El diferencial del bono italiano a 10 años frente al bund alemán llegó ayer a superar la barrera de los 460 puntos básicos, por encima ya de la importante marca de los 450 pbs que podría desencadenar una subida de las garantías y catalizar una espiral de ventas. La rentabilidad sobrepasó el 6,60% y la marca psicológica del 7% - que algunos creen un punto clave que hace insostenible la dinámica de deuda en el medio plazo - ya está en el punto de mira de los inversores.
El Banco Central Europeo ha comprado tiempo marcando ciertas líneas de intervención en los mercados. Sin embargo, la presión vendedora del mercado ha provocado que el BCE ya acumule 80.000 millones de euros italiana y se acerca cada vez más a su límite de intervención.
“Las manos del BCE están atadas”, dice Ambrose Evans, en The Telegraph. El veto alemán y las limitaciones del tratado de la UE le impiden intervenir con la fuerza abrumadora que tiene un prestamista de último recurso genuino. El banco está en riesgo de sobre-extensión masiva sin un tesoro de la UE y sin una única entidad soberana que lo respalde.
Esta falta de un garante final que respalde todas las operaciones es un fallo imperdonable en la estructura institucional de la unión monetaria. Como argumenta el profesor de Berkeley, Brad DeLong, “la indiferencia absoluta ante la inestabilidad financiera - y mucho menos para el bienestar de los trabajadores y de las empresas que conforman la economía - es una ruptura radical con la tradición de los bancos centrales.”
Mario Draghi, en su debut como presidente del Banco Central Europeo, siguió obedientemente las directrices alemanas al decir que las compras de bonos sólo podrían estar justificadas si son “temporales”, “limitadas en la cantidad”, y comprometidas a restaurar “la transmisión monetaria”. Sería “absurdo” que el BCE intente reducir la rentabilidad de los bonos durante un largo periodo de tiempo.
Él no podía decir otra cosa, sobre todo como italiano que trata de seducir a un ejército de críticos alemanes. Los legisladores alemanes habían establecido días antes que el BCE debe retirar las compras de bonos existentes como condición para la aprobación del renovado fondo de rescate en el Bundestag.
Sin embargo, la maquinaria fiscal europea de rescate siendo una ficción.
El mercado ha emitido ya su veredicto sobre los planes para “apalancar” el fondo de rescate europeo (FEEF) en 1 billón de euros para asegurar la “primera pérdida” sobre los bonos italianos y españoles, al ver que este plan tiene un riesgo que podría ser letal para la calificación AAA de Francia.
Los diferenciales de los bonos del FEEF a 5 años se han triplicado a 151 puntos básicos, dejando a Japón y a otros inversores que compraron en sus primeras etapas con unas grandes pérdidas. El fondo sufrió un varapalo al suspenderse una subasta la semana pasada, recortando la emisión desde 5.000 millones de euros a 3.000 millones por la falta de demanda.
Gary Jenkins de Evolution Securities, ha señalado que lo más alarmante es que el FEEF está sufriendo para acceder a los mercados de capitales. “Si las cosas siguen así, es probable que el fondo de rescate necesite un rescate”, dijo.
El intento europeo para ampliar la red de acreedores entre los países que poseen grandes reservas de divisas llegó casi al desprecio en Cannes y un serio correctivo por parte de Dilma Rousseff. “Yo no tengo la menor intención de contribuir directamente al fondo de rescate; si ellos no están dispuestos a hacerlo, ¿por qué tendría que hacerlo yo?”
Europa está recurriendo a tales numeritos porque sus países más ricos, sobre todo Alemania, todavía se niegan a hacer frente a las implicaciones de ruptura de una moneda que ellos mismos han creado.
“Podemos discutir sobre los detalles, pero la fórmula necesaria - si desea salvaguardar la UEM -, implica sin duda alguna forma de eurobonos, deuda conjunta, transferencias fiscales, y por supuesto, la revolución constitucional que va unida a todo esto”, dice Evans. “Con eso por lo menos se ganaría tiempo, aunque dudo que incluso la unión fiscal puede cerrar alguna vez la brecha Norte-Sur.”
Las tribulaciones de Italia, tienen poco que ver con el drama paralelo de Grecia. El país se encuentra de repente en la mira de todos los inversores por la sencilla razón de que su economía se hunde en una recesión profunda.
Las implicaciones de una recaída en la zona del euro son terribles para Italia, ya están lidiando con una pérdida crónica del 40% en su competitividad laboral contra Alemania y un colapso del -70% en la inversión extranjera directa desde 2007.
Un informe realizado por los consultores italianos REF Ricerche advierte que Italia se mantendrá en recesión en 2012 y 2013. La misma caída económica es la que está causando el desajuste fiscal, no la falta de rigor presupuestario. “Lo que está minando la credibilidad de las cuentas públicas de Italia en el mediano plazo es la falta de perspectivas de crecimiento”, dijo.
Sin embargo, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy continúan pidiendo a Italia que tome más medidas fiscales de austeridad aunque la economía italiana acelere su declive, y a pesar de que es uno de los pocos países en el club de la OCDE con un superávit presupuestario primario, y aunque su deuda pública y privada es sólo del 250% del PIB - muy por debajo de la de Holanda, Francia, Reino Unido, EE.UU. o Japón. Los dictados de la política de la UE están volviéndose desquiciados.
La crisis de Italia va a profundizarse, por razones fundamentales y no importa si está o no está Berlusconi en el gobierno. Es difícil ver cómo una misión política de la UE - disfrazada con ropas del Fondo Monetario Internacional - pueda lograr cualquier cosa más allá de inflamar el fervor patriótico italiano.
El ministro Roberto Calderoli (Liga Norte), cuando se le pidió el pasado fin de semana si “realmente vale la pena” permanecer en la Unión Europea, dio un indicio de, en última instancia, ha donde conduce esta equivocada euro-intromisión. “El Tratado de Lisboa tiene un montón de aspectos negativos, pero un buen punto: usted puede abandonar Europa”.
Fuentes: Ambrose Evans
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