viernes, 22 de febrero de 2013

“La Fed ha ayudado a uno de los rebotes del S&P 500 más fuertes de la historia ¿Y ahora qué?...”

"Las políticas monetarias expansivas, cuando se prolongan en el tiempo y se constata, como sucede ahora, que sólo se quedan en los mercados financieros y apenas actúan en los problemas de fondo de la economía real, terminan creando enormes burbujas en las Bolsas. 
Los mejores gurus coinciden en que la flexibilización de la Fed, con sucesivas medidas cuantitativas, arrojando trillones de dólares a los mercados, ha ayudado a uno de los rebotes del S&P 500 más fuertes de la historia, que lo ha hecho estirarse, como si de un chicle irrompible se tratara,  desde los 666 puntos en marzo de 2009 hasta los 1.340 puntos actuales. Con las actas de la Reserva Federal que conocimos el miércoles, muchos actores en el mercado han salido de estampida y otros tantos no saben qué hacer,. qué dirección tomar ¿Ha terminado la música? Ya no oyen la música. Muy pocos bailan. La subida que los índices de Wall Street han acumulado en los últimos años, hasta llegar a tapar, con sus números, sólo con sus números, todo el enorme abismo creado con la Crisis Financiera ha estado basada, en gran parte, por el factor monetario. Un mercado técnico en manos de los hedge funds, durante gran parte de este trayecto al que, en su parte final, se han unido, como siempre, los inversores particulares ¿Y ahora qué? ¿Volverá el director de orquesta? ¿Llegan los osos a Wall Street?" se pregunta uno de los grandes gestores de la Bolsa española, que recomienda el siguiente enlace.

Pero antes observen la relación Bolsa vs QE ¿Claro, no?
 
bolsa
 
 
A principios de esta semana BRETT ARENDS señalaba en The Wall Street Journal  que los  inversionistas se están dejando persuadir. El Investment Company Institute (ICI), que representa a la industria de fondos mutuos, informa que en las últimas semanas el inversionista particular ha comenzado a regresar a la bolsa de valores. Los fondos que invierten en acciones estadounidenses han registrado ingresos netos, después de años de retiros de efectivo. Pero no se sabe si se debe a que los inversionistas están creyendo los argumentos de Wall Street. Lo más probable es que el inversionista promedio simplemente no puede resistirse a un mercado alcista.
Los datos del ICI muestran que en los últimos años los inversionistas regresaron al mercado sólo después de un período alcista, como a mediados de 2009 y a principios de 2011. A largo plazo, muchos inversionistas particulares tienden a comprar después de que el mercado sube y venden una vez que se desploma.
Hay muchos motivos para abordar este mercado con precaución, una vez más.
Aunque la economía ciertamente parece estar recuperándose, buena parte de esto ya está reflejado en los mayores precios de las acciones. Pese a que las acciones estadounidenses parezcan económicas en comparación con las ganancias actuales, eso podría una ilusión. Los economistas señalan que las utilidades han sido artificialmente infladas, tanto por las medidas de la Reserva Federal de EE.UU. de reducir las tasas de interés como por los enormes déficits presupuestarios de Washington. Los déficits proporcionan una inyección a corto plazo, que impulsa la demanda de los productos de las empresas, mientras que las bajas tasas de interés han permitido a las compañías pedir prestado a tasas subsidiadas.
Cuando los precios de las acciones son sopesados con mediciones menos volátiles, se muestran mucho menos apetecibles. Robert Shiller, profesor de finanzas de la Universidad de Yale, mide las acciones contra el promedio de las ganancias corporativas de los últimos 10 años, para eliminar las fluctuaciones a corto plazo. De acuerdo con esta relación, el mercado se cotiza a 23 veces las ganancias, muy por encima del promedio histórico de 16 y un nivel que se asocia con frecuencia con los máximos de la bolsa.
En el pasado, las acciones compradas a precios elevados en base a la relación de precios y ganancias de Shiller —u otras mediciones similares— y mantenidas por una década, terminan generando retornos débiles.
Otros señalan incluso otra coincidencia siniestra. Mientras que los inversionistas particulares han regresado a la bolsa en las últimas semanas, las personas con información interna —como los ejecutivos de las empresas— han comenzado a retirar su dinero a un ritmo rápido.
Ben Inker, director de asignación de activos de la firma de inversión GMO, que administra US$100.000 millones, indica que las acciones y los bonos de EE.UU. están fuertemente sobrevalorados en sus niveles actuales. En base a cálculos sencillos, su firma teme que los inversionistas en los principales índices de EE.UU., incluyendo el S&P 500, tendrían suerte si logran ganar algo en términos reales durante los próximos siete años.
¿Qué pueden hacer los inversionistas? Los bonos se ven peor que las acciones. El efectivo, asimismo, no está retornando nada, pero al menos no se caerá en una crisis.
Inker sugiere que se atengan a las inversionistas menos peligrosas del momento: las empresas líderes de alta calidad de EE.UU., como Johnson & Johnson  o Coca-Cola,  las acciones europeas y japonesas, y aquellas de los mercados emergentes. En estas tres áreas, dice, uno puede hallar mejores valoraciones.
Es sólo una opinión entre tantas, pero la firma de Inker fue una de las que predijeron las caídas que se produjeron después de 2000 y 2007, y además recomendó la compra masiva de acciones durante el desplome de 2008-2009.
Inker cree que el panorama de la inversión en la actualidad es peor que el de 2007, debido a que, si bien las acciones no están tan caras como entonces, los bonos son ahora más costosos. El analista teme que el portafolio estándar de 60% en acciones de EE.UU. y 40% en bonos podría dejar al inversionista con menos dinero, en dólares reales, ajustados por inflación, en los próximos siete años.
Nos vemos en Twitter @MoisesssRomero
Moisés Romero

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