Estoy en total desacuerdo con lo que plantea el economista jefe del BM: que en las crisis el salario mínimo es enemigo del empleo. Y lo estoy por dos motivos: 1) hoy la demanda de trabajo ha dejado de ser función del salario, y 2) la tendencia de la demanda de trabajo es decreciente. (http://economia.elpais.com/economia/2015/10/07/actualidad/1444224526_134643.html).
Meter a Marx en el razonamiento que hace el Sr. De La Torre pienso que no tiene sentido porque la segunda mitad del Siglo XIX no tiene nada que ver, pero nada, con la segunda década del XXI. En tiempos se Marx existía una relación directa entre demanda de trabajo y PIB; cierto es que la I Revolución Industrial había reducido las necesidades de factor trabajo, pero seguía cumpliéndose la regla de que para generar más PIB hacía falta más factor trabajo, pero hoy no. Hoy es posible generar más PIB con menos trabajo y menos PIB con muchísimo menos trabajo.
Porque el acento hoy no se halla en el trabajo, sino en la productividad; y la productividad aumenta con tecnología, es decir, con capital, y con mejoras organizativas, es decir, con conocimiento, es decir, con capital. Y la demanda de trabajo se guia por sus necesidad de trabajo, no por el precio de este.
Lo cierto es que aceleradamente se está yendo hacia un enorme excedente de población activa y susceptible de serlo, es decir, un escenario en el que la oferta de trabajo ya es muy superior a la demanda de trabajo y muchísimo más va a serlo a medida que se abarate y simplifique la tecnología, y por mucho que el salario baje el desempleo estructural va a ser monstruoso.
Con el planteamiento del Sr. De La Torre los beneficios los obtienen quienes demandan trabajo ya que equivale a legitimar aquel ‘Y yo ¡por menos!’ decimonónico, así como aquella afirmación de la Sra. Canciller alemana de que ‘Cualquier trabajo es mejor que ningún trabajo’, aun asumiendo que ‘algún trabajo’ no es generalizable a toda la oferta de trabajo independientemente del salario porque cada vez existen menos puestos de trabajo disponibles.
Supongo que es para que las ciudadanías se conformen con su situación o para dar falsas esperanzas a personas desesperadas, o para ganar migajas de competitividad a costa de los trabajadores rebajando su salario, otra explicación no encuentro a este razonamiento; desde luego para lo que no sirve en absoluto es para que el desempleo disminuya.
Porque la única manera de reducir el desempleo es disminuyendo la población activa, es decir, la oferta de trabajo.
(Aprovecho. No entiendo como el economista jefe del BM puede decir que es un misterio lo que le sucede a Brasil, pienso que está diáfano como el agua cristalina. Lo que le sucede a Brasil es que su economía ha sido y es absolutamente dependiente de la evolución de resortes que Brasil no controla, por lo que su capacidad de hacer ha sido y es prácticamente nula, y más ahora en un mundo postglobal. Lo que le pasa a Brasil pienso que lo explicó muy bien Paul A. Baran en su obra (de 1957) “La Economía Política del Crecimiento”; a lo que dijo Baran añadan ordenadores, Internet, buques Panamax, deuda impagable y un par de cosas más y tenemos lo que hoy está sucediendo en el mundo mundial).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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