Ya estamos otra vez, por todos los lados: la culpa la tienen los salarios, el que están vinculados con la inflación, el que no lo estén con la productividad. Más. Si los salarios bajasen aumentaría la ocupación, crecería la competitividad, la economía española se recuperaría. Bien, conocen mi postura: echar la culpa a los salarios es lo fácil: los salarios no tienen ni voz ni voto, abordar el problema de la economía española: su modelo productivo, es infinitamente más complejo y, al margen de que sea posible, o no, se tocan elementos que sí pueden defenderse, y mucho.
Vamos a ver, de la misma manera que Uds. leyeron aquí que la reforma laboral iba a fracasar (recuerden que su objetivo primigenio era rebajar la tasa de temporalidad), también aquí han leído que la demanda de trabajo aparece cuando se necesita … en base a que existan necesidades reales de factor trabajo, es decir, no se puede crear demanda de trabajo por ley. Y no se puede independientemente de cuál sea el nivel salarial.
Lo anterior se da en todas partes, pero aquí más: el modelo productivo español (¿se han dado cuenta de que ya no se habla de eso?: ¿se habrá admitido que en incambiable?) es intensivo en factor trabajo -estacional, mucho de él- y muy bajo utilizador de factor capital, luego la demanda de trabajo contratará el trabajo que en cada momento necesite; si la oferta de trabajo es muy elevada lo que conseguirá esa demanda es que los salarios tiendan a la baja … máxime si paralelamente se implemente una reforma laboral que lo que persigue verdaderamente es la reducción de los costes laborales.
El mensaje es diáfano: ‘Aceptad que los salarios se desvinculen del nivel de precios y la demanda de trabajo crecerá; asumid que los salarios se liguen a la productividad y los bienes que España produzca serán más competitivos; interiorizad que los salarios tienen que descender en términos monetarios y aumentará la confianza de la inversión internacional en España y la prima de riesgo española disminuirá’. Ya lo saben: estoy en total y absoluto desacuerdo con esos planteamientos: el problema de la economía española no son los salarios.
La realidad, pienso, es mucho más simple y mucho más terrible: la tasa española de desempleo del factor trabajo no va a descender significativamente porque no puede hacerlo; ¿por qué?, pues porque hay una parte de la población activa española que ni es necesaria ni lo será en el futuro; ¿por qué?, pues porque un modelo productivo como el español intensivo en factor trabajo y con una baja utilización de capital no es el idóneo para una situación como la presente y menos para la futura en la que serán necesarias elevadísimas productividades a fin de optimizar el uso de los recursos; ¿por qué?, pues porque un modelo productivo como ese es característico de una estructura de PIB de bajo valor añadido. Y ya hemos llegado al final.
Pienso que se está lanzando una idea que no lleva adonde dice que apunta. La tasa de desempleo no va a descender en España porque la demanda de trabajo no va a aumentar, y la población española va a empobrecerse porque la renta disponible va a continuar bajando, y como ya no van a concederse créditos a mansalva, la sensación de empobrecimiento va a ser incluso mayor. Y si me dicen que se está diciendo esto porque no hay otro argumento para bajar los salarios, pues vale, pero continuaré pensando que el mensaje no sirve para lo que se pretende.
‘Recuperación’ ya significa otra cosa diferente a lo que significaba en los 70, o en los 80, o en los primeros 2000. ‘Recuperación’ hoy es productividad obtenida a base de capital, es tecnología, es alto valor añadido, y, ¡evidentemente!, es salarios elevados, altas remuneraciones. Y con altísimas tasas de ocupación de la población activa -muy cualificada- que sea necesaria. ¿Qué tiene eso que ver con lo que está sucediendo en España, con lo que se está hablando del futuro que le espera a España?. Pienso que poco.
El pasado Viernes un lector me remitió un mail. Al texto acompañaba una estrofa del soneto de Francisco de Quevedo ‘Miré los muros’.
“Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía”.
¿Lo único cierto?, que el tiempo de ‘el trabajo’ ha pasado: cada vez hace falta menos, cada vez es necesaria una menor cantidad, cada vez la mayoría del trabajo tiene que ser más barato, en todas partes, pero aquí más. Esa, pienso, es la única verdad.
(Si están pensando: ‘Si un estudio dice que el número de trabajadores en negro es de cuatro millones y la EPA dice que el desempleo afecta a casi 4,7 millones de trabajadores …’, no sigan por ahí el razonamiento sería incorrecto, otra cosa es que a álguienes les interese que se razone así).
(¿Se han dado cuenta de que desde hace unos meses un día se dice ‘digo’, la semana siguiente se hace como si se hubiese dicho ‘Diego’, a la próxima lo que se ha hecho se justifica por otra razón diferente y porque se buscaba un objetivo totalmente distinto al que se dijo y, sin embargo, una semana después ya se dice otra cosa?; el método incluso se está aplicando a cosas del pasado: es como si se estuviese reinterpretando la Historia. Los motivos de la Reforma Laboral y las razones por las que la UE no va son ejemplos de eso. Este modus operandi va a más: es útil, se dice algo, se piensa en ese algo, se hace otra cosa, se reinterpreta todo, se justifica lo que convenga en cada instante. ¡Lo que vamos a ver y a oír en los próximos meses!).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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