Hace unos días recibí un mail de una persona ocupada (importante este extremo) que casaba como anillo al dedo a ‘todo esto que ahora estamos hablando en relación de la reforma laboral’. Lo reproduzco por considerarlo altamente significativo.
“Se lleva oyendo unos meses (o el tiempo que sea) que se necesita una reforma laboral para hacer el mercado laboral mas flexible y ajustarse al nuevo escenario económico. Dicho esto, le detallo mi histórico de contratos laborales en mi empresa actual (llevo casi cinco años):
(A continuación tres referencias temporales entre los años 2007 y el 2011 con detalle de los puestos ocupados: becario, contrato de prácticas y temporal, con un comentario muy concreto en relación al abismo sideral que media entre la categoría por la que figura contratado y las tareas que en realidad está desarrollando).
La empresa que me contrata es (razón social de una empresa). Esta empresa tiene centros de trabajo en las ciudades españolas mas grandes y desde hace unos años en (nombre de tres ciudades españolas de tamaño medio). Respecto a las localizaciones de los centros de trabajo en zonas deprimidas económicamente, en alguna ocasión leí que a esto se le denomina nearsourcing, frente al outsourcing de este tipo de empresas cuando deslocalizan en India, Brasil, etc. El número de empleados en estos centros de trabajo en el “extraradio” rondan los 300 en cada uno de ellos, siendo las condiciones económicas y contractuales de la mayoría similares a las mías.
(Luego detallaba que llevaba cuatro años trabajando en un proyecto concreto utilizando unas herramientas específicas de gestión).
Le contaba todo esto por varios motivos:
1.- porque no me creo el cuento de la flexibilidad laboral, básicamente porque ya hay flexibilidad laboral (la mayoría de mis compañeros y yo somos prueba de ello).
2.- En numerosas ocasiones le oigo o leo que habla de productividad. En mi caso concreto, la facturación que hace (el nombre de la matriz para la que trabaja) al cliente por mis horas trabajadas no se refleja en mi nomina. Por lo tanto, entiendo que el trabajo que realizo es altamente productivo para la empresa. Sin embargo, desde el punto de vista del cliente, está perdiendo un margen (la diferencia entre lo que factura la empresa por mis horas de trabajo y el coste de tenerme empleado). Este tipo de prácticas es habitual en todas las consultoras, sin embargo redunda en una ineficiencia: la pérdida del margen antes citado por parte del cliente.
3. Tengo una amiga (española) que vive en Alemania con su novio (alemán) y me anima a que me vaya allí a trabajar. Yo pienso que el trabajo aquí (en España) no me falta, pero los salarios son muy inferiores a los de Alemania. ¿Como ve usted la opción de que emigre a Alemania?”
Mi respuesta fue:
“Ya sabe lo que lo que opino de la RL: es un entramado de normas y operativas orientadas a reducir los costes laborales, a facilitar el despido y a modificar las condiciones de contratación y de permanencia en el centro de trabajo (aunque sea teletrabajo), de tal forma que quien necesite trabajo le resulte más fácil conseguirlo, que le cueste menos durante el tiempo que lo necesite, y que le sea sencillo prescindir de él o reducir su coste cuando ello le sea preciso. Ello será así, no le quepa duda, porque la oferta de trabajo es muy superior a la demanda, de hecho es una situación semejante a la que se dio hacia 1865, con la diferencia que ahora quienes sobran no pueden irse a Marte a diferencia de antes que quienes sobraban en Europa podían irse a América. ¿Flexibilidad?. España es uno de los países de Europa en el que es más fácil despedir a un trabajador, lo que sucede es que si esa persona lleva muchos años en la empresa al empresario le representa un coste alto, pero, fácil, ¡es facilísimo!.
¿Irse a Alemania?. Por lo que me han contado en el tema de la emigración hay un poco de mito a no ser que 1) la persona haya sido requerida por la empresa a donde va a ir, o 2) quien emigra sea un megacrack. En Alemania hay mucho, mucho subempleo, y su sistema financiero está tocado porque se ha metido en todos los charcos; además, su economía es muy dependiente: exporta porque le compran. Es cierto que en la parte occidental el desempleo es bajo, pero pienso que las cuentas que debe hacer Ud. son otras: ‘el posible trabajo que vaya a desempeñar allí, ¿representa una mejora real y sostenida respecto al que tengo aquí?’. Ud. no se halla desempleado, es más dice que el trabajo no le falta. Considérelo”.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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