Los mercados bursátiles pueden subir todavía más gracias a la última
entrega del "hacer lo que sea necesario" de Mario Draghi para reducir
los rendimientos de los bonos de los países más débiles de la eurozona.
Sin embargo, los nervios estarán cada vez más a flor de piel. Hay mucho
terreno para la decepción y las caídas, mientras los traders digieren
las implicaciones del terriblemente complejo enfrentamiento entre el
presidente del Banco Central Europeo, el Bundesbank y los gobiernos
europeos.
Mientras que los diferentes actores se enfrentan a estos problemas de
difícil solución, podemos ver una "guerra falsa" con los países
centrales de la Unión Económica y Monetaria (UEM). Durante este tiempo,
el BCE, en vez de luchar contra la ruptura del euro, podría quedarse
simplemente de brazos cruzados sin hacer nada. Cuanto más larga sea esta
tregua, mayor puede ser la ferocidad cuando el combate vuelve a
resurgir, comenta David Marsh presidente del Foro de Instituciones
Oficiales Monetarias y Financieras.
Un punto que parece haber escapado a la atención de los mercados es que
el Parlamento alemán tiene un veto efectivo sobre los programas de
ayuda que tienen que estar en vigor antes de que el BCE pueda sacar su
artillería pesada.
Hasta el momento, como Draghi y sus colegas han astutamente
planificado, los mercados han dado marcha atrás desde unas posiciones de
sobreventa de finales de julio, usando la acción del BCE como
justificación para deshacer las posiciones cortas en los bonos españoles
e italianos.
Pero no hay ninguna razón por la que las "hordas bajistas" vuelvan a
atacar si las economías de los países periféricos se meten en nuevos
problemas y las circunstancias conspiran para que el BCE al final no
intervenga.
En el anuncio del jueves pasado de los planes de compras "ilimitadas"
de bonos a corto plazo, Draghi fue cuidadoso en señalar que los
gobiernos de los países prestatarios tendrán que dar su consentimiento
para la acción. Tendrán que solicitar ayuda formal de los programas de
rescate EFSF y ESM.
Draghi no mencionó que tendrán que hacer los gobiernos prestatarios
para aprobar estos paquetes de rescate, es decir, toda la panoplia de 17
miembros de la UME. Esto puede no ser un problema para los países que
se encuentran en un lío. Pero Alemania es una historia diferente.
Jens Weidmann, presidente del Bundesbank alemán, rápidamente se marginó
a sí mismo como el único miembro del consejo de 22 hombres del BCE que
se manifestó en contra del programa de compras de bonos. Con presteza se
ha convertido en la marca registrada del Bundesbank.
Hablando en silencio, luciendo un aspecto de joven maestro de escuela,
Weidmann ya se ha puesto en pie de guerra, comentado a la revista Der
Spiegel que las compras de los bancos centrales en el mercado de bonos
eran una forma de adicción a las drogas y que, "en una democracia, tal
trascendental mutualización de los riesgos debe ser decidida por los
parlamentos y no por los bancos centrales”.
Los que creen que Weidmann, después de haber sido encajonado en una
esquina en el BCE, se quedará ahora mudo y sin dientes tendrán que
pensárselo de nuevo.
Weidmann no tiene más remedio que salir a la lucha.
Él tiene un montón de oportunidades, y tiene multitud de medios para
poner sus puntos de vista, ya sea directa o indirectamente (a través de
filtraciones e indiscreciones). Será fascinante ver si Weidmann aparece
antes de que las comisiones parlamentarias alemanas debatan los pros y
los contras de los programas EFSF/ESM para determinados países.
Parecer ser excesivamente político iría en contra de la independencia
famosa del Bundesbank. Sin embargo, ahora que el BCE se ha movido
claramente hacia un papel casi político, Weidmann bien podrán dejar
tales escrúpulos a un lado.
Además, el consejo del BCE tendrá el derecho de deliberar sobre los
programas de los distintos países, en particular sobre la delicada
cuestión de si en realidad están cumpliendo las condiciones establecidas
por los gobiernos europeos, junto con (por lo menos así lo espera
Draghi), el Fondo Monetario Internacional. A pesar de que Weidmann se
enfrenta a una mayoría del consejo que piensa diferente a él, podemos
pensar que podría ganar el apoyo de los bancos centrales de los
acreedores sobre programas de financiación específicos.
Y también hay otros obstáculos que se encuentran en la recámara. Debido
al éxito de las palabras de Draghi, los gobiernos interesados no tienen
prisa para solicitar ayuda, especialmente teniendo en cuenta las
condiciones posiblemente onerosas exigidas -, así como el estigma
adicional de un visto bueno del FMI que Draghi introdujo en la ecuación.
Mariano Rajoy ha mostrado una característica mezcla de indiferencia y
hermetismo echando balones fuera ante las preguntas sobre una posible
petición de ayuda.
Rajoy apuesta claramente por conseguir los beneficios de la caída de
los tipos a los cuales financiarse, sin necesidad de adoptar nuevas
medidas de austeridad - una inclinación natural para él, pero que
probablemente no satisfaga a los mercados financieros.
Otro riesgo es el fallo previsto hoy miércoles por el Tribunal
Constitucional alemán, que tendrá que delinear las condiciones para la
aprobación final del mecanismo permanente de rescate ESM. Aunque es
probable que el tribunal no vaya tan lejos como para pedir la necesidad
de un referéndum (que a su vez sería constitucionalmente muy difícil),
es casi seguro que se requerirán garantías adicionales para protegerse
contra violaciones constitucionales.
Esto podría complicar los procedimientos de aprobación definitiva del
ESM y elevaría el grado de verificaciones del Parlamento alemán del ESM.
Ambas acciones podrían amortiguar el sentimiento de optimismo en
relación al euro que últimamente impera en los mercados financieros,
dice Marsh.
Fuentes: David Marsh presidente del Foro de Instituciones Oficiales Monetarias y Financieras
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