jueves, 3 de mayo de 2012

Así sólo vamos a un lugar, ¿por qué no cambiamos ya de vagón? - II

A continuación alguien muy, pero que muy importante, tiene que salir por la tele y decir a la gente que sus depósitos bancarios están garantizados pase lo que pase, sin ningún lugar a género de dudas y aunque se hunda el mundo, a la vez que se limitan los reintegros en efectivo y el libre uso de tarjetas a una cantidad suficiente -por ejemplo diez veces el salario mínimo al mes- dejando muy claro que ese proceder tiene un horizonte temporal limitado al periodo necesario para ordenar las deudas y el estado de las entidades financieras.
Una vez hecho esto debe hacerse un pase mágico: la porquería de los bancos de todos los países pasaría a ser porquería común de todos los países, a la vez que las deudas públicas quedan aparcadas, es decir, son mantenidas donde se encuentran, y se procede a decretar la suspensión temporal del pago de intereses.
Ventajas de actuar así: no se producen formales minusvalías de activos con las consecuencias que ello tiene, aunque los inservibles quedan inutilizados; todos el mundo se hace responsables de esos activos malos debido a que es un problema general al afectar a la moneda común; y, al congelar el pago de intereses, se liberan fondos para aplicar a otros menesteres, por ejemplo a estimular el crecimiento: evidentísimamente, de forma regulada por técnicos con criterio. España, por ejemplo, liberaría 26 mM€ sólo en el 2012. Paralelamente podrían llegarse a acuerdos para compensar deudas. (Se habrán dado cuenta de que son medidas que se acercan al concepto de Eurobonos pero sin revolver nada).
Mientras, comités técnicos van analizando que tareas públicas son esenciales. En los casos que sea posible, es decir, que no reduzca la productividad por la especial carga de trabajo manual de la tarea, se reparte el tiempo de trabajo y el salario. Se realiza un catálogo de áreas, compañías y actividades con posibilidades a fin de potenciarlas, y las que no lo sean se semiabandonan. Se pone en marcha un proceso de redefinición de las administraciones públicas: municipios, departamentos, regiones, landers, ...
Se instaura un subsidio de subsistencia y un sistema de bonos de comida, y se ocupa en tareas que ahora nadie realiza a los perceptores de tal subsidio, sin excepción, siempre que la tarea sea necesaria y no suponga un consumo de recursos mayor del beneficio que genera. Se garantiza el acceso a los servicios públicos esenciales sin distinción, pero exigiendo contribuir según la renta. A partir de esa esencialidad cada persona deberá hacerse responsable de sí misma.
Y todo eso, insisto, lo llevan a cabo todos los miembros del euro con criterios idénticos. Y debe hacerse pensando en el compromiso adquirido para el 2020 Y sí: lo anterior significa intervenir la economía, ya.
Luego, cuando se haya asimilado y diluido el primer gran impacto de la crisis: en el 2013 / 2014, ya puede pensarse en una reforma fiscal que entiendo debería eliminar los gravámenes sobre los ingresos e instaurar un impuesto único sobre el gasto con tipos variables según el bien y tipos negativos para los bienes básicos.
De esto no saldría una New Europe en la que todo, de nuevo, fuese a más basado en un nuevo endeudamiento, eso se ha ido para no volver. Saldrá, pienso, una Europa sana, adaptada a un mundo de escasez, en la que las zonas potentes generen un PIB de alto valor y en la que la eficiencia lleve la pauta y donde un nivel bastante elevado de desempleo estructural del factor trabajo será inevitable. En resumen, una transición menos traumática hacia la imprescindible optimización y el imperioso aprovechamiento de recursos.
Como en la Depresión, esta crisis sistémica es inevitable: todas lo son, lo que sí puede conseguirse es que sea menos penosa y que sirva para preparar con tiempo lo que va a venir. Y lo vuelvo a decir: todo lo anterior no es política.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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