miércoles, 14 de septiembre de 2011

La salida de Grecia de la zona euro podría infligir un daño incalculable

La salida de Grecia de la zona euro podría infligir un daño incalculable en la economía europea, elevando el atractivo de las pujantes economías asiáticas y dejando al yuan como una divisa de reserva mundial. Estas son las conclusiones de un más que interesante artículo de Alan Wheatley en Londres. Hasta hace poco, la comunidad financiera ni siquiera analizaba las consecuencias de una ruptura del euro, bueno, en esos momentos parecía algo imposible.

Pero ya no. Las dudas sobre cuánto más se pueden endurecer las medidas de austeridad en una Grecia en recesión están creciendo día a día. Y a este incremento se le unen las dudas sobre cuánto tiempo la opinión pública y política en Alemania, el mayor contribuyente del fondo de rescate, apoyará a Atenas y a otros países de la periferia con préstamos de emergencia y compras de bonos del Banco Central Europeo.

Si el resultado de la creciente crisis es impredecible, también lo son las consecuencias.

Domenico Lombardi de Brookings Institution - un think tank con sede en Washington - dijo que las economías de la zona euro están tan interconectadas que la separación de uno de los 17 miembros abriría la caja de Pandora.

Grecia podría no ser expulsado del bloque rápidamente de manera quirúrgica. Los mercados entonces pondrían su mirada a Italia. Si Roma se viera obligada a salir entonces, los bancos de Francia - ya bajo la presión de financiación a corto plazo - se podrían desplomar a causa de su exposición a la deuda italiana.

“Sería casi imposible trazar una línea. Se podría crear un marco para una salida ordenada en circunstancias normales, pero hemos ido demasiado lejos para eso”, dijo Lombardi, un ex director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, que pone la probabilidad de una ruptura del euro en un 50 por ciento.

Haciéndose eco de esa opinión, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que un problema aún mayor que el de Grecia es lo que puede pasar si España e Italia son atacadas.

En una señal de los peligros que plantea esta crisis en la debilitada economía estadounidense, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, se dirigirá a Europa el viernes, por segunda vez en una semana, para una reunión sin precedentes con los ministros de Finanzas de la eurozona.

El mercado de CDS (protección frente a un incumplimiento de deuda) calcula que hay más de un 90% de probabilidades de un default en Grecia, dejando a un solo paso la salida del país de la eurozona.

Nicolás Spiro, director general de Estrategia de Spiro Sovereign, una consultora de Londres, señalaba que “el miedo y el pánico que esto causaría sería incalculable”. “El problema es que lo que le suceda a Grecia se percibe como un modelo para lo que podría suceder a otros países. Sería desastroso para Italia.”

La salida griega podría verse bien para el euro, dijo William Buiter, economista jefe de Citi. “Pero nos tememos, sin embargo, que sería un desastre financiero y económico, no sólo para Grecia, sino también por los16 Estados miembros de la zona euros y también tendría graves implicaciones económicas y políticas para el conjunto de la UE y la economía mundial”, dijo Buiter dijo en un informe publicado ayer martes.

El apetito por activos de refugio y el cierre de posiciones ante una ruptura de la Unión Monetaria Europea sería similar a las secuelas de la quiebra de Lehman, según Seamus Mac Gorain de JP Morgan Securities. En una nota a sus clientes, sostuvo que el dólar sería la moneda más beneficiada ante un evento “sísmico”.

“Por un lado, una mayor volatilidad llevarían a los inversores a volver a comprar monedas de financiación. En segundo lugar, la ruptura del euro socavaría la competencia con el dólar como moneda de reserva”, dijo Mac Gorain.

La fragmentación del euro también abriría la puerta a China para acelerar el uso internacional del yuan. Beijing comenzó a promover el yuan como moneda de facturación y liquidación después de la quiebra de Lehman provocando un drenaje de dólares para financiar el comercio. Las exportaciones de China se desplomaron, con un coste de millones de puestos de trabajo.

“Estratégicamente, ayudaría a impulsar la globalización del yuan”, dijo Ding Yifan, subdirector del Centro de Investigaciones para el Desarrollo, un grupo de expertos con sede en Beijing bajo el Consejo de Estado del gabinete chino. De hecho, Ding dijo que el riesgo era que el ritmo de internacionalización fuera demasiado rápido. “Esta es una oportunidad para China y también un desafío, ya que China no quiere ir demasiado rápido”, dijo.

Rob Subbaraman, economista jefe de Nomura de Asia con sede en Hong Kong, también cree que China probablemente acelere el uso del yuan más allá de sus fronteras, activaría líneas de swaps de yuanes y tomaría otras medidas para ayudar a las economías de Asia, si el euro se rompe.

Pero en el corto plazo, Asia no podrá escapar ilesa de una caída del euro. Casi todos los países de la región exportan más a Europa que a los Estados Unidos, y la exposición de los bancos europeos a Asia, excluido Japón, 1,4 billones de dólares, es tres veces mayor que la de los bancos estadounidenses.

Si hay una crisis, los inversores de EE.UU. y Europa serán castigados. “El riesgo de que los bancos europeos corten sus líneas de crédito en Asia podría ser muy grande”, dijo Subbaraman.

Eso es lo que sucedió después de que Lehman se declarara en bancarrota. Casi 80.000 millones de dólares abandonaron Asia en el cuarto trimestre de 2008 y el primer trimestre de 2009. Sin embargo, en los siguientes 18 meses, cerca de 500.000 millones de dólares volvieron a entrar, calcula Nomura.

“Si la crisis del euro hace que la historia se repita, los reflujos de dinero a Asia probablemente serán aún mayores, ya que los inversores descontarán que la región tendrá las mejores perspectivas”, dijo Subbaraman.

“La fortaleza relativa de Asia y Occidente es cada vez más fuerte en términos de fundamentales y margen de maniobra política”, dijo. Y esa podría ser una de las últimas lecciones de esta dura de la batalla por mantener el euro.

Fuentes: Alan Wheatley

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