jueves, 24 de mayo de 2012

España encara corrosión, no colapso por la eurocrisis

Los estudiantes protestan en elegantes avenidas de Barcelona, los salarios del sector público sufren su segundo recorte en tres años y crece el resentimiento contra el Gobierno central y los beneficiarios de los rescates bancarios.
Éstas son las repercusiones diarias de la crisis de deuda de la zona euro. Como el resto de España, Barcelona tiene por delante varios años difíciles, mientras l país se adapta a vivir dentro de sus posibilidades tras la explosión de una burbuja inmobiliaria financiada con deuda que ha puesto de rodillas a gran parte del sector bancario.
Sin embargo, a no ser que las proyecciones más pesimistas del coste de rescatar a los bancos demuestren ser acertadas, todo indica que España se enfrenta a una corrosión, no a un hundimiento.
Grecia se arriesga repentinamente al riesgo de no poder pagar importaciones vitales si no puede formar un nuevo Gobierno que se atenga a las cláusulas de un rescate internacional. Pero España es más representativa de la generalmente insidiosa y desmoralizadora naturaleza de la crisis: la austeridad está minando la confianza en políticos de toda la zona euro y deshilachando el tejido social a medida que se comparten las facturas de años de mala gestión económica.
"El problema es social ¿Qué vamos a hacer cuando tenemos un paro del 25 por ciento? Es dramático", dijo Joan Ramón Rovira, jefe de estudios económicos en la Cámara de Comercio de Barcelona.
A pesar de que uno de cada cuatro trabajadores españoles está en el paro, la protección por desempleo se está deteriorando. En la capital catalana, se están cerrando áreas en hospitales, está aumentando la ratio de alumnos por clase y están subiendo las tasas universitarias.
El resultado es un endurecimiento de las actitudes, a medida que varios grupos luchan por preservar sus derechos. La crisis también ha incrementado las tensiones políticas con Madrid, a medida que los independentistas catalanes recelan cada vez más de ayudar a financiar el Gobierno central, que ellos consideran les trata con desdén.
"España es una mochila demasiado pesada para que sigamos llevándola. Nos está costando nuestro desarrollo", dijo Joan María Piqué, portavoz del presidente catalán, Artur Mas.
CRECEN EXPORTACIONES, CAEN LOS PRECIOS INMOBILIARIOS
Rovira es optimista sobre las posibilidades de que España salga adelante. Presenta cifras que muestran cómo están aumentando las exportaciones desde Cataluña, que representa el 20 por ciento de la economía nacional y genera alrededor del 30 por ciento de sus exportaciones.
Las exportaciones españolas crecieron un 11 por ciento el año pasado, a medida que recuperó gradualmente la competitividad perdida cuando los salarios se dispararon tras la introducción del euro en 1999. El Gobierno prevé que el actual déficit de cuenta corriente se reduzca a menos del 1 por ciento del PIB este año desde un máximo del 10 por ciento en 2007.
Joerg Kraemer, economista jefe de Commerzbank en Fráncfort, estimó que España había recuperado la mitad del deterioro previo a la crisis en costes laborables relativos, una tendencia que debería continuar por las recientes reformas que flexibilizan salarios y contratación.
La prioridad ahora, según el consejero de Economía catalán, Andreu Mas-Colell, es que las compañías de la región ganen músculo.
"El punto destacado de nuestra economía son las exportaciones", dijo en una entrevista. "Pero nuestras firmas son demasiado pequeñas. En una economía orientada a la exportación, el tamaño es importante. Estamos demasiado fragmentados".
Frente al avance en el reequilibrio económico externo, España se está rezagando a la hora de reducir su déficit presupuestario y se está viendo castigada por los inversores.
La rentabilidad del bono español a 10 años superaba el lunes el 6 por ciento, un nivel insostenible a largo plazo, ante la preocupación de que Madrid tenga que gastar decenas de miles de millones de euros para frenar el deterioro de su sistema bancario.
Los bancos españoles tienen más de 180.000 millones de euros de activos inmobiliarios problemáticos en sus balances, y los analistas consultados temen que la situación empeore si la recesión provoca más impagos corporativos e hipotecarios.
El Gobierno español trató de reforzar la confianza de los inversores el viernes ordenando a los bancos provisionar 30.000 millones de euros adicionales por activos "sanos" (no problemáticos) vinculados al ladrillo, dos días después de anunciar la nacionalización de Bankia. Pero los mercados financieros no se mostraron impresionados.
Se trata del cuarto intento de saneamiento bancario, y Edward Hugh, un economista independiente en Cataluña que dice que el Gobierno ha sido demasiado lento a la hora de hacer frente a la situación, duda de que sea el último.
"La cuestión clave es dónde va a estar el suelo de los activos inmobiliarios. Hasta que lo sepamos, todo son conjeturas", declaró.
Los precios de las viviendas han caído alrededor de un 25 por ciento desde 2007 y un sondeo de Reuters publicado el viernes apuntó a una caída adicional de más de un 15 por ciento en 2012-2013.
La previsión de Morgan Stanley es que los bancos necesitarán 25.000 millones de euros en capital. Royal Bank of Scotland prevé un déficit de 68.000 millones de euros en los próximos tres años.
