Me preguntan: ‘¿Qué te parecen los presupuestos?’, y digo que si el objetivo de los mismos es sanear, cortar y sajar, reducir y eliminar, como dice esa afirmación que nunca he entendido, ‘van por el buen camino’ (¿qué es el buen camino bueno?); pero en ningún lugar de esos presupuestos he leído el vocablo ‘CRECIMIENTO’. Estos son unos presupuestos para limpiar, pero no para crecer, y el problema de España siendo el de que ha estado gastando más de lo que ha ingresado hoy lo es el de que no crece, por lo que sus AsPs no ingresan lo que deberían ingresar.
El peligro que corre España (¿sólo el peligro?): que reduzca su déficit y que entre en una senda de crecimiento ridículo en una banda entre el 0,0% y el 0,5% en una senda de estancamiento enquistado, en una situación depresiva, con una tasa de desempleo estructural elevadísima y a lo que la reciente reforma laboral habrá contribuido a través de la facilitación del despido: de nuevo la idea de ‘limpieza y saneamiento’.
A base de recortes y con la conveniente represión de las protestas que ineludiblemente se producirán, la economía española reducirá su déficit (no al 5,3% a 31.12.2012, eso está fuera de toda discusión), pero lo acabará reduciendo, pero el crecimiento … ¿Cómo va a crecer España a fin de que mejore la renta de su ciudadanía, a fin de que parte del desempleo coyuntural se reduzca, a fin de que las AsPs mejoren sus ingresos?, ¿exportando?, ¿qué a quien según una tendencia que mes a mes va enlenteciendo su crecimiento?.
Paralelamente, pienso que en estos Presupuestos se ha desaprovechado una oportunidad de oro para reducir una corriente de gasto improductivo muy, muy importante: abordando la reforma de las estructuras administrativas regional y local: ¿son sostenibles todas las actuales regiones?, ¿pueden sostener todas las regiones las competencias que ‘se les transfirió’?, ¿son viables todos los ayuntamientos del reino?.
Y por el lado de los ingresos tampoco se ha dicho nada para mejorar una vía en la que la propia Inspección de Hacienda dice que queda muchísimo por hacer: el control del fraude fiscal (¿será por aquello de que aunque defrauda algo genera?). A su vez la amnistía fiscal, tal y como se ha planteado, sin entrar en lo anterior y tal y como las cosas están, tampoco la veo. Saben que soy partidario de una amnistía fiscal, pero de otra manera. Y para cubrir todos los flancos pienso que no hubiese sido mala idea crear una especie de IVA de lujo con un tipo del 20% o del 21% para gravar bienes de más calidad/precio/charme: del 20 o del 21, no de 25% como alguien decía que hasta ahí había que subir el IVA
Para terminar: se hace notar la falta de un análisis del gasto: ‘Se gasta lo que se gasta, ¿pero se gasta bien?’, y de ahí a: ‘Hay que prestar tales servicios, ¿cuánta pasta se necesita para ello?’. Es decir, pienso que este hubiese sido un momento que ni pintado para implantar el presupuesto de base cero.
¿Está haciendo España los deberes tal y como ha manifestado el Sr. Emilio Botín?, depende de adonde quiera España llegar / adonde tenga que llegar España. De momento pienso que una ‘L’ muy larga y muy obscura está empezando a despuntar por el horizonte.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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