Los investigadores de la Universidad de Columbia han encontrado una 
fuerte relación entre la tristeza y las malas decisiones financieras. En
 un experimento, varios grupos de participantes fueron invitados a 
responder preguntas acerca de diferentes opciones de inversión - por 
ejemplo, ¿está a favor de una inversión que produce ganancias rápidas 
inmediatamente, o esperará a invertir si tienen el potencial de ganar 
más durante un período de tiempo más largo?
 El punto interesante es que algunos participantes vieron un vídeo 
lacrimógeno antes del cuestionario, mientras que el grupo de control 
rellenó el cuestionario con su propio estado de ánimo.
 "A través de tres experimentos, el participante triste valoró el 
beneficio futuro entre un 13 y un 34 por ciento menos que los 
participantes con un estado sentimental neutral", dice el estudio. 
"Estas diferencias surgieron a pesar de que había dinero verdadero en 
juego y, aunque las tasas de descuento en la condición neutral ya eran 
altas."
 Pero, ¿por qué?
 La culpa es de la impaciencia inducida por la tristeza. A los 
científicos les gusta llamarlo "miopía" o "sesgo presente", que son dos 
mentalidades que se encuentran en las personas que sacrifican la 
oportunidad de ganar más dinero en el largo plazo a favor de la 
satisfacción inmediata.
 En su libro "Ahorre Más Mañana", el economista de finanzas conductuales
 Shlomo Benartzi entra en detalles acerca de los peligros del 
pensamiento miope.
 "Seducidos por la miopía temporal en sus años más jóvenes, muchas 
personas tienden a ahorrar para su jubilación demasiado tarde, a partir 
de los cuarenta y cincuenta años, lo que reduce sensiblemente la 
cantidad de dinero que tendrán disponible para su jubilación", escribe.
 En definitiva, los inversores que pasan por un periodo de tristeza 
tienden a realizar sus inversiones para encontrar la rápida felicidad en
 vez de un óptimo rendimiento a más largo plazo.
 La próxima vez que se sienta triste, por favor, si es posible, deje 
para momentos más felices las decisiones sobre grandes inversiones 
financieras.
 Fuentes: Shlomo Benartzi - Mandi Woodruff
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