Roubini Global Economics espera pérdidas que vayan de 130.000 a 300.000 millones de euros y confiere una probabilidad de un 60 por ciento a la necesidad de un rescate soberano seguido, en 2015, por una reestructuración de la deuda de España.
Pero el economista jefe de un banco local, que pidió el anonimato porque el Gobierno aún no había detallado la última reforma financiera, dijo que las provisiones adicionales exigidas por el mercado tenían sentido sólo si España seguía en recesión varios años.
"Si es necesario restablecer la credibilidad y reducir la prima de riesgo sobre nuestros bonos, entonces quizás tengamos que hacerlo. Pero creo que los mercados están excediéndose", declaró.
DISPUTAS REGIONALES
La urgencia de estabilizar el saldo de deuda de rápido crecimiento de España está poniendo el foco de atención en sus 17 comunidades autónomas, que suponen alrededor de la mitad del gasto de las administraciones públicas y cuya deuda casi se ha duplicado en los últimos tres años.
Las regiones supusieron el año pasado el 55 por ciento del total del déficit de las administraciones públicas del 8,5 por ciento del PIB, según JP Morgan, y Madrid ha aprobado una ley que amenaza con hacerse con el control directo de sus presupuestos si no frenan su gasto.
Vistas desde Barcelona, sin embargo, las cosas no son tan simples
Cataluña y otras regiones son responsables de la gestión de servicios públicos, pero Madrid retiene la mayoría de las competencias regulatorias y de impuestos y gastos. Esta es una receta para el desacuerdo cuando la situación económica es difícil: los ingresos fiscales caen en picado, pero la demanda para sanidad y educación no.
Como consecuencia de ello, Barcelona se encuentra a menudo yendo gorra en mano a Madrid para cubrir su déficit de efectivo pese a que Cataluña, la región más rica de España, transfiere más del 8 por ciento de su PIB cada año en impuestos netos al Gobierno central.
Al mismo tiempo, el partido nacionalista de centroderecha Convergencia i Unió (CiU), en el gobierno en Cataluña, dice que Madrid ha retenido inversiones prometidas en pos de lo que ve como una evidente agenda de centralizar el poder y asfixia a Cataluña.
"Entendemos que España está pasando por una crisis y se necesitan reformas. Todos estamos en el mismo barco", dijo Mas-Colell. "Lo que nos irrita es que la crisis podría utilizarse como una oportunidad para limitar nuestro autogobierno o para no cumplir compromisos hechos en el pasado".
Cataluña quiere negociar un nuevo pacto fiscal que le dé más autonomía. Pero, con una deuda que se acerca el 22 por ciento de la producción regional, su baza política parece débil.
Mientras tanto, está haciendo más recortes. El gasto en sanidad caerá un 4,8 por ciento este año tras una reducción de un 6,5 por ciento en 2011. Los salarios públicos regionales se han reducido un 5 por ciento además de un recorte similar a nivel nacional en 2010. Se ha paralizado un programa de construcción de colegios y los catalanes pronto empezarán a contribuir al coste de las recetas.
"Estamos jugándonosla, pero creemos que nuestros votantes entenderán las limitaciones con las que vivimos", dijo Mas-Colell.
SENSACIÓN DE INJUSTICIA
Conversaciones en Barcelona sugieren que la gente entiende la necesidad de apretarse el cinturón. Es importante destacar que los fuertes lazos familiares constituyen una especie de red de seguridad para los desempleados. Pero hay una sensación de que los sacrificios no se están compartiendo de forma justa.
Felipe Aranguren, de 59 años, que trabaja cuando puede como sociólogo, arremete contra los bancos "podridos" de España y quiere que se suban los impuestos a los ricos para que paguen un programa de obras públicas tipo "New Deal".
Lleva un pin con una estrella negra, símbolo del anarquismo, en la solapa, pero Aranguren no cree que abandonar el euro e ir por libre aliviaría la difícil situación de España.
"Económicamente hablando, no podemos hacer nada en España porque todo se decide en Bruselas. Pero salir de Europa sería sólo un problema más", dijo.
Joan Colom, un economista de la Universidad de Barcelona, dijo que su departamento se había visto obligado a prescindir de un montón de profesores jóvenes y a reducir la investigación.
Se mostró optimista sobre las posibilidades de que España salga de la crisis, pero criticó la estrategia centrada en la austeridad. "Vamos a pagar un coste, seguro, y podría ser más alto de lo necesario", dijo Colom, un ex responsable del Tribunal de Cuentas de Cataluña.
La estudiante de Psicología Celia Nisare Bleda, de 19 años, teme que los estudiantes de familias más pobres se lleven la peor parte de los recortes a la educación. Con uno de cada dos jóvenes españoles sin trabajo, sospecha que ni siquiera una licenciatura sea suficiente para conseguir un trabajo en España con un salario decente.
Muchos estudiantes se van al extranjero en busca de un futuro mejor. Ella haría lo mismo si fuera necesario. "Con los salarios que vayamos a ganar seguramente, no hay posibilidades de tener una buena vida. Vamos a vivir toda nuestra vida como estudiantes", dijo Nisare Bleda.

Alan Wheatley

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