Si usted tiene una visión optimista sobre el futuro de la zona euro y en general del futuro económico y social de Europa, quizás debería mirar hacia otro lado y no leer el brutal informe realizado por UBS titulado : "La Ruptura del Euro - Las Consecuencias". UBS establece convenientemente la esencia del asunto: "En la estructura actual y con los actuales miembros, el euro no funciona. O bien la estructura actual cambia, o cambia la composición de los miembros".
El escenario base que plantea UBS, con una probabilidad abrumadora, es que el euro se mueva lenta y dolorosamente hacia algún tipo de integración fiscal. El escenario de mayor riesgo, la ruptura, es mucho más costoso y muy cerca de probabilidad cero. Los países no pueden ser expulsados, pero los Estados soberanos pueden elegir la secesión. Sin embargo, la discusión popular de la opción de ruptura subestima considerablemente las consecuencias de tal medida.
El coste de abandonar el euro para un país es muy importante. Las consecuencias incluyen cesación de pagos, el incumplimiento empresarial, el colapso del sistema bancario y el colapso del comercio internacional. Hay pocas posibilidades de que una devaluación ofrezca mucha ayuda. UBS estima que la salida de un país débil de la eurozona tendría un coste entre los 9.500-10.500 euros por ciudadano del país durante el primer año. Ese coste podría descender a entre 3.000-4.000 euros en los siguientes años. Eso significa un rango de entre el 40% al 50% del PIB en el primer año.
Si en vez de un país débil, saliera de la eurozona un Estado como Alemania, las consecuencias incluirían un impago empresarial, la recapitalización del sistema bancario y el colapso del comercio internacional. Si Alemania saliera, UBS cifra un coste por alemán de entre 6.000-8.000 euros el primer año, y entre 3.500-4.500 en los años siguientes. Eso equivaldría a entre el 20%-25% del PIB el primer año. En comparación, el coste del rescate de Grecia, Irlanda y Portugal en su totalidad a raíz de un default de esos países, sería un poco más de 1.000 euros por persona, en una sola vez.
Pero el coste económico es, en muchos sentidos, la menor de las preocupaciones que los inversores deben tener acerca de una ruptura. La fragmentación de la eurozona tiene también costes políticos. La influencia internacional del “Bloque Blando” de Europa cesaría (ya que el concepto de “Europa” como una política integrada no tendría sentido)
Los analistas de UBS destacan que la mayoría de las rupturas monetarias en la historia han finalizado con alguna forma de gobierno autoritario o militar, o con una guerra civil. Y así se preguntan ¿pueden romperse uniones monetarias sin guerras civiles?
La ruptura de una unión monetaria es un evento muy raro. Además, la ruptura de una unión monetaria con un sistema de moneda fiduciaria (es decir, papel moneda) es extremadamente inusual. Esquemas de tipo de cambio fijo se rompen todo el tiempo. Uniones monetarias que se basaron en los pagos en especie se han fragmentado - la Unión Monetaria Latinoamericana del siglo 19 se ha fragmentado varias veces -, pero deben ser consideradas más como un ajuste del tipo de cambio fijo. Los países entraban y salían de los estándar oro, plata o bimetal, y al hacerlo también se rompían los lazos con las monedas de otros países.
Casos pasados de rupturas de unión monetaria han tendido a producir uno de estos dos resultados. O bien hubo una respuesta hacia un gobierno más autoritario que contuviera o reprimiera el desorden social (un escenario que tiende a requerir un cambio de gobierno desde el democrático al autoritario o militar) o, alternativamente, el desorden social juntos con grietas sociales ya existentes dividían el país y provocaban una guerra civil. Estas no son conclusiones inevitables, sino que indican que la ruptura de la unión monetaria es algo que no puede tratarse como una cuestión casual de cambio de política.
A pesar de la escasez de los casos de estudio, lo que se evidencia es que tenemos que dar credibilidad al argumento de los costes políticos. Evidentemente, no todas las fracturas de una unión monetaria finalizan en el caos. El punto clave no es que todos la sufrirán, sino que hay una alta probabilidad de que alguna parte de la unión sufra graves incidentes.
Como ejemplos de autoritarismos derivados de una ruptura monetaria, UBS señala la fractura de checos y eslovacos en 1993 y la ruptura de la Unión Soviética.
Otros ejemplos son de menos ayuda, ya que tienden a ser más afines a los regímenes cambiarios fijos bajo el patrón oro o algún otro arreglo monetario internacional. Así, citan la separación de Irlanda del Reino Unido o las convulsiones de la Unión Monetaria Latina en Europa (particularmente alrededor de la guerra franco-prusiana en 1870 y sus secuelas).
En 1997, el economista de Harvard, Martin Feldstein, ofreció una visión que parece ser escalofriantemente precognitiva. Dijo que “la política monetaria y los tipos inflexibles crearán conflictos cuando las condiciones cíclicas difieran entre los países miembros… Aunque un país soberano… en principio, podría retirarse de la UEM, las posibles sanciones comerciales y otras serie de presiones harían que su pertenencia fuera irreversible a menos que haya un desplazamiento económico generalizado en Europa o, más en general, un colapso de la coexistencia pacífica dentro de Europa.”
El escenario base de UBS para el euro es que la unión monetaria se mantendrá unida, con algún tipo de confederación fiscal (aportando estabilizadores automáticos a las economías, no transferencias a los gobiernos). Así es como la unión monetaria estadounidense resucitó en la década de los años 30 y como la unión monetaria del Reino Unido, y de hecho la unión monetaria alemana, se han mantenido juntas.
Pero ¿y si finalmente ocurre el escenario de desastre? ¿Cómo pueden los inversores invertir si creen en una ruptura, aunque tenga una baja la probabilidad? Se pregunta UBS. La respuesta simple es que no pueden. Invertir en un escenario de ruptura no ha garantizado ganadores dentro de la zona del euro. Las consecuencias para el crecimiento son terribles para cualquier escenario de ruptura. El riesgo de desorden civil cuestiona el estado de derecho y cuestiones básicas como los derechos de propiedad. Incluso los países que logren evitar las luchas internas y las divisiones, probablemente tendrán que utilizar controles administrativos para evitar posiciones extremas en sus mercados.
Fuentes: UBS
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