de preocupaciones de Estados Unidos, opacando una disputa previa con el Gobierno alemán por críticas al modelo económico dependiente de las exportaciones que tiene Alemania.
El martes en París Lew instó a los europeos a que vayan más allá del acuerdo concretado el mes pasado para crear instituciones compartidas para liquidar los bancos fallidos.
A Washington "le gustaría ver que se toman más acciones" para crear barreras comunes para bancos y asegurar que tienen el capital necesario para emitir créditos suficientes para generar empleos, indicó Lew.
"Mientras más capital haya en los bancos europeos, y mientras más fuertes sean las barreras, mejor va a ser para la economía europea, la economía estadounidense y la economía mundial", remarcó.
En privado, funcionarios estadounidenses fueron más directos respecto a las deficiencias de la unión bancaria. El fondo destinado a liquidaciones utilizaría gravámenes bancarios para reunir 55.000 millones de euros (75.000 millones de dólares) en la próxima década, una suma pequeña en relación con el tamaño de los balances de los bancos.
Además, los países europeos cuyas finanzas públicas han sido devastadas por una crisis de deuda podrían estar bajo demasiada presión para rescatar por su cuenta a los bancos que se encuentran en problemas.
Washington cree que compartir los recursos de los gobiernos de la zona euro -un anatema para Berlín, que no quiere hacerse cargo de la cuenta- podría mejorar la credibilidad del fondo de resolución y aumentar la confianza en el sistema bancario, que de ese modo tendría la posibilidad de prestar más dinero.
"En definitiva, nuestra visión es que esa unión bancaria exige compartir riesgos y costos en grado significativo entre los miembros", dijo a periodistas un funcionario del Tesoro estadounidense durante el viaje de Lew.
"Una unión bancaria efectiva y creíble, en nuestra opinión, debería incluir (...) una autoridad de recapitalización y un seguro de depósitos creíble", agregó.
Aunque la eurozona tiene una moneda común, el bloque no respalda a los bancos de los países miembros del modo en que el Gobierno federal de Estados Unidos garantiza los depósitos en todos los estados de la nación.
Bajo el acuerdo alcanzado en diciembre, los gobiernos nacionales de la Unión Europea tendrán que afrontar el costo de bancos en quiebra durante al menos varios años más, mientras que los planes surgidos en el 2012 para una garantía común de depósitos han quedado truncos desde entonces.
Muchos bancos europeos están tratando de aliviar sus balances mediante la reducción de pasivos, pero eso se traduce en una menor capacidad para dar créditos, una preocupación para Washington debido a que implica un lastre para la economía.
CONTRADICCIÓN CON ALEMANIA
Hasta ahora, el modelo de costos compartidos que promueve Washington ha sido descartado por Alemania, que no quiere comprometer dinero de sus contribuyentes en rescates de bancos de otros países.
El ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schaeuble, probablemente reitere esa posición el miércoles cuando se reúna con Lew. El secretario del Tesoro estadounidense luego viajará a Lisboa para reunirse con el primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho.
Lew está tratando de fortalecer vínculos con funcionarios que tienen ideas similares en otros lugares del continente, en un intento por llevar adelante una unión bancaria más profunda y reorientar el foco de las autoridades monetarias hacia dar impulso al crecimiento.
El ministro de Finanzas de Francia, Pierre Moscovici, dijo el martes tras un encuentro con Lew: "Tenemos visiones convergentes y esperamos que nuestras voces sean escuchadas".
Mucho se habló de las recientes críticas de Estados Unidos al modelo económico alemán y sobre si esa actitud crearía tensión entre Lew y Schaeuble.
En octubre, el Tesoro estadounidense explicó en un informe al Congreso que Alemania no estaba haciendo lo suficiente para impulsar su economía doméstica, y que su dependencia de las exportaciones estaba presionando a la baja los salarios y los precios en todo el mundo.
Pero por varias razones cualquier tensión será secundaria al tema de la unión bancaria.
En primer lugar, Estados Unidos tiene poca autoridad moral para hablar de asuntos de política macroeconómica con Alemania. Washington ha adoptado una fuerte austeridad en los últimos años y tiene poco éxito a la hora de impulsar los salarios reales, factores ambos que mantienen baja la demanda interna.
Además, impulsar la demanda interna en Alemania podría llevar tiempo, mientras que los riesgos de una unión bancaria deficiente serían más urgentes. El Banco Central Europeo debe finalizar una revisión de balances de grandes bancos para fin de año, y podría pedir que varios de ellos se recapitalicen.
La reticencia de Alemania y otros estados fiscalmente sólidos a comprometer dinero de contribuyentes pone presión sobre el BCE para ser moderado con los bancos, algunos de los cuales podrían necesitar grandes cantidades de capital.
Por otra parte, el BCE pretende limpiar el sector bancario, ya que no hacerlo podría crear un estancamiento en la región.
Washington podría tener alguna influencia.
Por ejemplo, según Adam Posen, presidente del Instituto de Economía Internacional Peterson en Washington, las inversiones de Estados Unidos en Europa podrían reducirse si el sector bancario se torna más inestable.
También podría suceder que Estados Unidos alargue las negociaciones respecto a un potencial pacto comercial con Europa, otro de los temas de la agenda de Lew para esta semana.
(1 dólar = 0,7349 euros) (Reporte adicional de Leigh Thomas en París; traducido por Damián Pérez, editado por Hernán García)

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