La semana pasada conocimos un decepcionante dato de crecimiento del segundo trimestre en EEUU - una expansión de tan solo el 1,3% y un anémico gasto del consumidor del 0,1%. Los analistas de Business Insider comentan que aunque se consiga una solución transitoria al problema del techo de deuda americano, la falta de una solución a largo plazo del déficit hará empeorar las cosas en una economía que creen ya está en recesión.
Estados Unidos ya ha entrado en una segunda recesión, según los mismos analistas, puede que no sea tan mala como la primera. Los economistas dicen que la Gran Recesión comenzó en 2007 y duró hasta julio de 2009. Puede que así lo vean los economistas a través de los números, pero muchos americanos no creen incluso que en algún momento hubo recuperación. Una encuesta de Gallup muestra que el 29% de los ciudadanos creen que la recesión fue una depresión y el 26% señala que la recesión original se mantiene en 2011.
Quizás el argumento más poderoso para pensar que la recesión nunca finalizó o que ha comenzado una nueva es la persistencia del desempleo. Catorce millones de personas no tienen trabajo. Un tercio de ellas lleva en paro más de un año. El mes pasado la economía solo creó 58.000 empleos. Los expertos creen que la tasa de desempleo no mejorará significativamente hasta que EEUU consiga crear consistentemente 300.000 empleos al mes. Y, a ese ritmo de crecimiento tendríamos que esperar más de dos años para que la economía volviera a lo que tradicionalmente se considera unos datos de desempleo razonables.
Hay varias señales que apuntan a que se está desarrollando una recesión. La mayoría de ellas ya son fáciles de ver:
1. Inflación. No hay nada que dañe tanto a la confianza del consumidor como un rápido aumento de los precios. Starbucks incrementó recientemente el precio del café un 17% porque los precios mayoristas casi se han doblado durante el año pasado. Los precios de la ropa de verano han subido hasta un 20%. Los precios del algodón casi se doblaron en 2010.
2. Las inversiones comienzan a dar menos rentabilidad. Parte de la recuperación de la economía americana vino de la mano de la subida del Dow Jones. El índice ha repuntado desde los 7.000 en marzo de 2009 a 12.000. Sin embargo el mercado ha comenzado a caer en el último trimestre. Los bonos del tesoro a 10 años dan solo una rentabilidad del 3%. El oro fue una gran inversión el último año, pero ahora ha comenzado a aplanarse. El mercado podría no ser un gran aliado para los inversores durante bastante tiempo.
3. La industria del automóvil. Tras un fuerte repunte las ventas han comenzado a estancarse. General Motors publicó una caída de los ingresos del 1% de tasa interanual en mayo. Las ventas de Ford también cayeron. Una ralentización de las ventas de los coches no son solo una señal de baja confianza del consumidor, también puede ser un presagio de tiempos difíciles. Estas compañías perdieron cientos de miles de trabajos antes y durante la última recesión. Los fabricantes de autos acaban de empezar a contratar de nuevo, pero esa tendencia puede morir pronto si caen las ventas.
4. Los precios del petróleo. Los precios del crudo cayeron desde 140$ barril a menos de 50$ en la última recesión. Ese descenso hizo más asequible el combustible a consumidores y empresas, como las aerolíneas. Sin embargo el petróleo ya ha llegado a los 100$. Los presupuestos de los estadounidenses se han visto perjudicados por la subida del combustible.
5. El presupuesto federal. El déficit presupuestario federal ha diezmado cualquier posibilidad de adopción de otro paquete de estímulo económico que muchos destacados economistas, como el premio Nobel Paul Krugman, dicen es esencial para crear una completa recuperación. Un reciente informe de UBS predice que los gobiernos estatales y locales recortarán 450.000 empleos durante este año y el próximo.
6. La economía china está desacelerándose. Una desaceleración en la economía china probablemente cause una caída del apetito por los productos básicos y la energía, algo que es positivo. Pero la demanda de bienes y servicios en su creciente clase media también caerá. Los datos de PMI y las exportaciones de China ya han caído por el creciente endurecimiento de las condiciones monetarias. Sin un vibrante gasto del consumidor en China, las compañías americanas sufrirán.
7. Desempleo. El desempleo crea dos problemas inmediatos. La gente sin trabajo corta drásticamente su gasto, lo que afectará al final al crecimiento del PIB. El segundo es la necesidad de ayuda gubernamental a los parados de miles de millones de dólares cada año. Eso provoca un incremento del déficit y un efecto dominó en el que un mayor déficit cataliza recortes de gasto público que finalmente afectan al empleo.
8. El techo de deuda. El techo de deuda actual se sitúa en 14,29 billones de dólares. Probablemente se elevará antes de que el gobierno tenga que recortar servicios esenciales. La primera consecuencia de una reducción de la deuda es una combinación de mayores impuestos y menores servicios públicos. Impuestos más altos normalmente desaceleran la economía. Un gran número de economistas apuntan que la reducción del gasto por sí solo no mejorará sensiblemente el balance de EEUU. El incremento de los costes sociales y de salud derivados de un envejecimiento de la población, probablemente provocará la necesidad de subir impuestos. La subida de impuestos podría estancar el crecimiento económico de EEUU durante años.
9. Acceso al crédito. La falta de acceso al crédito ha dañado la actividad económica tanto de autónomos como de pequeñas empresas. Aunque las grandes compañías pueden pedir dinero a tasas muy razonables los bancos están mucho menos dispuestos a prestar dinero a compañías con menos de cien trabajadores porque a menudo su negocio depende de unos pocos clientes.
10. El mercado inmobiliario. Muchos economistas consideran a la vivienda como el mayor obstáculo al crecimiento de EEUU, y el mercado inmobiliario ha empeorado en los últimos meses. El sector de la construcción inmobiliario está en ruinas y las cosas están empeorando ante la caída del precio de los inmuebles a mínimos multianuales. No hay síntomas de alivio porque los compradores potenciales creen que la erosión en los precios no ha finalizado.
fuente:lacartadelabolsa
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