Bitcoin es uno de los términos económicos más utilizados en las última semanas. Como probablemente sepan la mayoría de ustedes, el Bitcoin es una moneda virtual creada por Satoshi Nakamoto, que permite comprar en línea objetos reales y pagar servicios. El Bitcoin se basa en un modelo P2P, que posibilita el intercambio de datos entre dos computadoras interconectadas. En sus inicios el valor de un bitcoin era de 30$, subiendo hasta a un máximo de 237$ en marzo. Posteriormente cayó de forma muy importante, llegando a perder más del 70% de su valor.
Los Bitcoins pueden obtenerse de dos maneras. Por un lado, mediante lo que se denomina minería, que básicamente es resolver complicados problemas matemáticos que ayudan a la red Bitcoin a establecerse por lo que reciben una recompensa en forma de Bitcoin, y por otro lado pueden comprarse. Pero es el primer caso el que nos ocupa en este artículo.
La minería es un proceso en el cual poderosas computadoras crean Bitcoins mediante la resolución de ecuaciones que usan de forma intensiva los procesadores de los ordenadores. La creación de Bitcoins mediante este sistema es muy complicada y se necesita más capacidad de procesamiento según se acuñan nuevas monedas.
Como señala el analista Mark Gimein, la mayoría de la gente no está acostumbrada a pensar en términos energéticos cuando necesita resolver problemas matemáticos. Al fin y al cabo, el Excel no consume demasiado cuando lo utilizan. Pero cuando los problemas son suficientemente complicados la cosa cambia. La “minería” Bitcoin, añade Gimein, necesita tanta alimentación energética para los procesadores involucrados que a menudo se necesitan equipos especializados para cálculos repetitivos.
Blockchain.info, sitio que rastrea los datos de la minería Bitcoin, estima que en un día los “mineros” pueden utilizar cerca de 150.000 dólares de electricidad para ejecutar su hardware, estimando un precio promedio de 15 centavos de dólar por kilovatio-hora. Esto implica que para crear un dinero virtual se necesita una gran cantidad de recursos reales. Casi 1.000 megavatios al día, lo que es suficiente para abastecer a unos 31.000 hogares estadounidenses o alrededor de la mitad del gasto del Gran Colisionador de Hadrones. Es más, si el proyecto de Bitcoin sigue adelante extendiéndose su uso con la adopción generalizada como medio de pago, la demanda energética de las minas Bitcoin aumentaría dramáticamente.
“Es el oro de los freaks de los ordenadores”, apuntaba recientemente Nicholas Colas, jefe de estrategia de la firma tecnológica ConvergeX. “Como en los yacimientos, al principio es fácil extraer la materia prima (Bitcoins) y a medida que pasa el tiempo se complica más, por lo que se necesita cada vez más capacidad computacional.”
Mark Gimein señala que uno de los aspectos más extraños del frenesí Bitcoin es que repite algunas de las características más arcaicas de la minería tradicional, proceso en el que se destinaron ingentes cantidades de recursos, produciéndose una enorme destrucción de valor.
Independientemente de esa consideración, y como señalan algunos reputados especialistas financieros, el fenómeno Bitcoin es una burbuja, como lo fueron los tulipanes holandeses en el siglo XVII, o un timo como los sellos, o la estructural piramidal.
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