El presidente del Gobierno, en busca de confianza. “Estamos convencidos de que se puede concluir la reestructuración del modelo con la participación del capital privado y, quizás, con un recurso limitado de fondos públicos”.
En mayo del año pasado, los temores sobre el estado de la economía española colocaron a la eurozona al borde del desastre financiero y sumieron al Gobierno y a su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, en una grave crisis. A mediados de año, el presidente español comenzó a salir de un periodo de aislamiento en el que había estado inmerso. Para entonces, la UE y el FMI habían acudido al rescate de Grecia. También habían reunido un fondo de emergencia de 750.000 millones de euros por temor a que Portugal, Irlanda y España, esta última superior en tamaño a las otras tres economías juntas, necesitaran ayuda si los mercados de deuda les cerraban las puertas. Ocho meses después, en los que ya se ha producido el rescate de Irlanda, Zapatero y su Ejecutivo han hecho todo lo que los mercados financieros, junto con la UE, el presidente de EEUU, Barack Obama, y el FMI, les han exigido para recortar el deficit.
Los inversores, sin embargo, siguen estando nerviosos. Aunque son conscientes de que España está abordando los problemas del gasto público, se preguntan qué medidas va a tomar el Ejecutivo para evitar que el mal estado de las cajas acabe hundiendo a la economía del país. Aunque la burbuja inmobiliaria de España no tiene la envergadura de la de Irlanda y sus bancos están mejor regulados, los inversores temen que el alcance de las pérdidas del sector bancario no se haya reconocido en su totalidad. Hasta ahora, España sólo ha inyectado unos 15.000 millones de euros a sus bancos, el equivalente al 1,5% del PIB.
El toro por los cuernos
Zapatero, a quien se acusó de tardar demasiado tiempo en reconocer la crisis y en reaccionar, parece ahora decidido a coger el toro por los cuernos. Consciente del destino de Irlanda, está haciendo lo posible por emprender una rápida recapitalización de las cajas. El presidente espera que, una vez resueltos los males que aquejan a las cajas, la quinta economía más grande de Europa salga por fin de los casi tres años de tensiones y continuas crisis de su industria financiera. “Estamos reformando nuestro sector financiero; es la reforma más ambiciosa que se ha hecho en los últimos veinte años en este sector”, declaró con firmeza Zapatero en una entrevista concedida a Financial Times.
La primera fase del proceso, controlada por el Banco de España, ya ha concluido. El número de cajas, que representan la mitad de los activos bancarios del país, se ha reducido de 45 a 17 a través de una serie de fusiones.
Disipar las dudas
Hasta ahora, la recapitalización se ha llevado a cabo a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), dotado con hasta 99.000 millones de euros. No obstante, Zapatero, sus asesores y los ministros de su Gabinete creen que el próximo paso fundamental, consolidar la fortaleza de su capital, requerirá de la intervención del sector privado. “Tenemos que concluir el proceso de reestructuración del sistema financiero para disipar todo tipo de dudas sobre la solvencia soberana del sistema. Estamos plenamente convencidos de que se puede hacer fortaleciendo el sistema con capital privado y, quizás, con un recurso de capital público limitado”, asegura el presidente.
Los banqueros españoles y los analistas extranjeros dudan de que los inversores privados se muestren tan entusiastas y estiman que el Estado, con la ayuda del Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (Frob), tendrá que inyectar entre 20.000 millones de euros y 120.000 millones de euros para limpiar los balances de las cajas en peor situación, que podrían ser parcial o totalmente nacionalizadas.
España hasta ahora no parece dispuesta a obligar a que los acreedores bancarios a compartir las pérdidas y Zapatero no ha dado indicios de querer modificar esta política. Los banqueros reconocen el hecho de que el presidente se haya decidido por fin a abordar un problema que afectaba a todas las entidades financieras del país, a excepción de las más sólidas: colocar deuda a largo plazo en los mercados. Zapatero se encuentra ahora mismo en una posición contradictoria para un líder socialista, en la que se lleva a cabo una privatización del sector bancario y se toman drásticas medidas de recorte del gasto. Con esta última iniciativa y el incremento de impuestos, el deficit debería caer del 11,1% del PIB registrado en 2009 a menos del 9,3% el año pasado y al 6% en 2011.
Reducción del déficit
El presidente ya ha comenzado a introducir otras medidas para aumentar la competitividad de la economía, entre las que se incluyen una modesta liberalización del mercado laboral y la ampliación de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años. “Reformas, reformas, reformas”, así resume el presidente su agenda. La crisis ha supuesto dificultades para el centro-izquierda en Europa, debido tal vez a la idea tradicional de que los socialistas gastan dinero en lugar de ahorrarlo. Pero Zapatero no cree que el clima de austeridad vaya a suponer un castigo para el centro-izquierda. Haciéndose eco de las declaraciones de Nick Clegg, el líder liberal demócrata británico y viceprimer ministro, expone que la reducción del déficit es un proceso progresivo, ya que la alternativa es endeudar injustamente a las “futuras generaciones”.
fuente: http://www.expansion.com/2011/01/16/economia/1295216766.html
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