Banco Santander se quiere poner a dieta en pleno otoño para reducir la grasa de su balance y, por tanto, la necesidad de provisiones. La entidad ha sacado esta semana al mercado créditos personales e hipotecarios por valor de 2.000 millones de euros, según indican fuentes próximas a la operación, que cuenta con el asesoramiento de Pricewaterhouse.
Los interesados, entre los que se encuentran los grandes fondos internacionales oportunistas, deben presentar de inmediato sus ofertas no vinculantes. Santander, una vez analizadas las propuestas, hará una lista corta de candidatos a los que dará información adicional sobre las distintas carteras de créditos para que puedan afinar sus números mediante una due dilligence de cara a la oferta final.
Según otras fuentes, el grupo presidido por Emilio Botín quiere vender un paquete de créditos al consumo por 1.200 millones de euros; otro de préstamos personales por unos 450 millones, mientras que los restantes 350 millones son hipotecas de suelos y viviendas. La cuestión clave para cuadrar la oferta del banco y las presuntas demandas será el descuento que se aplique a cada una de las carteras.
Fuentes próximas a la operación enfatizan que el principal problema proviene de los créditos al consumo, el porfolio de mayor volumen que Santander pone en el mercado. La explicación es que ese tipo de préstamos no están respaldados por ningún tipo de activo, ya que la mayoría se conceden para financiar pequeñas compras, reparaciones, viajes, educación y transacciones similares. Entre los interesados se encuentran los principales fondos conocidos como buitres, como Cerberus, Apollo y Orion Capital.
Otras fuentes apuntan a que ese tipo de créditos se les puede aplicar un ajuste de valoración de hasta el 80% del importe concedido al cliente, un descuento tan elevado que obligaría a Banco Santander a tener que incrementar sus provisiones por la pérdida de valor. Si así fuese, la operación, en vez de ser un alivio para el balance del primer grupo financiero español, que podría liberar parte de las provisiones ya destinadas a tal efecto, sería un problema puesto que debería de desviar parte de los beneficios futuros a cubrir ese agujero.
La subasta de estar cartera de fallidos de 2.000 millones forma parte de una limpieza de balance mucho más grande que Banco Santander ha diseñado para sanear su cuenta de resultados, una estrategia que cobra especialmente importancia tras el informe de la EBA que le obliga a recapitalizarse por 14.970 millones. La entidad controlada por la familia Botín tiene previsto deshacerse de activos valorados en más de 5.000 millones de euros, como adelantó este diario el 19 de septiembre. Desde el banco matizan que esa cifra es menor, pero no la concretan.
Jaque al sector
Banco Santander ha destinado a insolvencias 26.334 millones en los tres últimos años. En 2010 la pérdida del valor de los activos le costó 10.250 millones, una cifra que previsiblemente se repetirá en el ejercicio en curso. Hasta septiembre ha dotado 7.777 millones, prácticamente lo mismo que en los tres primeros meses del año anterior. En enero, la entidad ya se liberó de 600 millones de créditos dudosos, partida que fue adquirida por el grupo noruego Lindorff.
elconfidencial
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