Vayamos al final y luego retrocederemos. ¿Qué puede esperarse que 
suceda en España en los próximos meses en relación a los temas 
relacionados en el título?. Pienso que un aumento de la primera, un 
endurecimiento de la segunda y un hachazo a la tercera.
 España es un país intervenido desde hace tiempo, 'sin capacidad de 
decisión'; que tiene que hacer lo que le dicen, lo que le marcan; que 
tiene que hacerlo porque debe la tira y sus acreedores le exigen que 
genere y reserve lo suficiente para pagar los intereses de tal deuda.
 También tiene que hacer lo que le dicen porque no transmite confianza. 
Cuatro auditorías han pasado los bancos españoles, y si embargo un 
Premio Nobel dice abiertamente que los españoles harían bien en 
preocuparse de sus ahorros, un periódico que no tiene la etiqueta de 
tabloide publica un artículo en el que se dice que España es insolvente.
 Y también tiene que hacer eso que le dicen por su desequilibrio: sus 
ayuntamientos y regiones no guardan una uniformidad, y el hecho de que 
haya regiones que para 'seguir como están' tengan que recibir el 17%, o 
el 14%, o el 8% de su PIB de su exterior genera incertidumbre, al igual 
que la genera una deuda privada que asciende al 306% del PIB de España o
 un desempleo del factor trabajo del 27%.
 Encima España no crece, decrece, por ello lo que a España le dicen que 
haga va por el lado de aumentar tipos impositivos -indirectos: que 
aseguren que la mayoría de la ciudadanía los va a tener que pagar- y, a 
la vez, reducir gasto público, porque los  ingresos públicos no pueden 
aumentar por otra vía al no haber suficiente crecimiento, y porque es 
operativamente sencillo ahorrar a través del gasto público.
 También le dicen a España que ha de llevar más allá la reforma laboral:
 si se facilita y abarata el despido, si se llega a reducir los niveles 
salariales, los costes de las empresas se reducirán, por lo que éstas 
podrán pagar más fácilmente otros impuestos y lo tendrán más fácil para 
conseguir una competitividad que les permita exportar algo más 
reforzando lo anterior.
 Y también, pienso, le dirán a España que reduzca los importes que paga 
en pensiones, y que baje las cuotas que las empresas pagan en seguridad 
social, y que atrase la edad de jubilación, y que exija muchos más años 
que ahora para acceder a la totalidad de la pensión, y que tome toda la 
vida laboral para calcular la pensión individual. Más de lo mismo: 
reducción del gasto público para liberar fondos y para reducir el gasto 
de las empresas.
 Y luego, ¿qué?.
 De entrada España será más precaria, más pobre, más limitada. El 
problema de España es de ingresos, no de gastos; de falta de 
crecimiento. España, como todas las economías, tiene que adaptarse a un 
entorno de escasez, tiene que optimizar lo que tiene; tiene que 
organizar mejor aquello de lo que dispone; pero eso no va a resolver 
carencias estructurales de la economía española que se han ido 
consolidando tras siglos de evolución de su modelo 
socio-cultural-productivo.
 Para España lo raro, lo extraordinario, han sido los años vividos entre
 1992 y el 2007. Entre esos años a España llegaron varias oleadas que la
 proyectaron hacia un escenario inimaginable unos años atrás. Fueron los
 excedentes europeos de liquidez que inundaron España, los efectos de la
 publicidad de los Juegos Olímpicos y de la Expo, el Año Gaudí, la 
Capitalidad Cultural de Madrid, el que un montón de europeos deseasen 
disponer de una vivienda en España. España estuvo de moda, y eso la 
benefició, mucho, pero eso acabó. Y ahora España cuenta con lo que 
verdaderamente tiene, y es muy poco.
 Por eso a España le dicen que suba impuestos, que recorte gasto público
 que endurezca una reforma laboral que le obligaron a adoptar, que 
recorte pensiones. Por eso: porque España ha perdido su capacidad de 
decidir.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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