En mis años de gestor, el mercado de referencia para nuestras posiciones europeas era el de EE.UU. Todas las noches nos acostábamos analizando el cierre de Wall Street, pues tenía un efecto claro en la apertura europea. La economía del viejo continente y de EE.UU. estaban estrechamente relacionadas, y sus datos macro eran tomados y analizados como propios. Todo eso ha cambiado.
Como veremos a continuación en un excelente artículo en el WSJ del economista Matthew Lynn, las similitudes actuales entre Europa y Japón son evidentes. Hasta tal punto es esto cierto, que el autor anima a las autoridades europeas a aplicar las mismas medidas exitosas, al menos por ahora, que está ejecutando el gobierno japonés. Lynn argumenta este consejo de la siguiente manera:
Cuanto más se mira, más evidentes son las similitudes entre Japón y Europa. Ambas economías están atrapadas en una recesión. Ambas tienen envejecimiento de la población, y pronto tendrán que lidiar con un excesivo declive demográfico. Ambas tienen una gran cantidad de empresas maduras con marcas poderosas - pero sin suficientes empresas nuevas.
La diferencia es que Japón, con su nuevo primer ministro, Shinzo Abe, está haciendo un esfuerzo supremo para salir de esta situación. Por supuesto, queda por ver si las medidas de Abenomics funcionan a un plazo más largo, pero por el momento se ha visto recompensado con un repunte del crecimiento, y por la espectacular rentabilidad del mercado de valores.
Dadas las similitudes con Japón, ¿cuáles son las lecciones que Europa puede aprender? Tiene que ser más audaz, permitir que la moneda se hunda, tener como objetivo la inflación, y mantener su banco central bajo control. Si hiciera todo eso, habría una posibilidad de que saliera del desastre. Si lo hace, los inversores pueden ser generosamente recompensados, como lo fueron por entrar en el mercado japonés el año pasado.
Japón, la zona euro, y el resto de las principales economías europeas como el Reino Unido, tienen mucho en común. Son naciones maduras, altamente industrializadas, con mucha riqueza, pero no mucho crecimiento.
Es cierto que Japón ha pasado por un bache durante mucho más tiempo - dos décadas, en lugar de cinco años como Europa. Y Japón no tiene que cargar con una unión monetaria que es cada vez más disfuncional. Pero ambas zonas tienen una población muy envejecida - la tasa de natalidad alemana de 1,36 es aún más baja que la de Japón de 1,39, y España e Italia están ligeramente por encima de eso. Ambas están agobiadas por la deuda - el Reino Unido y Japón compiten por el primer puesto en las listas mundiales de deuda, una vez sumadas las empresariales, las personales y las del gobierno.
En realidad, Japón y Europa tienen mucho más en común que con América del Norte, o con China o con cualquiera de los mercados emergentes. Y el plan de Abenomics, aprobado finalmente por el mercado, contiene cinco lecciones para Europa.
- Primera medida: Ser audaces. De nada sirven reformas menores, a medias, o ligeros estímulos económicos. Cuando tienes grandes problemas, necesitas grandes soluciones. Si Europa va a revertir su declive, necesita poner en marcha una flexibilización cuantitativa a una escala masiva. Necesita recapitalizar sus bancos para que puedan comenzar a prestar de nuevo. Y es probable que necesite una unión fiscal a gran escala en la zona euro, por la que las deudas de cada estado miembro se unan y la amenaza de quiebra se elimine de las naciones periféricas. Actuar tibiamente no va a funcionar - Japón pasó una década haciendo eso y no consiguió nada.
- Segunda medida: Devaluar la moneda. Las economías maduras van a tener que seguir luchando con los mercados emergentes con unos costes demasiado elevados. Los trabajadores no van a aceptar salarios más bajos, o por lo menos, lo harán después de una fuerte oposición. La única respuesta es devaluar la moneda de forma masiva y con frecuencia. De esta manera se asegurará que la industria siga siendo competitiva.
El Reino Unido ha devaluado, y aunque su economía no está aún en buena forma, ya no se está reduciendo, a diferencia de Francia, España o Italia. El euro no se ha devaluado en absoluto.
- Tercera medida: Objetivo la inflación. La construcción de enormes deudas es siempre arriesgada. Pero es mucho más manejable cuando se tiene una inflación constante y persistente. Es la deflación la que hace que la deuda sea insostenible.
Se tiene que mantener el aumento de los precios en al menos un 2%-3% anual para tener alguna posibilidad de salir de esta situación. Europa no está ni cerca. La inflación se redujo a sólo el 1,2% en la zona euro en abril, muy por debajo del objetivo del 2%. Se puede caer en la deflación a finales de año. Eso tiene que darse la vuelta.
- Cuarta medida: Mantener al banco central bajo control. Los bancos centrales independientes están muy bien en la teoría, pero si no están cumpliendo las políticas que se necesitan, entonces tienen que ser controlados.
En Japón, Abe ha dado instrucciones claras al Banco de Japón. El Banco de Inglaterra, más o menos hace lo que necesita el Reino Unido, pero el Banco Central Europeo parece estar contento con permitir que la zona euro se deslice hacia la depresión. Es necesario que se les diga lo que tienen que hacer. Si no escuchan, sus funcionarios deben ser reemplazados.
- Quinta medida: Conseguir que aumente el mercado de valores. Un mercado de valores en aumento ayuda a la economía de dos maneras. En primer lugar, aumenta la confianza -los inversores se sienten más ricos, y las empresas sienten que tienen más éxito. La confianza es la única cosa que definitivamente se va a necesitar para conseguir reactivar la economía y el aumento de precios de las acciones es la forma más rápida de conseguirla.
Por otro lado, hace que las pensiones sean más asequibles, y los jubilados más ricos, ya que su ingreso depende del mercado. Esto es importante cuando una población envejece, ya que hay más personas jubiladas que nunca. Así que si usted puede conseguir que su mercado de valores suba, la economía debe mejorar.
Es una mezcla radical de políticas, y queda por ver si funcionan. Abe se ha visto recompensado con un crecimiento trimestral mayor, pero aún no se sabe cuánto va a durar esta mejora. Sin embargo, dadas las similitudes entre las dos economías, si funciona en Japón, debería funcionar en Europa.
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