El burro español, un instrumento de tortura temido en la Edad Media,
consistía en una cuña en la que se sentaba a la víctima con pesos atados
a las piernas, con el suficiente peso podría cortar totalmente a las
víctimas por su cuerpo. Podría decirse ahora que la economía española se
sienta encima de una cuña lastrada por las medidas de austeridad y un
desempleo sin precedentes, por un lado, y por el otro por las grandes
pérdidas desconocidas en el sistema bancario provocadas por la burbuja
inmobiliaria.
Lo peor es que estos dos aspectos de peso de la economía se refuerzan
entre sí de una manera que no entienden bien los responsables políticos
de la UE. La economía española está hoy en día en un punto donde cada
medida de austeridad, calculada en puntos porcentuales del PIB, conduce a
una reducción de la demanda que es aún más grande, señala Sony Kapoor
en un excelente artículo en el prestigioso Think Tank Re-Define: Así, un
recorte del 1% en el gasto del gobierno es probable que conduzca a una
caída del PIB que es mayor que el 1%. Esto se debe a que la
incertidumbre sobre el futuro de España y al hecho de que el mañana se
vea peor que el hoy, implica una caída del gasto tanto de los
consumidores como de las empresas, por lo que una reducción en el gasto
del gobierno se traduce directamente en la pérdida de demanda en la
economía. Lo peor es que la expectativa de una caída del PIB que
acompaña a esa austeridad, hace que tanto los consumidores como las
empresas reduzcan aún más su consumo y la inversión.
Peor aún, estas caídas en el PIB están empujando al alza el desempleo
por encima del increíble nivel del 25%. La tasa de desempleo y las
expectativas de crecimiento son a su vez dos parámetros que tienen un
impacto muy grande sobre el mercado inmobiliario. El hecho de que los
ciudadanos sean personalmente responsables de las hipotecas (a
diferencia de lo que pasa en los Estados Unidos) y que las leyes de
bancarrota personales sean muy duras, implica que las personas han
seguido pagando sus hipotecas, incluso en circunstancias muy onerosas.
Sin embargo, el aumento del desempleo y la expectativa de que las cosas
seguirán empeorando puede conducir a que la parte más débil incumpla sus
obligaciones. Hay evidencias que muestran que el problema real en los
bancos ya está peor de lo que se ha reconocido hasta el momento y se
deteriora día a día.
Hasta la fecha la gran mayoría de las pérdidas que han sido reconocidas
en el sistema bancario español han tenido que ver con los préstamos a
promotores inmobiliarios e inmuebles comerciales. Éstas continuarán
deteriorándose a medida que empeoren las perspectivas económicas. Sin
embargo, se han reservado pocas provisiones para insolvencias de
hipotecas residenciales y préstamos de negocios. A medida que aumente el
desempleo y se reduzca el PIB, sin ningún tipo de perspectivas a corto
plazo de recuperación, las pérdidas se multiplicarán.
Mientras tanto, el Estado español sigue aguantando la mayor parte de
estas pérdidas. Mientras que "en teoría" los dirigentes de la eurozona
han acordado una inyección directa de capital en los bancos españoles
con problemas, hay muy pocas probabilidades de que esto no ocurra antes
de 2014. Además, en los términos actuales, cualquier pérdida que pudiera
surgir entre ahora y entonces tendría que ser absorbida por el Estado
español. También es muy poco probable que capital del ESM se inyecte en
el banco malo español, que, como ilustra el caso de Irlanda, pueden
causar significativas pérdidas adicionales. Así que a pesar del acuerdo
que se anunció a bombo y platillo, el hecho es que la relación entre los
bancos españoles y la deuda soberana todavía no se ha quebrado, y las
pérdidas en la deuda soberana se pueden materializar en los bancos
españoles.
Teniendo en cuenta el gran stock de activos inmobiliarios y préstamos
en la economía española, no sería una exageración sugerir que el impacto
directo e indirecto de cada 1% adicional del PIB en medidas de
austeridad, podrían multiplicarse en pérdidas para el sistema bancario
español, un 2% -4% de acuerdo a los cálculos del Think Tank Re-Define.
Esto significa que los esfuerzos para reducir el déficit fiscal, que
estaba cerca del 9% en 2011, no sólo reducirá el tamaño del PIB, y por
lo tanto habrá un empeoramiento de la relación entre deuda y PIB, sino
que también causará grandes pérdidas adicionales en la deuda española
que al final puede terminar incrementando también el déficit fiscal..
Además del impacto económico de primer orden, también tenemos problemas
de agitación social, de la emigración de las personas más talentosas y
dinámicas de población.
Mientras que España, sin duda, tiene que hacer grandes ajustes y hacer
frente al colapso de su burbuja inmobiliaria, una senda de ajuste
diferente, que utiliza la política fiscal contracíclica y establece un
mecanismo de solución para los bancos, tendría mucho más sentido desde
el punto de vista financiero, económico, social y político. Pero para
ello, España necesita el apoyo de sus socios de la eurozona. Sentado
como está, en lo alto del burro español, es imperativo que el actual
gobierno español y sus socios de la zona euro eliminen los dos pesos que
tiran de la economía a la baja 1) austeridad y 2) las pérdidas en el
sector bancario. En cambio, los pesos se están incrementando, por lo
tanto hiriendo mortalmente a la economía española. Esto provoca un
colapso económico, malestar social y un desastre político. Por favor,
señores de la UE, ¡cambien el rumbo!
Fuentes: Sony Kapoor (Re-Define)
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